Hay algo en esta película que deja un sabor a nostalgia, a despedida.  Martin Scorsese no necesita presentación; sus películas hablan por si solas y no hay manchas.  Es cine puro y duro.

El director de “Taxi Driver”, “El Lobo de Wall Street” y “Toro Salvaje” no ha dicho que se retira, pero esta película se siente como el final de toda una carrera (deseamos que no sea así) y la despedida de uno de los grandes directores de los últimos tiempos.  Primero vamos a mencionar las actuaciones magistrales de Al Pacino (Jimmy Hoffa), Robert De Niro (Frank Sheeran) y Joe Pesci (Russell Bufalino). Pacino y De Niro están enérgicos y logran que podamos conectar rápido con sus personajes, principalmente Pacino quien dota a Jimmy Hoffa de una personalidad magnética que es difícil no empatizar con él.  Pero quien esta de forma soberbia es Pesci en uno de los mejores papeles que ha realizado y que sin duda su nominación (y tal vez el premio) está asegurada.

El guión escrito por Steven Zaillian, señor que tiene bajo su nombre guiones tan poderosos como son “La Lista de Schindler”, “Gangsters de Nueva York”, “Moneyball”, “La Chica del Dragón Tatuado” y la creación, dirección y producción de la increíble miniserie “The Night Of”.  El guión basado en el libro “I Heard You Paint Houses” de Charles Brandt hace constantes viajes temporales (flashbacks) para desarrollar a los personajes, pero sin hacernos perdernos. La escritura es sublime y muy concentrada, pero dando una libertad muy agradecida para que podamos apreciar detalles que a futuro del filme nos servirán para entender ciertos actos.

En cuanto a la dirección de Scorsese que es parte de lo fuerte aquí, pues ya no mitifica el mundo del crimen organizado y se enfoca en crear un relato más íntimo y profundo.  La puesta en escena es elegante, planos secuencias marca de la casa, un uso de la violencia que parece poético, planos detalles en slow motion, ambientación brutal, fotografía impecable, uso del soundtrack muy bien lograda.  En fin, una película magistral en todo el sentido de la palabra.

La película en conjunto es una oda maestra al cine absoluto, y Scorsese presenta como el paso del tiempo al final nos pasa a todos, incluyendo a las personas más temibles y poderosas.  El tiempo no perdona y tarde o temprano se demuestra que nuestras acciones tienen consecuencias, y la forma en que el director presenta eso, es desgarrador y crepuscular, pero al mismo tiempo placentero y emocional.