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Después de Thunderbolts, Marvel Studios cierra la saga Multiverso con The Fantastic Four: First Steps. Un filme que debió ser más el inicio de una saga que el cierre de la misma.

La historia, que tampoco busca complicarse, narra la historia de estos cuatro personajes que, en un viaje hacia el espacio, vieron cómo su ADN fue modificado, otorgándoles poderes increíbles. Reed Richards tiene la habilidad de estirarse a su conveniencia; Sue Storm, su esposa, puede volverse invisible; Johnny Storm convierte su cuerpo en llamas; y Ben Grimm se convierte en una gran mole de piedra súper fuerte.

Marvel nos ahorró otro inicio, como hizo Gunn con su Superman, y después de una introducción de unos cuantos minutos, estamos en la acción, con los personajes ya establecidos. El público los conoce y, de paso, sus problemáticas personales (de las cuales el espectador está totalmente harto) nos las quitan de encima.

Bajo todo esto, se les aparece Shalla-Bal —o como se le conoce en los cómics, Silver Surfer— (interpretada por Julia Garner), quien les dice que su mundo está condenado a ser devorado por Galactus, un gigante que devora mundos y que se dirige hacia la Tierra.

En ese sentido, la historia no se complica ni busca ser trascendental consigo misma, sino con sus personajes, ya que el guion se enfoca principalmente en la relación de los cuatro protagonistas y su desarrollo. Vemos una dinámica familiar más que de amistad, y cómo esta se va construyendo y funcionando en este mundo, con estos personajes y los poderes que poseen.

Más allá de todo esto, el director Matt Shakman desaprovecha totalmente a casi todos los personajes que aparecen en pantalla, a diferencia de lo que sucedió con Thunderbolts.

Por ejemplo, The Fantastic Four: First Steps tiene a Paul Walter Hauser como uno de los villanos, quien solo aparece en dos escenas. Joseph Quinn, como Antorcha Humana, tiene sus momentos, pero por alguna razón se sentía como si no estuviera cómodo con su personaje, o como si el director le exigiera ciertas características que realmente no iban con él. Solo Pedro Pascal y Vanessa Kirby destacan entre todos los demás, por una dinámica muy bien llevada de esposos (y padres).

Matt Shakman, que ya demostró su habilidad para fusionar géneros en WandaVision, apuesta aquí por un enfoque estilizado y con personalidad. Su dirección brilla especialmente en el tono: homenaje al pop-art, la ciencia ficción pulp y la estética vintage, sin dejar de sentirse contemporáneo.
No todo encaja de forma perfecta —algunos tramos se sienten apresurados o desiguales en ritmo— pero Shakman logra dotar al conjunto de coherencia visual y narrativa. Así que su función como director cumple con creces, aunque su tarea parece enfocada más en convertir en humanos a los personajes que en héroes (algo que ya demostró en WandaVision).

Es de las películas más arriesgadas del MCU reciente. El diseño retrofuturista, lleno de neones, tecnología vintage y arquitecturas imposibles, recuerda poderosamente al universo de Jack Kirby. Los efectos especiales logran transmitir una escala cósmica sin perder legibilidad, y la recreación de Galactus —más cercana a una entidad conceptual que a una figura antropomorfa— evita los errores del pasado.

Y es que la puesta en escena es extraordinaria, y a esto se le suma con mucha fuerza una banda sonora de Michael Giacchino, emulando ese aire clásico.

Si el camino de Marvel es más parecido a Thunderbolts y a The Fantastic Four: First Steps, pues alabado sea, ya que es el mejor camino sin duda alguna. Más seriedad, menos humor, pero mucho más desarrollo de personajes.

Veredicto

Es una película que apunta maneras y deja la puerta abierta a aventuras más ambiciosas y mejor afinadas.

6 / 10