En los tiempos que vivimos, un anuncio de “Inside Out 2” puede generar tanto miedo como emoción. Y es que Hollywood ha tratado por todos los medios, después de una pandemia y una huelga de guionistas y actores, buscar éxitos rápidos.
Por eso no es sorpresa que le hayan dado luz verde en hacer esta secuela, casi 10 años después del estreno de la primera parte que ha sido una joya. Y de entrada no era fácil, porque esta primera parte que salió en el 2015 a manos de Pete Docter (Soul) que es experto en manejar el drama y puede sacar la lágrima fácil, se convirtió en un verdadero manual para trabajar las emociones. Una guía que tanto niños, como jóvenes y adultos, podemos entender como funcionan las emociones y la mente humana sin ningún esfuerzo extra de nuestra parte y encima, ¡disfrutando!
En esta secuela, Riley entró a la pubertad y con ella a la secundaria, por lo que hay cosas que van a cambiar tanto por fuera como por dentro. Es en una prueba para poder jugar hockey en una nueva escuela, lo que hará que estas nuevas emociones salgan a flote como son: envidia, vagancia, vergüenza y la más sorprendente y con la que TODOS se identificaran, que es ansiedad.
Cada una de ellas tiene su función y no tienen por qué ser positivas o negativas… salvo que se desborden y asuman el control total. Ansiedad permite anticipar escenarios y proteger a Riley, pero si se adueña de la creatividad puede ser angustiosa de veras.
“Inside Out 2” sigue clarificando algunos procesos cognitivos que nos llevan a mostrar un comportamiento más o menos volcánico pero lo bueno es que no es una película injusta con los adolescentes sino que arroja una mirada afectuosa hacia ellos y, en suma, hacia todos los que hemos pasado por ahí y los que pasarán en algún momento. De hecho, hasta se va más lejos y uno como adulto puede empatizar fácilmente con la situación de Riley, porque, como dice “Alegria” en una escena: “tal vez al crecer uno deja de ser feliz para ser ansioso”.
En “Inside Out 2” vuelven Alegría (Amy Poehler), Tristeza (Phyllis Smith), Furia (Lewis Black), Temor (Tony Hale) y Desagrado (Liza Lapira), pero en la nueva etapa madurativa y frente a una instancia de prueba que amplifica la presión y la autoexigencia afloran nuevos sentimientos como Ansiedad (Maya Hawke), Envidia (Ayo Edebiri), Vergüenza (Paul Walter Hauser) y Ennui (desinterés, aburrimiento, con la voz afrancesada de Adèle Exarchopoulos). Con un cameo muy interesante, y tal vez uno de los mejores momentos de la película, aparece brevemente Nostalgia con la voz de June Squibb.
El código cromático y el diseño de los personajes sigue siendo una clave fundamental: Ansiedad tiene enormes ojos y una gran boca, con cabello fosco y color naranja, que sugiere energía y vitalidad, un verdadero torbellino; Envidia es pequeñita, verde (claro), y con ojos que se expanden cuando encuentra un foco de atención; Vergüenza es enorme, rosa y tiende a taparse. Y luego hay otros dos personajes que aparecen menos, pero son bien curiosos: Aburrimiento, violeta, siempre al margen y dispuesta a simplificar la vida a Riley y Nostalgia, que irrumpe de forma anecdótica aportando mucho humor. Por lo que los colores son SUPER importantes en este filme. Pero dejando esto a un lado, porque al final sabemos qué esperar de Pixar en ese campo del diseño y sus colores, el guión es un poco menos profundo que el anterior. Mientras que el filme anterior contaba con el mismo Pete en el guión, aquí se apostó por Meg LeFauve (The Good Dinosaur) y Dave Holstein (Kidding), para darle el mando a Kelsey Mann en la dirección, quien en el primer arco del filme apuesta por los gags y algunos chistes incomprensibles por lo anacrónicos que son, como el chiste del anuncio de Apple de 1984, o el chiste de los juguetes Mattel, del cual fui el único en reír en la sala.
Sin embargo, “Inside Out 2” se eleva al entretenimiento masivo con algo simple: concisión. Porque en este punto, la película expresa sus motivos desde el inicio con imagenes, y eso emociona, porque es de un modo genuino que en la primera entrega forzaba un suspenso innecesario para llegar a la enseñanza (darse cuenta al final que no hay alegría sin tristeza), pero que aquí está perfectamente inscrito en el guión. Madurar es poner a un lado la alegría, pero no perderla.
Algo interesante es el miedo de Pixar/Disney de dejar a alguien fuera, vender una taquilla menos, lo que hace que cosas curiosas como ver un personaje latino bailando por la pantalla sin profundidad ni nada, a estas alturas no genera ruido pero tampoco genera empatía. No cumple algún rol ni nada, pero lo vemos y es como si no estuviese, algo que hubiese sido interesante ver a uno de estos personajes desde dentro y ver como interactúa en base a una mentalidad distinta.
Al final “Inside Out 2” es una gran película que tal vez no llega al 9 que logra su primera parte, pero si está muy cerca de ello.