El caso del director Jordan Peele es un caso interesante.  Es un director que se le ama o se le odia, pero no hay partes medias, y lo mismo pasa con sus películas.  En esta ocasión, “Noup” no es la excepción y cuenta con las mismas críticas dispares por parte del público.

Primero debemos dejar claro que el género del “terror” u “horror” va más allá de un ente paranormal matando personas, o algún asesino loco, o una casa embrujada.  De hecho, puede ser tan amplio como los subgéneros que tiene la música metal en donde la más mínima inclusión de algún elemento nuevo puede abrir la puerta a otro género.  Jordan Peele juega mucho con las inclusiones de otros géneros dentro de su cine.  Todas convergen en el terror psicológico, y en el caso de “Noup” también tiene ciencia ficción, algo de aventura y un poco del característico humor del director y de paso, de sus respectivas críticas.

En “Get Out” criticaba abiertamente el racismo, donde en resumen, los blancos quieren ser dueños de los cuerpos de los negros por sus condiciones físicas y dejándolos a ellos como meros espectadores, pero en “Us” (“Nosotros”) la crítica iba hacia el privilegio americano, donde criticaba de forma contundente las clases sociales y en donde dividía a las mismas personas por ello.  Aquí en “Nope” la crítica es, y valga la ironía, la necesidad de querer convertir todo en espectáculo y como vivimos en una sociedad carente de criterio y de consumo rápido y fácil.

El estilo del director es el de siempre.  Un estilo único, bien cuidado, lleno de colores y matices, de hermosos encuadres geométricos y actuaciones multifacéticas.  Donde el timing del terror y el humor está medido al milímetro.  Su estilo no busca el miedo fácil por algo que apareció en pantalla, sino que busca el horror en el miedo generalizado de que estamos viviendo en ello.

Decir de qué trata es desvelar mucho, e invitar a ver el tráiler es dañar momentos que son mejor verlos en el filme (por eso solo voy a poner aquí debajo el teaser).  Esta película en realidad ofrece un cuestionamiento irónico de la idea de espectáculo, de la peligrosa relación que hemos desarrollado con aquello que desafía nuestra razón y que queremos controlar y mercantilizar. Nos invita a hacernos varias preguntas: ¿hasta qué punto es ética nuestra insaciable afición por la imagen?, ¿hasta dónde podríamos llegar para documentar con los ojos o la cámara aquello que trasciende lo ordinario? Es por la naturaleza de estas preguntas que «Nope» debería entenderse por lo menos en un doble plano.

El director estira el esquema clásico del cine de intriga y sostiene las dudas del espectador hasta bien entrado el segundo acto. Hasta entonces, solo vemos, oímos y -sobre todo- intuimos pedacitos de una historia. Todo perfectamente aderezado con muy buenos diálogos, grandes personajes, brillantes toques de humor y un uso magistral del sonido. El desenlace del segundo acto es antológico. Las dudas se disipan en cuestión de minutos. En el tercer acto la película ya va lanzada y su formalización es, a mi modo de ver, lo más convencional del film.  Porque Peele, lo mismo que está criticando lo establece aquí para que el espectador sienta el engaño y de paso, la burla del director.

“Nope” es sin duda una interesante película que invita al espectador a pensar, analizar y ver mas allá de lo convencional para leer lo que el director establece.