“Antidisturbios” es una miniserie del 2020 creada por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña (los dos que crearon “As Bestas”), y en la cual también hacen de directores y guionistas.

La serie narra como un equipo de antidisturbios de la policía es enviado a realizar un desahucio en el centro de Madrid.  A la llegada al lugar, este equipo se dará cuenta que no la tienen fácil, provocando que el desalojo se complique provocando una tragedia.  Esto hará que un equipo de Asuntos Internos de la Policía se encargue de investigar lo sucedido, destapando así una caja de Pandora.

Primero hay que aplaudir la dirección por parte de Sorogoyen, quien detrás de cámara no defrauda absolutamente nada y con destreza y unos virtuosos planos secuencia, logra mantener la acción y el suspenso.  Es increíble como logra escenas en donde uno se quede al borde del asiento, mientras vemos al director incluir elementos en momentos en donde cualquier cosita puede hacer que los protagonistas estén en peligro, haciendo que tanto el espectador como el personaje están en constante estrés.  Además de que su forma de grabar es como una simulación de found footage pero sin serlo, para que nosotros detrás de pantalla nos podamos sentir como parte del equipo.  Una apuesta en escena milimétrica desde la planificación hasta el momento de dar la acción en el set con un trabajo de cámara impecable.  Alabanzas debería recibir la escena cuando el equipo es enviado a las afueras de un estadio de fútbol.

Lo segundo a destacar en “Antidisturbios” son las increíbles actuaciones.  Raúl Arévalo (La Isla Mínima), Roberto Álamo (esa escena cuando tiene el ataque de ansiedad es increíble) y Raúl Prieto, se roban la pantalla con cada una de sus escenas, siendo estos dos últimos los personajes con peor desarrollo de guión, demostrando que a veces una cosa no va de la mano de otra.  En menor medida queda Patrick Criado, que apenas dura unos cuantos capítulos o Hovik Keuchkerian, que a pesar de tener un gran protagonismo, nuevamente el guión no les hace justicia y no ayuda.  Ni hablemos de Vicky Luengo, a quien se le maltrata en momentos claves.

Porque el problema de la serie son en el guión y la parte de los diálogos donde la serie no alcanza la excelencia que para mí sí tiene la dirección. El formato serie viene muy bien para poder indagar algo más en los personajes principales, pero el desarrollo es tremendamente caótico, haciendo que en un capítulo veamos a un personaje ser de una forma pero en otro verlo totalmente distinto.  Lo peor es que la serie trata de hacer unos cuantos giros de guión, que tal vez en la idea eran interesantes pero cuando son llevado a cabo, con este guión y sus defectos, hace que uno esté totalmente perdido de que acaba de ver o peor aun, no entender el porqué el personaje lo hace porque no va con lo que nos han planteado desde el inicio.

Antidisturbios

En cada mirada y en cada silencio hay un mensaje, siendo una serie que cumple técnicamente, pero que también ofrece un trasfondo que va más allá y no se conforma con el típico blanco o negro, apostando por el gris, en una decisión tan valiente como acertada.

En el apartado técnico, tenemos al frances Olivier Arson, ya colaborador del director y en las cinematografía a Alex de Pablo, otro colaborador del director y que es quien ayuda en tomar esos excelentes planos que parecen parte del found footage.

“Antidisturbios” es una excelente serie y muy disfrutable, que hace que sea una verdadera pena que conjugando estos elementos, el guión tenga unos fallos muy marcados que hacen que pierda valor (pero no fuerza).

Veredicto

Si tienes algún recelo después de todo lo expuesto, sólo te digo: pruébala, dale 15 minutos. A mí me convenció enseguida y no dejó de ganarse mi interés y admiración en ningún momento.

8 / 10

He decidido ver la filmografía de Rodrigo Sorogoyen, y ahí debe incluirse una de sus últimas obras: As Bestas.

El filme, con guión de su fiel colaboradora, Isabel Peña, narra como Antonio y Olga, una pareja de esposos que tienen años viviendo en Galicia.  Y aunque su estilo de vida es tranquilo, la convivencia con sus vecinos no lo es tanto, y termina de subir la tensión cuando los hermanos Anta, una familia vecina, interrumpe. A estas alturas podemos echar la vista atrás y encontrar rasgos comunes en el universo de Sorogoyen. Está claro que se siente más cómodo en el thriller que en ningún otro género, ya que es ahí donde mejor lucen todas sus virtudes como cineasta. Se pueden apreciar, además, temáticas comunes en su filmografía. Es evidente que a Sorogoyen le interesa mucho el concepto de justicia, o más bien, cómo reacciona un individuo cuando lo que él entiende por justicia entra en conflicto con el orden establecido (algo parecido a lo que se ve en “Antidisturbios”).  También parece muy proclive a explorar la naturaleza violenta del ser humano, y en ese aspecto me recuerda mucho a David Fincher.

