Game of Thrones presenta un antes y después en la historia de la televisión y ha sido un éxito que pocas veces se ha visto.  Por eso, en esta ocasión HBO fue más cautelosa a la hora de cancelar proyectos basados en la saga de George R.R. Martin, y de ahí nace House of the Dragon.  Y es obvio, los Targaryens son los personajes con más fama entre los fanáticos de estas historias.

La historia se ambienta 172 años antes de los acontecimientos de Game of Thrones y en lo que en los libros es mencionado como “La Danza de Dragones”, donde el rey Viserys Targaryen tiene conflictos porque su línea de sucesión se ha visto en peligro con la muerte de su esposa e hijos, y lo que conlleva a que otros familiares exigen (hasta por la fuerza) ser los herederos del trono.

Algo interesante es que si estamos viendo un verdadero “Juego de Tronos” ya que a diferencia de su predecesora que llegó a estar un poco enfocada en la magia y los aspectos de fantasía, House of the Dragon si es una lucha de poder por el trono en la cual tienen traiciones, cambios de bandos y hasta asesinatos igual de dramáticos e impactantes que la otra.

En las actuaciones todos están geniales.  Paddy Considine se roba la pantalla en todas sus escenas, pero Emma D´Arcy y Matt Smith (Morbius), son quienes saben hacer suyos a los personajes.  La primera hace sentir la duda de su personaje de si hace lo correcto o no, bastante visible, mientras que Matt Smith desde su primer momento en escena es un roba pantallas absoluto.  El episodio tres demuestra de que es capaz el actor y al nivel que lleva todo esto.  Pero no puedo terminar este párrafo sin darle una mención especial a Rhys Ifans quien tiene uno de los personajes más enigmáticos e interesantes de la serie.

Esta vez para evitar los líos que sucedieron anteriormente, los guiones están a mano de Ryan Condal quien sirve de Showrunner y es un fan de las historias, Miguel Sapochnik quien ha brindado los mejores capítulos de Game of Thrones (“Battle of Bastards”, por ejemplo) (y que de paso ha cambiado la forma de hacer luchas medievales en Hollywood, algo que no todo el mundo logra) y Sara Hess, que es la mano derecha de George R.R. Martin, creador de todo este universo y que revisa los guiones (supuestamente junto con Martin, pero no sabemos en realidad) para que sean lo más coherente y exactos posibles.

Pero ¿se acerca House of the Dragon a Game of Thrones? Si el espectador sabe que está ante dos productos distintos a pesar de tener casi el mismo empaque y que vienen de la misma casa, pues, al menos hasta ahora, lo logra.  Se siente la esencia de la anterior y se siente haber vuelto a este mundo, a pesar de que ahora está un poco más oscuro y con más planos abiertos para que podamos ver mejor las ciudades, bosques y demás.  Aun así, es una excelente serie que compite muy bien por conseguir un puesto entre las mejores porque, al menos hasta ahora dudo que tendrá el mismo éxito e impacto que de donde viene.

Tal vez lo más visible y que molesta un poco es lo referente al maquillaje y los saltos temporales.  Si bien esta vez se esmeran el doble, se nota algo de falsedad entre las pelucas de color blancas o grises, con parte del maquillaje.  También se le siente un poco de avance en sus primeros capítulos, como si sabe a dónde va pero no sabe si llevarnos lentamente o a toda velocidad, teniendo capítulos como el segundo donde van lentos o el cuarto, pero en el primero y tercero totalmente acelerados.  Y mencion aparte al cambio de años de entre un capitulo y otro, que solo causa confusion en el espectador.

House of the Dragon es una muy buena serie que nos trae de vuelta a Westeros, ese mundo donde pasamos un largo rato y ahora está mejor que nunca.  No sabemos cómo será su camino, si tocara las mieles de la grandeza pero lo que sí es claro es que el viaje será formidable.