Las cosas como son. “Kate” es una película para pasar el rato, un Domingo cuando no tengas nada mejor que ver o al menos, estés en un tipo de ánimo donde solo quieras ver algo para pasar el rato.
Esto facilmente podria ser facilmente cualquier otro tipo de película, como “John Wick” o “El Transportador”, o “Jack Reacher”, porque están realizadas con el mismo patrón: personaje protagonista que se ve en situación difícil, una armada de villanos, uno o dos soldados elite con el que se pueda ver la experiencia del protagonista, alguien se ve traicionado “porque sí”, y un personaje que será el nexo humano con el protagonista.
El guión de Umair Aleem no es que se esfuerce lo suficiente y a los quince minutos uno ya sabe cómo podría acabar (y fácilmente puedas dar en el clavo), por lo que no es que sea totalmente novedoso. La trama, pues, lo de siempre; nuestro protagonista es una especie de especialista de alguna agencia que poco se menciona, donde un dia por alguna razón decide salir de la agencia tras su última misión, pero resulta que en esta misión es envenenada y solo le quedan menos de diez hora para averiguar quien y porque la envenenaron.
Mary Elizabeth Winstead, toda correcta en su papel de asesina experta y la verdad que ella tiene un aire refrescante que puede seguir explotando (en otras sagas), Woody Harrelson sencillamente cumple y Jun Kunimura le aporta algo de sobriedad a un proyecto como este, y se agradece. Los demás, pues, olvidables todos.
Las escenas de acción, que es donde debe brillar, pues, poco brillan y muchas resultan interesantes (como la del restaurante) mientras que otra ya se han visto y explotado mil veces (la del primer escape). Tampoco la dirección se salva de clichés, porque Cedric Nicolas-Troyan está tan interesado en meter referencias y pretender ser bastante original que sobrecarga la puesta en escena.
Tal vez entre las cosas interesantes, además de las actuaciones de estos tres actores, esté la fotografía de Lyle Vincent llena de neones y colores brillantes, logrando no una, ni dos, ni tres, sino muchas escenas bastante agradables a la vista y que cualquier espectador termina deslumbrado.