As Bestas

Sorogoyen y Peña, son plenamente conscientes de las convenciones del género, lo que les permite jugar con ellas. A veces cumplen con las expectativas, a veces las subvierten, lo que crea en el espectador una sensación de incertidumbre.  Entiende cómo funcionan los tempos de la intriga. Su trabajo de cámara es impecable. Sabe cuándo parar el movimiento y cuándo inyectar vigor y adrenalina. Construye la tensión con paciencia, a ritmo de diálogos punzantes cargados de pasivo-agresividad. Los tres planos más largos son tres conversaciones.  Todo funciona para ser uno de los mejores filmes del director, pero patina un poco.  A veces creo que es el guión, a veces creo que es la dirección, a veces creo que es ambas.  A veces me gustaría creer que el problema ha sido mío, como espectador, que tal vez no estuve a la altura del filme pero vuelvo a sentarme y analizar “As Bestas” y me doy cuenta que el problema está en ellos.

Me explico: El punto de partida argumental me gusta, creo que es una buena historia. Hay tensión, y ésta va en aumento. Bien. Luis Zahera empieza a robar la película progresivamente desde el minuto uno. Hacia la mitad del metraje, cuando vamos por hora y pico, Sorogoyen ha manejado los tiempos a la perfección, y el nivel de violencia subterránea está tan alto, que ya a medio visionado me pregunto cómo podrá seguir creciendo esto, pero de repente hay un quiebro. La película rompe y se vuelve en algo diferente. Podría estar justificado, ser original etc… pero a mí no me convence porque es un momento en que, el espectador se queda a cuadros, estupefacto, y mientras va resolviendo en su cabeza lo que ha sucedido, el nivel de la película va bajando entonces, ¿donde está todo el nivel de tensión? ¿Por qué no sigue aumentando?

La historia de “As Bestas” se divide en dos partes con un punto de inflexión. Dichas partes son de diferente duración cada una, siendo aproximadamente la primera dos tercios del total. Esta primera parte más larga es la de más tensión, mientras que en la segunda parte, que es la que camina hacia el desenlace final, sin prescindir también de tensión e intriga, cobra protagonismo cómo todos los hechos diseccionan el alma y forma de ser del personaje de la mujer francesa Olga interrelacionando sobre todo con otro personaje que en esta parte se convierte también en protagonista y que es su hija Marie.

En primera instancia, quiero destacar al fabuloso elenco que conforma esta película, muchos de ellos han sido un descubrimiento para mi y no concibo otra idea que no pase por elogiar el tremendo esfuerzo escénico que ha tenido cada uno de los personajes en esta película, sin dejarme ninguno en el camino. Denis Ménochet se come la pantalla de principio a fin, prácticamente haciendo que la película sea suya, acompañado de un increíble Luis Zahera como principal y un soberbio Diego Anido.

En conclusión, ‘As Bestas‘ es un buen drama, que destaca por su fascinante reparto y sus momentos de tensión, perdiendo algo de interés y garra en los momentos de calma o en su media hora final. Creo que le habría venido genial durar veinte minutos menos, pero todo no se puede tener.

Veredicto

A pesar de todo, vuelve a ser una buena película de Sorogoyen, que no llega al nivel de sus anteriores propuestas, pero que sigue siendo digna de atención y recomendación.

7 / 10

El género de acción evoluciona cada cierto tiempo, y la última vez fue con la saga “John Wick”.  Dev Patel que no es tonto, trato de sacar lo mejor de esto para su debut con “Monkey Man”.

Las decisiones que toma Patel como director en Monkey Man son, en casi todo el metraje, arriesgadas, con multitud de planos detalle llenos de sangre y miradas de odio y dolor.

Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención de la película, de hecho, es una de las decisiones de guión: incluir algún toque cómico, que aunque escaso, resalta mucho sobre la seriedad y crudeza del relato en sí. Como si los propios guionistas (entre ellos Patel), supieran de lo cliché de su historia y quisieran dejar claro al espectador que eso ellos también lo saben, pero que eso no va a impedir que hagan la película que quieren hacer.

La historia de “Monkey Man” es una historia de venganza de manual: un chico (Dev Patel) al que nunca le conoceremos el nombre, busca venganza por la muerte de su madre.  Lo que, a priori, era menos previsible, especialmente cuando hablamos de una ópera prima, es la sólida narrativa de la que hace gala una ‘Monkey Man’ que encuentra en ella su gran virtud y su principal seña de identidad junto a su atmósfera y su inesperado discurso sociopolítico; elementos que, en última instancia, llegan a dejar la acción en un segundo término de un modo que hace ganar enteros al conjunto.  Y es que esta narrativa visualmente impactante, captura la esencia y la energía de la India contemporánea desde la clase alta hasta la clase baja.  La ciudad metropolitana moderna y los callejones más sombríos.

