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Napoleon se coloca sin duda como uno de los estrenos no de la temporada, sino del año 2023.  Ridley Scott es uno de los grandes directores de la historia del cine (Gladiador, Alien, Blade Runner, y en el 2022 House of Gucci y The Last Duel).  así que cualquier cosa que filme hay que mirarla, como mínimo, a través de la óptica del profundo respeto. Sin embargo, todo hay que decirlo: es un director quizá demasiado tendente a la grandilocuencia, a la exaltación, al mucho ruido aunque carezca de profundidad.

En general, hacer una película biográfica sobre un personaje histórico, por muchas licencias artísticas que le dejemos tomarse al director (y algunas cuesta digerirlas) es muy complicado, porque se suele caer en el simplismo y en el sesgado retrato de una persona de la cual todos tenemos ya una idea preconcebida en la cabeza.

Napoleon

Por eso cuando se habla de Napoleon, como un biopic al uso, es difícil imaginar no solo a un director que pueda hacerse cargo sino un guión que sea lo suficientemente completo e imparcial.  Dicho esto, y recordando la falta de profundidad que a veces hace gala el director, es bueno decir que a pesar de las dos horas y media que dura el filme, no se hace incómodo ni difícil de ver.  El velocísimo hilvanado de escenas, no manteniendo ningún plano más que unos segundos, le resta profundidad pero hace que inevitablemente mantengas los ojos en la pantalla.

La música aporta mucho a lo anterior pues es intensa, bonita y construye mayor fondo dramático que el aportado por muchas otras imágenes. La base de piano le aporta un gran toque clásico, con piezas reconocibles que ayudan a avanzar y dar saltos en la historia de una a otra batalla o hito histórico.  Esto es gracias a Martin Phipps, quien es también quien está detrás del soundtrack de la serie The Crown.  En las batallas es grande, elevada y épica, muy al estilo epopeyico de la película.

Para este intento de hazaña fílmica Scott cuenta con uno de los mejores actores de su generación: Joaquin Phoenix. Era el perfecto para el papel por su facilidad y virtuosismo a la hora de interpretar personajes controvertidos, compungidos, histriónicos y oscuros, como ya hiciera en Joker, Gladiator (también con Scott), o donde logró estar nominado en los Golden Globes, Beau is Afraid.

Le acompaña Vanessa Kirby como Josefina de Beauharnais, primera esposa de Napoleon y emperatriz de Francia, y, a la postre, el personaje más importante de la película y de la vida del emperador, pues sin ella “él no sería nada”. Mientras la interpretación de Phoenix supone un muro difícil de flanquear, la de Kirby logra transmitir algo más acerca de la única mujer que amó al emperador.

La fotografía recuerda mucho a The Last Duel, y viene de la misma mano: el polaco Dariusz Wolski.  Una fotografía oscura, sucia y deprimente, que nos transporta a esa época, pero que pierde fuerza en planos de largo alcance y hace que uno se emocione solo cuando está en escenarios reales.

No olvidemos que Napoleon no deja de ser un blockbuster al que incluso no le va mal un buen cubo de palomitas. A Scott se le da muy bien filmar escenas de acción trepidantes con caballos, espadazos, miles de tropas, algún que otro cuello rajado y sangre por el suelo.

Logra que todas las batallas sean entretenidas y que nos tapemos los oídos como hace Napoleon (al principio, ya no al final, buen detalle) cuando ordena disparar los cañones.

El problema de todo esto es el uso de texturas digitales y la creación de paisajes por computadoras.  Le quita todo el realismo y la épica que podía estar teniendo y, de nuevo, me saca de la película y me hace pensar en algún sub producto típico del blockbuster.

¿Recuerdan que dije al inicio que el director es grandilocuente? ¿Y qué dije que es difícil hacer una película del personaje de Napoleon? Pues claro que lo es, pero eso no significa lo realizado por Scott con este guión que a veces da vergüenza ajena.  Porque a diferencia de Nolan con un Oppenheimer bien detallado a pesar de su velocidad, a Scott le sucede que el personaje se les escapa de las manos y no sabe cómo contenerlo.  Entonces termina el filme, y estuviste entretenido pero sin saber quién es Napoleon en realidad.

Veredicto

Una vez más, la artesanía de Scott se pone de manifiesto, pero está al servicio de un guión profundamente superficial, que aborda los principales acontecimientos de la vida de su protagonista con muy poca pasión.

5 / 10