Para nadie es sorpresa que HBO mantiene una calidad en sus productos bastante buena. La casa que creó a “Juego de Tronos”, “Chernobyl” y “Westworld” no se le puede negar que apuesten por hacer algo malo y de poca calidad visual. O tiene las dos o tiene una. “Lovecraft Country” no es la excepción.
Esta serie creada por Jordan Peele, quien ha demostrado ser un fan del genero del terror y fantástico, además de saberlo manejar a la perfección, ha logrado una serie bastante entretenida, con unos momentos sorprendemente grandiosos pero con una calidad argumental de un coco.
Atticus Black, interpretado por Jonathan Majors, se embarca en un viaje por la carretera junto a su amiga Letitia, interpretada de forma magistral por Jurnee Smollet-Bell y uno de los mejores pilares de la serie, y su tío George (Courtney Vance), con el objetivo de encontrar a su padre que ha desaparecido. Todo esto en los años 50, donde el racismo estaba a flor de piel donde el negro era considerado una basura. Hasta ahí todo va bien, pero el fallo llega cuando acabamos el primer capítulo y nos damos cuenta que el argumento se ha acabado. Aún nos quedan 9 capítulos más donde las cosas empiezan a suceder pero sin motivo alguno (aunque sigan insistiendo en que saben cual es el motivo).
¿De qué nos sirve la casa fantasma? ¿El propósito del policía realmente es el que vimos en el capítulo nueve? ¿Para que son todos esos viajes a todas partes si podían ir directamente al portal? ¿Por que Christina les pone a dar vueltas si ella ya sabía lo que necesitaba? ¿Para que nos cuentan la historia de Corea de Atticus si no influye en nada? Y así pasamos la temporada completa, preguntándonos si realmente vale la pena lo que nos están desarrollando. Eso sí, con un estilo pulp bastante divertido que, como hemos mencionado, hace que sea muy entretenida al punto de querer saber un poco más de este extraño mundo y sus personajes.
Otro de los defectos, y este es bastante marcable, es la selección musical y el discurso anti racista que tiene, el cual por momentos cansa. Aquí no existe un solo blanco bueno y no es mentira. Todos los personajes blancos que salen, son malos o despreciables. Y en cuanto a la música, pues que decir, en medio de los años 50 tenemos una canción de CardiB que nos sacó totalmente de la escena.
Visualmente: muy bien. Interpretaciones: correctas. La puesta en escena: de lujo. Aun con sus locuras, la representación de la época es magistral. No podemos decir que sea buena porque entretiene, aunque no sepamos qué está pasando. Se queda corta y como un producto aceptable casi tirando a mediocre. Lamentablemente. Si llega a tener una segunda temporada (ya que fácilmente el final de temporada cierra la mayoría de arcos), pues esperamos que mejoren el guión.