Si bien las actuaciones son en su mayoría regulares, destacan algunos momentos de intensidad y emotividad por parte del elenco. El protagonista, interpretado por Dev Patel, ofrece una actuación sólida que transmite la determinación y el conflicto interno de su personaje. Sin embargo, algunas interpretaciones secundarias podrían haber sido más convincentes para profundizar en la complejidad de la historia.  Tal vez es la falta de costumbre a ese cine de Bollywood, muy teatral como el asiatico, que hace que uno conecte un poco más de lo usual.  El aspecto técnico es uno de sus puntos más fuertes, destacando especialmente la magnífica cinematografía y el cuidado montaje. Las imágenes capturan la belleza y la diversidad de la India, mientras que el montaje dinámico contribuye a mantener el ritmo y la tensión de la narrativa. En conjunto, el aspecto técnico eleva la experiencia visual de la película y la hace memorable.

Monkey Man

El primer tercio de metraje opta por fragmentar de forma muy inteligente su narrativa con flashbacks incompletos que se intercalan con el presente del héroe, generando cierto caos deliberado que permite a ‘Monkey Man’ ahorrar en exposición oral y dejar que sea el espectador quien vaya atando cabos de forma proactiva, fomentando el diálogo en ambas direcciones entre público y pantalla.

A día de hoy, lo mejor que puede hacer una película de acción como esta es ofrecer una propuesta única y lo más íntima —para su creador— posible, y ‘Monkey Man’ supura el suficiente mimo escena tras escena como para permitir ver proyectada la figura de Dev Patel en cada uno de sus fotogramas, permitiéndonos recorrer sus raíces familiares y culturales mientras se reivindica como la gran estrella de acción en ciernes a la que acompañar a partir de ahora.

Veredicto

Ofrece un viaje emocionante y visualmente impresionante a través de las calles de la India, explorando temas de redención, justicia y lucha contra la adversidad. Aunque algunas actuaciones pueden carecer de profundidad, la dirección hábil de Dev Patel y el aspecto técnico magnífico compensan estas deficiencias.

7 / 10

La entrevista que hundió al príncipe Andrés” el filme Scoop, que retrata con puntos y comas como la BBC obtuvo la entrevista consiguió la primicia, que muchos catalogaron como el peor error de la casa real en todos los años de gestión. 

Escrita y dirigida por Phillip Martín, director británico conocido por otras direcciones muy buenas una de ellas es de Forget en 2014 fue director de la serie “The Crown” de 2016 a 2019, Martin es uno de esos directores que conocen en materia todo lo que exponen y dirigen y con esto nos muestra que un poco el mundo de la corona y sus secretos. ¿Tendremos más?. 

Scoop fue estrenada el pasado 5 de abril en Netflix y desde entonces todo el entorno sobre el fenecido Jeffrey Epstein se avivó nuevamente. 

El trabajo de producción, maquillaje y diálogo y sobre todo el casting al elegir los actores y su enorme parecido fue de lo más acertado. 

Rufus Sewel, Como Andres y Gillian Anderson estelares en Scoop le dan un toque exquisito a la narrativa de la historia, un drama captado por lo que se puede definir “el poder versus la gente”…

Hablemos un poco de Rufus Sewel quien da vida al personaje del Príncipe Andrés, en materia, una magnífica interpretación por igual Gillian, la un toque sofisticado como solo ella puede lograr, pues como se sabe la experiencia no se improvisa. 

Hablemos de la perspectiva con la que fue contada la historia, desde la vida de Sam Maclister. Interpretación a cargo de Billie Piper, la actuación fue un tanto sobreactuada en momentos esta parecía carecer de sustancia, Hilos inconexos, giros innecesarios, la vida de hogar de la misma sobraban un poco en la trama y en ocasiones se tornan aburridas, si la narrativa fuese encaminada desde Emely (Gillian Anderson) se hubiese salvado un poco. 

Una entrevista histórica que fue bien manejada, con todos los toques de silencio y suspenso que necesitaban para entender quién era Epstein en la vida del príncipe y porque este necesitaba rendirle cuentas al mundo de su amistad con el presunto acusado. 

Aún con todos estos matices es una película que se logra disfrutar. En contraste, la entrevista original conserva su capacidad de permanecer convincentemente intensa, ofreciendo una visión infinitamente fascinante que la película, no replica en totalidad pero se esfuerza y cumple su trabajo. 

