Para nadie es secreto que Disney ha dedicado los últimos años a explotar la nostalgia de sus éxitos. Por esa razón hemos visto remakes en live action de Dumbo, La Sirenita, Pinocho y Mulán, así como la próxima en salir, Lilo y Stitch. En esta ocasión, Disney apuesta a El Rey León, uno de sus mayores éxitos de todos los tiempos, tanto a nivel de taquilla como por su legado cultural. Así, decide hacer una precuela “live action” (realmente animada) narrando la historia de Mufasa, el noble e inspirador padre de Simba, su protagonista.
Mufasa, dirigida por Barry Jenkins (Moonlight), como es de esperar, toma mucho de la original para traer de nuevo una estructura narrativa que, aunque predecible, funciona en última instancia, pese a un fotorrealismo tan intenso que desconecta a la audiencia. Y es que parecemos estar ante un documental de Animal Planet o NatGeo, implementando simulaciones físicas en las que los elementos interactúan con la cámara virtual, pero todo esto, con animales que hablan. Y cantan. Dicho realismo también les juega en contra: llegan momentos en los que se dificulta saber quién es quién, ya que perseguir la exactitud hace que todos los leones se parezcan bastante, con excepción de los villanos.
Las canciones, compuestas por Lin Manual Miranda, quien ya ha colaborado con Disney en Moana, The Little Mermaid y Encanto, no son malas, pero tampoco podemos destacan ni llegan a ser sombras de los clásicos Hakuna Matata o I Just Can’t Wait To Be King. No son mediocres; simplemente son fáciles de olvidar, incluso el viral en TikTok I Always Wanted a Brother (“That’s not a stray, that’s my brotha”).
En la música también viene lo que yo personalmente considero su mayor fallo, no tanto artístico, sino técnico: en muchas canciones, apenas podemos entender lo que dicen los personajes ya que el volumen de la orquestación está muy por encima de las voces; no sé si esto haya sido exclusivo del cine donde la vi, pero en ese sentido, la experiencia fue muy distrayente.
No pueden faltar los icónicos Timón y Pumba en su rol de alivio cómico, aunque con un humor obviamente más pensado para los adultos nostálgicos que para las jóvenes nuevas audiencias, lo cual nos hace preguntarnos: ¿para quién es esto? ¿realmente es para nuevas generaciones o para los niños que crecieron con ellos? ¿para ambos? Rafiki, en cambio, se mantiene como un personaje más ecuánime, con momentos divertidos, y se presenta como el narrador una historia obviamente pensada muchos años después de El Rey León. Esto es especialmente notable en algunas decisiones narrativas que contradicen el desarrollo que personajes como nuestro protagonista, debería tener al momento de la película original.
En general, Mufasa es una precuela que nadie pidió, una más de varios intentos de Disney revivir su gloria pasada a través de sus clásicos, con pocos elementos destacables, pero que funciona como entretenimiento familiar y confort para quienes aman la franquicia.