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El problema que se dijo de “Encanto” era de “apropiación cultural”. ¿Cómo era posible que una empresa como Disney se lucrara con un tema meramente colombiano? Pregunta que podemos hacernos con “Emilia Perez”.

El filme, que narra como Rita, una abogada que acababa de ganar un mediático caso en donde sus supervisores tomaron todo el crédito, un día recibe una oferta que le cambiará la vida: ayudar al narco más peligroso de México en hacer una transición de cuerpo y de vida.  Después de lograr su objetivo, Rita desaparece para vivir su nueva vida, pero el pasado es paciente y les llega a todos.

Entre sus graves errores está el concepto, terriblemente plasmado en un filme que toca temas delicados de una forma tan banal y absurda, que pareciera que lo hace adrede y para llamar la atención y es casi inaudito ver en las entrevistas y los detras de camara como el equipo tomó esto con toda la seriedad posible.  Temas como el narcotráfico, la identidad sexual, el abandono y hasta el mal trato laboral son tocados con una frialdad terrible que parece no tener cabida en una persona que haya hecho una ligera investigación.  Y no es tanto por su forma, un tanto infantil de hacer musicales, sino en cómo toca el tema.  Escuchar el relato de Manitas sobre como no se siente identificado con su cuerpo, entre lágrimas, para luego hacer una especie de coreografía y en consecuencia hacer una escena superficial en un restaurante junto con Rita, es casi de un humor rancio.

La puesta en escena de “Emilia Perez” tampoco se salva, porque entre saltos temporales que resultan incongruentes y con un guión bastante conveniente, el sentido desaparece.  Lleva hacia delante esto sin mucha importancia y luego le exige al espectador que lo tome con la seriedad que amerita, pero el espectador se ve forzado constantemente a hacerse preguntas en el camino acerca de cómo sucedió o cómo se llegó a ese recorte y brevedad de situaciones que le dan una incorrecta orden de seguir su camino saltándose partes fundamentales para ser consecuente con ella misma.

En cuanto a los personajes, quitando las excelentes actuaciones de Zoe Saldaña (Guardians of the Galaxy) y Karla Sofia Gascón quienes abordan sus personajes con la seriedad posible y la fuerza necesaria, están cubiertos de un desconocimiento y sin sentido que hace poner las manos en la cabeza a cualquier con dos dedos de frentes.  ¿Como puedo tomar en serio a un personaje que cuatro años atrás acabó con varias personas de la forma más fría posible y ahora está indignada de que nadie hace nada por esas personas? ¿Como puedo tomar en serio que un personaje enterró vivo a muchos inocentes y ahora hace activismo por esos inocentes? Encima el director quiere, con una escena final en modo musical, que sintamos algo de pena por un personaje en particular cuando en realidad lo que hace es que estemos confundidos de como llegamos aqui.

Como género musical su suerte es dispar, ya que por momentos funciona como debería para impulsar la trama y brindarle una razón de ser, mientras que por otras ocasiones se suscitan esas necesidades de musicalizar que la vuelven inverosímil e innecesaria para con su construcción como historia, etapas en las que ni siquiera las canciones tienen relación con lo que van sintiendo los personajes y tampoco le aporta como colchón al relato para nutrirlo y darle una extensión sobre los hechos que se van trazando en esas fases, además de ser enormemente desacertadas las decisiones de mechar su idioma original (español) con pequeños trayectos en inglés, aspecto que no hace más que exponer las enormes dificultades de su elenco para poder hablar en español naturalmente como se hubiese querido conseguir, y muchísimo más evidente sería sumando el inconveniente de lograr un acento mexicano que pueda convencer.  Ver a Selena Gomez interpretar a una mexicana que no sabe ni decir algunas palabras básicas del léxico mexicano, es casi un insulto, y es más insultante toparnos con escenas donde esta leyendo claramente lo que debe decir (la escena de la llamada) o notar que se le puso la voz en postproducción (la escena del sofá).

Pero volvemos a mala dirección de un director, que claramente no conoce el material que tiene entre manos por su falta de investigación y su falta de interés, cuando en el momento final el tiroteo y la guerra de narcos se detiene por completo, sin explicación alguna llevándonos a una escena que es difícil de entender.

Visualmente, se le debe aplaudir la fotografia a Paul Guihaume, quien no utilizo el horrendo filtro amarillo para representar a Mexico que Hollywood esta acostumbrado a usar, al igual en su trabajo con cada uno de los cambios cinematograficos a nivel musical, destacando los negros y los colores de neon en momentos claves.  Un trabajo impresionante.

“Emilia Perez” es un producto de Jacques Audiard, un director que claramente no investigó nada y que encima busca plasmar su visión errónea ante varios temas serios.  Que haya tomado relevancia y aplausos, deja en evidencia dos cosas importantes: Hollywood y los festivales solo quieren personajes mártires con los cuales poder hacer activismo falso y llenar una cuota social que han implementado ellos y de la cual no saben como salir, y que la fanaticada de Selena Gomez es tan grande que aseguran que ha sido la mejor actuación del año.

Veredicto

Es cierto que no buscamos una verosimilitud absoluta en una película, pero un poco más de sutileza y coherencia no estaría de más.

3 / 10