Scoop es un retrato directo al declive de un príncipe, ver cómo la credibilidad de un monarca es tirada por el suelo y por incómodo que parezca por el mismo, ya que el en primera persona fue quien logró clavar la duda y avivar más los pensamientos negativos que hoy en la actualidad persisten en la vida de todos los británicos y del mundo. 

Para ser una de las entrevistas más importantes de la historia de Reino Unido, Netflix debemos admitir que se esforzó con “Scoop” traduciéndose a ser todo lo que fue, un escándalo mediático. 

Scoop en primera persona fue muy arriesgado y poco atinado, gracias a las actuaciones secundarias pudo salir a flote y conseguir llevar la narrativa a su punto de inflexión y suspenso algo ágil e inteligente por parte del director.

Veredicto

Entonces nos quedamos con una película que pudo ser mucho mejor de lo que termina siendo, ya que aunque tenga varios defectos a su haber, es una película que te cautiva y que te entretiene en todo su trayecto.

6 / 10

Los guionistas y directores Cameron Cairnes y Colin Cairnes vuelven este año con “Late Night with the Devil” la cual prometía en sus trailers ser una de las mejores películas de terror y suspenso del año y lo cumple.  Qué buen resurgimiento ha tenido el terror en los últimos años.

La historia es simple y sencilla: un conductor de un famoso late night ve como sus números van bajando drásticamente y que no puede llegar a alcanzar a uno de los mejores programas nocturnos que existen, por lo que decide para Halloween hacer un programa especial invitando a una supuesta niña poseída, pero obviamente esto se saldrá de control.

Late Night with the Devil

Lo primero que debemos tener en cuenta es el acertadísimo cast que tiene la película, y ayuda a transmitir la credibilidad que se busca.  David Dastmalchian (The Suicide Squad) brilla increíblemente, y es una maravilla verlo en papeles principales ya que uno acostumbra a verlo de secundario y es una interpretación categórica y memorable más allá de su imagen particular, apoyada en ocasiones, eso sí, en Rhys Auteri y Steve Mouzakis dos acompañantes únicos que refuerzan la tapadera del primero.  Por otro lado Ingrid Torelli como la niña endemoniada es totalmente impecable desde que sale en escena, y ni hablar de otros secundarios de lujo como es Laura Gordon, Ian Bliss o Fayssai Bazzi, aunque este tenga un papel de menor tiempo.

“Late Night with the Devil” nos sorprende con una puesta en escena televisiva, con look del típico programa nocturno estadounidense de entrevistas, ambientado en los años 70. No solamente nos ponemos a ver el programa como si fuéramos meros espectadores, sino que nos metemos entre bambalinas cuando cortan a publicidad y vemos los vericuetos que se mueven entre presentadores, productores, invitados, etc (aunque quizá esta parte haga perder un poco la magia de que estamos viendo algo «en vivo», ya que a veces los personas «ignoran» que tienen una cámara en la cara. Pero bueno, se le perdona).

Esta esencia late night de la época,  se logra gracias a una cinematografía impecable a manos de Matthew Temple.  E incluso la edición realizada como si fuese un verdadero programa se agradece, y es a manos de los mismos directores y guionistas, que por lo visto han estado hasta la coronilla de ver este tipo de programas que hasta saben como funciona el engranaje desde adentro.

Por su parte, un guión lleno de sátira sabe en todo momento lograr cautivar tu atención como espectador sin soltar jamás la intensidad de un guión que tiene mucho que decir sobre una cultura televisiva de una década en específico en EE. UU. Suceden tantas cosas que es fácil perderse, pero el ingenio, la minuciosa recreación de la época en que transcurre todo permiten que su guión siempre fluya hasta brindarnos un alucinante final que hace que todo valga la pena desde principio a fin.

Es una película con una propuesta diferente a todo lo que nos llega habitualmente, cosa que uno agradece como espectador y más aún si el resultado es bastante satisfactorio entregándonos una película que cumple con entretenerte, concentrarte y darte cine de eso que tanto uno busca como espectador. Posiblemente, no tenga el terror de ese que te hace saltar de tu asiento, pero tiene un terror de ese que es inteligente y altamente cautivador que te lleva a estar pendiente de cada detalle que te pueda ofrecer para confirmar todas aquellas sensaciones que vayas adquiriendo a medida que vas entendiendo todo lo que estamos viendo.

“Late Night with the Devil” es una increíble película de terror y una apuesta inteligente, que sabe cuándo y cómo moverse hacia adelante y mantener al espectador esperando a ver que sucede.

Veredicto

Una historia de escasa duración en la cual también desfilan personajes escépticos, temerosos y otros que advierten sobre los riesgos de lo que se exhibe y cómo se expone, con unos últimos veinte minutos furiosos que permiten que la cinta australiana tenga un cierre redondo.

7 / 10

Es increible como “Baby Reindeer” inicia como una serie juguetona, graciosa e inocente, para terminar en un viaje escalofriante sobre el acoso, la victimización y el abuso de poder.

