Cuando en 1973, George Lucas empezó a escribir un guión inspirado en “La Fortaleza Escondida” de Akira Kurosawa, nadie pensó que en 1977 sería un éxito tan grande que haría que los estudios se pongan a buscar (y aprobar) cualquier guión de ciencia ficción.
Hasta entonces, la mayor parte de productoras habían desdeñado la ciencia-ficción como un subproducto para públicos minoritarios y de gusto poco refinado. De ahí que Fox le haya dado el visto bueno al guión firmado de un tal Dan O´Bannon y que se titulaba “Star Beast”. Sin embargo, a pesar de tener ese libreto listo, ningún director se motivaba a llevarlo a la gran pantalla. Se le ofreció a Peter Yates, pero este declinó con amabilidad, luego se llamó a Walter Hill pero este acababa de terminar con “The Warriors” y se negó, pero sí se mostró interesado en producir. Y así fueron ofreciéndo la idea a otros pero ninguno aceptó.
Así que casi como última opción cuando se le ofreció a Riddley Scott, este se mostró poco interesado (y más sabiendo que el famoso director Jack Clayton, quien había hecho “El Gran Gatsby” había dicho que era “otra estupida pelicula de monstruos”), sin embargo la juventud de Scott, su osadía y ambición, le dio la visión necesaria para darse cuenta que estaba ante algo que podía explotarse igual que pasó con Star Wars.
“¡Me impresionó tanto! Era novedosa, sensual, valiente… La vi tres veces seguidas y seguía encontrándome. Es una obra cumbre del cine, una de las 10 mejores películas que he visto jamás […]. Esa combinación de 2001, un hito que mostraba la ciencia-ficción como yo pensaba que debía ser, y la guerra… me convenció de que había un gran futuro en el género” dijo en una entrevista cuando se hablaba de Alien.
Cuando el productor Sandy Lieberson le hizo llegar el guión a Ridley Scott, la preproducción se encontraba bastante avanzada. También el presupuesto. De 4,2 millones de dólares pasó a tener 8,5, gracias a los increíbles storyboards que dibujó el director y a la promesa de estar ante otro éxito como el ya antes mencionado. Sin embargo esto no fue garantía de nada y Scott tuvo que recurrir a métodos caseros.
“Al usar niños el decorado parecía dos veces más grande de lo que realmente es”, fue su justificación para enviar a sus niños a bordo de la Nostromos con una cámara detrás. ¿El huevo primigenio el cual escupe al bicho? Sus manos están embutidas en guantes de látex.
Pero, ¿dónde dejamos una de las cosas más importantes de este filme, como es su tripulación? Iban de lo semidesconocido (Sigourney Weaver), a clásicos como John Hurt o Harry Dean Staton. A Bolaji Badejo lo contrataron en un bar por su altura para que se metiera dentro de un traje e interpretará al ya famoso xenomorfo.
Pero todo cambia con la ESCENA. En una película llena de momentos inolvidables, sin duda la más recordada es la simpática y espontánea aparición del quebrantapechos surgiendo del interior del desaparecido John Hurt. En un especial que realizó la revista Empire por el 30 aniversario del filme de Alien, Sigourney Weaver recordaba que la secuencia fue deliberadamente eliminada del guión: “Todo lo que se leía era: ‘Esa cosa emerge”. Para Scott, era fundamental que se mantuviera el misterio: “Las reacciones iban a ser lo más difícil de obtener. Si un actor sabe que debe expresar miedo no puedes obtener su auténtica y cruda mirada de terror”.
¿La solución? Rodaron con cuatro cámaras, en un espacio mal iluminado, de tal manera que los actores no vieran que John Hurt se encontraba bajo la mesa, ni que dos miembros del equipo empuñaban bombas compresoras para salpicarles con sangre y vísceras reales. Weaver recordaba: “Todo el mundo llevaba chubasqueros. Debimos imaginarnos algo. Y, dios, el olor. Era muy desagradable”.
Se entiende así mejor que, con ese presente, su futuro distara mucho de ser tan luminosamente aséptico como el de 2001. “Para mí, los personajes debían ser como camioneros del espacio. Su trabajo era para ellos algo rutinario. Al final de los viajes, las naves especiales debían estar destrozadas, llenas de grafitis y ser incómodas. No diseñamos el Nostromo como si fuera un hotel, la verdad”. Y para Scott esto era fundamental, porque aquí hacía una crítica social y política (claro, porque el guión se lo permite).
Y luego está, por supuesto, ella. Ha habido otras películas legendarias protagonizadas por mujeres poderosas, desde El demonio de las armas a Johnny Guitar, pero nunca ninguna tan icónica como la teniente Ripley, con una Sigourney Weaver capaz de sobrevivir tanto a “un perfecto organismo” como a la imbecilidad de sus compañeros masculinos. Tal vez sea porque su presencia coincide con el apogeo del movimiento feminista moderno, tal vez porque ningún otro personaje ha sido tan glosado por los estudios de género, de Barbara Creed a Elizabeth Hills. El caso es que Scott reconocía no saber lo que hacía cuando desde Fox le sugirieron que la protagonista fuese una mujer. “Pensé que era una buena idea, pero no me di cuenta de lo importante que era hasta que rodé Thelma y Louise”.
Yaphet Kotto, el mecánico de la nave, intentó ser el séptimo y último en morir hasta el último día de rodaje. Porque, sí, en la idea original de Scott, allí no quedaba vivo ni el gato. Así se lo contaba a Entertainment Weekly: “El alien entraba, Ripley le clavaba un arpón y no pasaba nada. El alien le arrancaba la cabeza de un manotazo e imitaba la voz de Tom Skerritt, el capitán Dallas, enviando un mensaje de socorro”. Todo esto hasta que un directivo de Fox amenazó con despedirlo si grababa ese final, por lo que tenemos el que ya conocemos (y dando oportunidad a otros directores a mostrar su amor por la saga).
La recepción del filme fue fantástica, y aunque buena parte de la crítica la consideró demasiado violenta y vacua, el público acudió en masa bajo el reclamo de ese póster icónico de Gips Balkind. Recaudó más de 200 millones de dólares y cambió para siempre el género, aproximando terror gótico y ci-fi y, sobre todo, construyó una de las mayores heroínas de la historia de la ficción: esa fue Ripley, “última superviviente del Nostromo. Fin de la transmisión”.