A estas alturas hay que entender que el subgénero de superhéroes es uno tan rico como lo es cualquiera, y Marvel como DC, o como Amazon o como Netflix, o cualquier otro, ha jugado con llevar a las pantallas algo más que “otra película/serie de superhéroes”.
A algunos les ha salido bien la jugada y a otros no, por distintas razones. Marvel sabe jugar con ello, y lo ha demostrado hace poco con “Wanda Visión” donde más allá de los superhéroes, había un discurso sobre la pérdida y el luto que enriquece el visionado. Ahora, con “Falcón y El Soldado del Invierno” se eleva el listón y nos entregan una serie moderna con unos discursos sobre el racismo, la culpabilidad, los cambios y el deber (y tal vez otros más que no vamos a detallar), que caen genial en estos tiempos tan convulsos.
Un guion que se toma su tiempo y desmenuza estos increibles temas, lo hace de una forma que no resulta pesado, con un Sam cuestionandose cosntantemente si realmente el mundo esta preparado para un heroe de color, algo interesante ya que “Pantera Negra” tanteo el tema muy torpemente. Pero claro, en esta ocasión ya tenemos un desarrollo de personajes ya establecido, porque, ¿quién no sabe quién es Falcón y el Soldado del Invierno? ¿quien no conoce parte de su pasado y de sus motivaciones? Solo es ver la trilogía del Capitán América para tener un esqueleto formado de estos personajes. Y ni hablemos de las actuaciones de Anthony Mackie, Emily Vancamp y Wyatt Rusell quienes llevan las mejores actuaciones. Lastima por el desaprovechamiento de Sebastian Stan quien está bastante plano.
Después de este hermoso elogio hacia sus temas, llega el sabor amargo de la serie. Porque lamentablemente, al igual que “Wanda Vision”, cuando pasa el discurso, la fórmula Marvel abraza y reduce todo a solo un intento.
Todo el concepto de US Agent queda reducido en un simple “villano” (Marvel no sabe hacer grises), al que nuestros protagonistas desaprueban de forma irracional solo porque sí, porque la trama lo amerita y necesitamos que el público no empatice con este personaje. Y pudiéramos entender que el motivo es el escudo, pero, ¿no son estos militares? ¿no se les ha mandado a hacer cosas de las que no están de acuerdo y aun asi la hacen? Tuvimos al Winter Soldier durante una película buscando que no se le juzgue por misiones que solo decidió cumplir y a Falcón con el mismo discurso por apoyar a su amigo, ¿entonces no podemos entender que este tipo va de lo mismo? Y así sucede con TODOS los personajes alrededor de Falcón, los cuales están creados a pincel de “bueno y malo” sin desarrollo o motivos.
La dirección de Kari Skogland está influenciada por algún productor (me la juego que es por Feige) de Marvel, porque la cantidad de cortes en una escena de acción no es parte de su estilo y lo ha demostrado cuando dirigió varios capítulos de “El Punisher” y otros tanto de “The Handmaid Tale”. Siendo este otro punto negativo de la serie y de los que peor se sienten.
Al final “Falcón y El Soldado del Invierno” es una serie entretenida que no se aprovecha del todo. Su discurso es poderoso y está bien empleado, al igual que la forma en que desarrolla a su personaje Falcón y las pinceladas que le da al Winter Soldier, pero todo eso se pierde cuando decide irse por su lado más caricaturesco y pasar a una acción desmedida, personajes vacíos que se mueven de aquí para allá, y que a pesar de poner un pequeño granito de arena en su vasto universo, ya que sabremos quien será el sucesor del escudo, poco importa lo demás, trayendo la pregunta que siempre nos hacemos con Marvel: ¿el viaje no importa, y solo importa la meta?