Y eso es gracias al increíble pulso en la dirección y en el guión de su creador (que también es actor) Richard Gadd.  La serie, basada en su propia experiencia personal, nos muestra como un bartender decide darle un poco de té a una clienta afligida que estaba en el bar, y ese simple gesto lo llevará a vivir uno de los peores infiernos que podría pasar porque esta se convirtió en su acosadora a un nivel de enviarle más de mil correos diarios, más de cincuenta llamadas al día e incluso seguirlo constantemente.  La trama principal se ramifica por encima de sus posibilidades queriendo abarcar muchos temas y supongo que para justificar sus siete episodios, que no son ocho como viene siendo habitual. Primero aparece una subtrama, luego otra y de nuevo otra hasta que pierdes un poco el interés. Estas líneas secundarias, no obstante, nos permiten conocer mejor al protagonista y lejos de mostrar compasión hacia la víctima del acoso nos sugieren que todos tenemos fantasmas contra los que luchar pero quizás no todos tengamos las mismas capacidades para sobrellevarlos.

Baby Reindeer

El personaje principal se desarrolla con una increíble habilidad que muy pocas series pueden lograr.  Pero lo mejor es que no solo el personaje principal tiene este desarrollo, sino que el segundo secundario consigue estar al mismo nivel que nuestro protagonista, y repitiendo, gracias a la gran habilidad del director y guionista, logramos no ver a este secundario como un ser despreciable sino que empatizamos y podemos lograr entender que esto es una enfermedad y que el daño causado es algo que no puede controlar.  Impresionante la escena de la casa, que solo con mostrarnos diez segundos de cómo vive, y ver constantemente como escribe, podemos percibir como mentalmente tiene un desorden.  Y es más impresionante aun ver como en los momentos de emociones fuertes, no puede ni siquiera terminar lo que escribe, dejando claro que no puede estar estable mentalmente.

Tanto Richard Gadd como Jessica Gunning se dan un duelo en escena difícil de ignorar a base de un guión bien estructurado y situaciones que así como te harían quitar la mirada no puedes esperar para saber qué puede suceder a continuación.  Sus actuaciones son impresionantes y es otro de los grandes pilares que tiene “Baby Reindeer”.  Jessica Gunning es magistral en una actuación tan impredecible y desordenada.  Alabanzas a dos escenas en particular, como es la de ella llegando al bar molesta y la escena del juicio, que esta es corta pero llena de fuerza.  Otro personaje que no se puede quedar fuera es el de Teri, interpretado por una magnífica Nava Mau quien también nos regala una de las mejores escenas de la serie y unos diálogos demoledores que nos hacen incluso hacer una autoevaluación.

Hay películas y series que manejan los temas del acoso como es “Señora Influencer” o “Beef”, sin embargo “Baby Reindeer” hila con tacto y coherencia las causas y consecuencias de una cadena de desórdenes mentales que comienzan con una baja autoestima y a la que le siguen el abuso de poder, la pérdida de identidad, la búsqueda de validación externa, la dificultad para poner límites, la dependencia emocional y muchos otros que, en conjunto, forman un cóctel molotov capaz de destruir a cualquier persona.  Aquí no hay grandes efectos, ni grandes escenarios.  Solo tenemos una excelente historia bien contada, bien dirigida y bien actuada, que marca y se queda con nosotros hasta el final.  Es una miniserie que aun terminando y viendo los creditos nos quedamos mirando la pantalla sintiéndonos parte de haber vivido junto a Donny, el personaje principal, como fuimos acosados en cada capítulo.

Veredicto

Definitivamente, una sorpresa que te encuentras en Netflix una noche que no buscabas nada en particular. Recomendable 100%.

8 / 10

“Godzilla Minus One” sale exactamente en la celebración del setenta aniversario de la franquicia, y el cual es todo un regalo para los fans del personaje (quien ganó un Oscar).

Hace casi 70 años de la primera aparición de Godzilla en la icónica ‘Godzilla’. Japón bajo el terror del monstruo’, de Ishirô Honda, donde veíamos a un lagarto/dinosaurio gigante destrozando el país nipón como alegoría del ataque nuclear que recibió por parte de Estados Unidos. Desde 1954 hasta hoy, el kaiju más famoso del mundo ha pasado por múltiples rediseños, toneladas de merchandising e incluso alguna que otra incursión en Hollywood.  Takashi Yamazaki ha decidido echar la vista atrás a la hora de escribir y dirigir esta película. No puedo decir que haya visto todas las películas del universo kaiju del lagarto radioactivo, y en esta ocasión se han centrado mucho en crear un título más parecido a sus dos primeras películas que al (buen) espectáculo sin sentido del ridículo en el que se acabó convirtiendo.  Ni luchas contra otras bestias ni nada.  Godzilla es el enemigo de la humanidad.

