Las historias de narcos estan a la orden del dia. Pero hay que admitir que la mayoría que son “basadas en hechos reales” terminan siendo regulares casi tirando a malas. Por eso, el producto de Netflix que viene a manos Chris Brancato y otros más, es algo divertido e informativo.
Ojo, que la serie se toma ciertas licencias a favor de la espectacularidad y la diversión, pero al menos sabe mantener su vena histórica. “Narcos: Mexico” tiene todo para funcionar: marcos de escenas bien representados, desarrollo de la historia bien narrados, actores y actrices norteamericanos y latinoamericanos que saben actuar y le dan cierto realismo a los personajes, caracterizaciones y localizaciones que buscan ser lo mas veridico posible y dialogos con la lengua materna de cada personaje (algo que en momentos falla).
Esta temporada opta irse para el espectáculo, dando más dosis de acción y suspenso para evitar los lentos desarrollos que tenia la temporada pasada. Porque los creadores entienden que ya conocemos lo suficiente a los personajes siendo eso un error. Porque tenemos escenas en donde el personaje de Diego Luna actúa buscando la redención de su familia y amigos para luego tener un cambio drástico de personalidad y lo que es peor, el guión opta por diálogos vacíos en escenas donde podían ser más fuertes en espectacularidad y emoción.
Donde tenemos una escena en el que un personaje está en un momento de confusión emocional y busca un consejo de alguien cercano (quienes la han visto saben a qué capítulo nos referimos), el guión nos da unos diálogos insulsos y totalmente sin sentido. Y esas cosas se repiten y se repiten y se repiten, incluyendo en la escena final con el agente de la DEA y Félix Gallardo, donde los más de 10 minutos de diálogos solo sirven gracias al brillante trabajo de Diego Luna (que todo sea dicho, ha tenido mejores momentos).
“Narcos: Mexico” Temporada 2 es divertida y muy informativa, pero la serie no tiene la fuerza que debería tener a diferencia de las primeras temporadas en Colombia.