Desde su inicio, repleto de un enorme derrotismo y terror hacia la Segunda Guerra Mundial que acabaría por empeorar con la aparición de un Godzilla «pequeño», este largometraje no deja de sorprender. Japón, totalmente destrozada y perdida en su propia miseria, sumado al intento de realizarse sobre sus cenizas e intentar seguir adelante, son piezas fundamentales de esta historia, que no tienen absolutamente nada que envidiarle a las mejores películas bélicas de Estados Unidos (incluidas las del propio Spielberg). A diferencia de estas, Godzilla: Minus One no cae en el patriotismo o el cine palomitero barato; en cambio, nos muestra las facetas más humanas de los afectados por el conflicto, así como por el monstruo marino que todavía tienen que afrontar.

Pero donde hay que centrarse es en el imponente monstruo. Su diseño se asemeja más a su última etapa de películas japonesas que se ubican en los 90 y muy principios de los 2000 y se aparta totalmente (como debe ser) de las propuestas estadounidenses que no acaban de dar con la tecla. Estamos ante una película con un presupuesto muy ajustado, y más si tenemos en cuenta otros ejemplos contemporáneos. Pero es increíble que el resultado final sea tan impresionante con menos del 10% de presupuesto de otras películas que incluso en ocasiones se llegan a ver peor.  El mejor ejemplo es Ant Man and the Wasp: Quantumania tiene unos efectos que a veces pecan de terribles, con el gran presupuesto que tiene.

Las escenas de acción son todas ellas impresionantes, cada una con su estilo y objetivos pero donde realmente te pone los pelos de punta es en la única, pero impresionante, escena de destrucción de una ciudad.  Si bien es algo que incita mucho a que los espectadores alucinen con el caos y la destrucción, también causa un enorme terror y ansiedad. Estas partes están tan bien elaboradas y construidas que no las podría comparar con cualquier película de superhéroes o de acción. No son un mero recurso visual que poco importa en general pues, a lo largo de la película, se nos recuerda que esos sucesos han ocurrido y que, por tanto, la caída en la demografía, economía e infraestructura en el país, así como la amenaza de una fuerza mayor de la naturaleza, son otro problema más a solventar.

Por si fuera poco, la banda sonora es sublime y acompaña perfectamente el tono de la obra. Con varias remasterizaciones de la música original, es impresionante la manera en la que se logran acompañar las escenas trágicas y desgarradoras o las partes épicas y tensas, a partes iguales.

El público latinoamericano no suele poner mucho énfasis a los actores nipones, pero estos sorprenden y saben hacer su trabajo.  Aquí tenemos al gran Ryunosuke Kamiki, que estuvo en “As The Gods Will”, a Minami Hamabe que se podrá recordar de la muy reciente “Shin Masked Rider”, y otros actores con más peso como Sakura Ando, que estuvo en “Shoplifters” o Munetaka Aoki.

Los defectos que le puedo encontrar son básicamente dos: Un par de decisiones de guión algo cobardes e innecesarias y una sobreexplotación que roza el absurdo en algún momento. De todas formas, el resultado final es muy sólido incluso con estos problemas, así que tampoco se lo vamos a tener muy en cuenta.  Godzilla Minus One es una de las mejores películas del kaiju y una obra divertida, interesante y muy pero muy bien hecha, y que después de verla, se entiende el porque ganó el premio de la Academia a mejor efecto visual.

Veredicto

De las mejores películas de este año; no me la esperaba para nada y me ha sorprendido gratamente. Tiene una carga post bélica muy dramática y tan bien proyectada con la amenaza del monstruo Godzilla; haciendo la película todo un espectáculo.

8 / 10

Para nadie es sorpresa que uno de mis juegos favoritos es la saga Fallout.  Por eso cuando vi que la serie venía de manos de Amazon Prime me alegré, pero cuando vi que la publicidad decía que eran las mismas personas que Westworld me preocupé.

Basada en una de las sagas de videojuegos más importantes de todos los tiempos, es la historia de los que tienen y de los que no tienen en un mundo en el que prácticamente no queda nada que tener. 200 años después del apocalipsis, los apacibles habitantes de los refugios de lujo se ven obligados a regresar al infierno irradiado que dejaron sus antepasados y se sorprenden al descubrir que les espera un universo increíblemente complejo, alegremente extraño y muy violento: Wasteland.

Si en “The Last of Us” el apocalipsis es representado como un oscuro mundo con una única esperanza a la salvación, en “Fallout” nos la presentan como un mundo lleno de destrucción pero extrañamente con un tono de cinismo, que hace que nos olvidemos de volver al mundo como estaba antes y vivir este destino que nos ha tocado.  

El cariño con que sus creadores toman la serie es fundamental para que tengamos un resultado a la altura de la satisfacción que genera. La dosis con que nos van ofreciendo el humor, el drama, la guerra, la supervivencia y muchos más detalles en que sorprende la serie es un cóctel perfecto para tener un resultado que por instantes que llega a sorprender de su propia capacidad de terminar conquistando a conocidos y no conocidos por igual.  Aquí se le agradece a Jonathan Nolan en gran parte de la dirección, dando un aire fresco y divertido.  Creada por Geneva Robertson-Dworet y Graham Wagner, y ayudando en los guiones de la serie personas como Chaz Hawkins o Carson Mell, logran un buen equilibrio entre el humor, el gore, el fanservice y el drama.

Ahora bien, la publicidad engañosa que dieron a sus inicios y con lo que comencé la reseña sobre qué son las mismas personas de “Westworld” es más que nada un engaño.  De hecho, por alguna razón Lisa Joy y Jonathan Nolan participan como cara en la serie, cuando sólo participan como productores (junto con otros) y Jonathan dirige tres episodios.

Pero continuando, el reparto está perfectamente escogido y nadie desentona.  Cada uno brilla por sí mismo y le da su sello.  Tener a Walton Goggins con su actitud de Western es el máximo placer posible, pero también tener a una encantadora Ella Purnell como la gran protagonista también es un deleite, reflejando que su casting fue totalmente un acierto en cada uno de sus intérpretes.  De hecho, personajes totalmente secundarios como es el caso de Zach Cherry (Severance) o Leslie Uggams (Deadpool), tienen su toque y originalidad.  Tal vez el menos aprovechado sea Aaron Moten, a quien le dan un personaje que debe cruzar las líneas constantemente y al actor parece costarle tener cierta siniestralidad y oscuridad.

Una cosa que no he mencionado antes es la cuestión del humor negro que tiene la saga y que está serie mantiene y de que manera.  Toda la historia funciona muy bien, hay momentos en los que me ha recordado a Westworld lo cual para mí no supone un problema, pues a mi me gusta y me encanta que esté encarnado en la figura del Ghoul y que esté todo bien balanceado.

La música perfecta de nada más y nada menos que el gran Ramin Djawadi, a quien pudimos escuchar hace poco en “3 Body Problem” y aquí, nuevamente destaca con creces.  La cinematografía se reparte entre grandes como Dan Stoloff quien también ha trabajado en The Boys y Alejandro Martínez en House of the Dragon.  En esta serie con esos planos apocalípticos que sin duda pueden servir en un wallpaper de cualquier computadora.

Fallout se convierte claramente en una de las mejores de lo que llevamos de 2024 y sin duda se gana su lugar en la realeza de las grandes adaptaciones de videojuegos a la pantalla chica. Tanto para los más fanáticos y como los que buscan la novedad quedarán totalmente complacidos con una contundente propuesta que hace valer todo su presupuesto y sus mentes creativas tras ella.

Veredicto

Fallout es una serie que debes ver aunque no conozcas del juego o no seas fan, por qué la serie funciona desde principio a fin con una contundencia que no te da margen para que dudes de ella en ningún instante y eso es estar frente a un gran trabajo que merece ser apreciado por todos.

“Godzilla x Kong: The New Empire” es la secuela (casi) directa de “Godzilla vs Kong” del 2021, la cual se estrenó en medio de una pandemia.

Para ese entonces, el mayor problema del filme era (y es) el componente humano, el cual le quita todo el peso y protagonismo para lo que hemos venido: ver a unos monstruos dándose golpes y destruir todo a su paso.  No nos equivoquemos, que el objetivo de este tipo de filmes es exclusivamente ese.  Tal vez por eso la serie de “Monarch: Legacy of Monsters” es tan terriblemente absurda.

La trama es simple: un nuevo monstruo que vive en las profundidades del planeta Tierra, está despertando y no solo amenaza la supervivencia humana sino también la de los monstruos.  El director Adam Wingard fue astuto y aprendió la lección escuchando al público consumidor de este tipo de filmes, y decidió reducir solo a lo necesario el componente humano y darle más protagonismo a las bestias.  Esto hace que (por fin) en una película de Hollywood, la parte humana funcione y de hecho, se sienta tan fresca a la hora de su presentación y son estas escenas las que nos hacen descansar de lo que va sucediendo y nos ayudan a entender la trama.

Entonces, “Godzilla x Kong: The New Empire” se divide en tres partes: una parte dedicada a Kong, quien nos va adentrando a este mundo bajo tierra y revelando al villano.  Una segunda trama que es de Godzilla enfrentado a otros titanes y explicando como lo que hace el villano afecta por fuera a la Tierra, y una tercera trama humana que es para explicar con detalles todo lo que va sucediendo.  Todas estas tramas se unen hacia el final de la película de una forma excelente, guardándose alguna sorpresa bajo la manga. La acción está muy bien, visualmente por momentos luce exagerada, cansa, pero de nuevo, la parte humana nos hace descansar para luego volver a la batalla.

Godzilla x Kong: The New Empire

El guión es absurdo.  No tiene sentido, pero esto es cine de monstruos.  Cine Serie B con gran presupuesto, asi que no se espera ni se extraña un guión profundo.  Adam Wingard demuestra su habilidad para llevar a la pantalla grande esta épica batalla entre dos gigantes. Su dirección interesante permite que la acción fluya de manera fluida y cautivadora, manteniendo la atención del espectador desde el inicio hasta el final.  Así que al final del día los pilares más fuertes del filme que son la dirección y los efectos, funcionan a la perfección y se agradece.

Repiten Kaylee Hottle, Rebecca Hall y Brian Tyree Henry, este último que siempre cae bien y que se le guarda mucho cariño después de su papel en Atlanta.  En cuanto a música Junkie XL repite dando esos sonidos más orientados a la épica.  Y la fotografía de Ben Seresin, repitiendo, y que esta vez trae unos paisajes bien bonitos.

Tal vez el problema de este filme sea el villano, el cual el trailer da como spoiler y encima no causa ningún impacto ni miedo.  Y si encima del terrible diseño del villano, nos anticipan que Godzilla y Kong harán alianza, pues quita toda la tensión y se disipa a nada, sabiendo que estas dos bestias no tienen rivales.

“Godzilla x Kong: The New Empire” es un filme para los amantes de las bestias gigantes destruyendo todo, al mejor estilo Serie B.  No es la mejor del género, pero sí es lo suficientemente entretenida para pasar un rato divertido y desconectado, como el cine blockbuster sabe ofrecer.

Veredicto

Es exactamente como cabría esperar: una película palomitera con efectos especiales mejores que los de la mayoría, acción a raudales y monstruos, monstruos y más monstruos. Cumple su cometido.

6 / 10

Kate Winslet hace años logró una de las mejores miniseries de HBO con “Mare of Easttown”, y ahora trata de hacer lo mismo con “The Regime”.

La serie narra como Elena Vernham, canciller de un país europeo ficticio (que representa a uno real), se convierte en la dictadora del mismo.  Ante una situación poco usual, deciden buscar a un hombre para que sea el fiel servidor de la canciller, llevando todos los extremos posibles con que ella sea “cuidada”.

Hay que admirar a la actriz, Kate Winslet porque consigue una actuación que sigue con interés y algo de morbo la construcción de este universo autocrático, donde los rasgos fascistas son contundentes.  Matthias Schoenaerts no se queda atrás con una actuación impecable, principalmente aquellos momentos en que pierde la razón.  Ahí no está el problema de The Regime.

Los problemas son más bien de tono: la miniserie no es particularmente graciosa (solo hay algunas irrupciones de irreverente humor negro) ni tampoco del todo lograda cuando incursiona en el drama romántico o en el thriller de confabulaciones políticas. Así, más allá de la excelente ambientación y de la solidez de su elenco, no llega a la excelencia de otras producciones precedentes de la factoría HBO. Es, como quedó dicho, una mirada por momentos cargada de inteligente ironía, pero también una comedia que apuesta por el desparpajo y del desprejuicio sin alcanzar en muchos casos su objetivo principal.

The Regime

The Regime no es una serie sutil y refinada en sus golpes directos al llamado «populismo» de los gobernantes de países que tienen que lidiar con presiones externas e internas de todo tipo.  Brusca, un poco torpe, a veces divertida y en otras entre previsible, funciona de vez en cuando, más que nada cuando Winslet se destapa con alguna locura (a la Canciller le gusta cantar y bailar en eventos, algo que hace muy mal) y cuando queda claro que empieza a perder la poca cordura que le quedaba.

En el medio hay espacio para apariciones especiales, como las de Hugh Grant y Martha Plimpton, quienes no la pasan para nada bien con esta dupla extravagante, manipuladora y, al menos durante un tiempo, muy popular entre su gente.

Al final The Regime es todo exagerado y excesivo, es cierto. Y bastante vulgar en su refinamiento decadente, pasado de gracia, fácil de satirizar.  Con una Kate Winslet y Matthias Schoenaerts que podían levantar la serie sin mucho esfuerzo, si al menos estuviese bien construida.

Veredicto

The Regime es una miniserie que va a conseguir dividir mucho a los espectadores. No es una apuesta fácil para poder conectar con ella, o entras al inicio o te quedas completamente fuera.

5 / 10