Hay algo en el personaje de Superman que lo hace especial. Es alguien poderoso, pero también bondadoso.
James Gunn se nota que se divierte, que lo pasa de maravilla contando esta historia. Pero también quiere dejar claro quién es el personaje y lo que representa. Se agradece que no le importe de dónde viene, y de hecho, desbarata esa idea concebida hoy en día como un mantra: “No importa de dónde eres, sino quién eres”, le dice su padre, Jonathan Kent (interpretado por Pruitt Taylor Vince), en una escena bastante conmovedora.
Sin embargo, a pesar de eso y de querer bañar al personaje de la humanidad que tantos fans vienen pidiendo, Gunn se pierde con la columna vertebral de la película: su guion.
Superman es una película de superhéroes que incluye una trama dramática sobre el significado de ser el personaje, una trama política con Luthor, comedia involuntaria marca Gunn, comedia clásica porque quiere rendir tributo al clásico, e incluso un guiño a su gran amigo Zack Snyder, intentando suavizar una de las tramas de su polémica trilogía.
En esta evocación/reconstrucción del folclore pop de Superman, Gunn apuesta por abrir el juego hacia dos zonas en apariencia muy distantes entre sí: el thriller político y la comedia cuasi infantil.
Al ahorrarse tiempo evitando contar el origen de un personaje que hasta el más despistado conoce, el director se adentra en una trama geopolítica que hubiese sido perfecta si Snyder la hubiese desarrollado, en lugar de torturarnos con Batman vs. Superman.
Lo peor es que tampoco Gunn sabe manejar esta trama: se diluye entre una rabieta del personaje, dos escenas de un noticiero y algunos personajes secundarios hablando del tema, hasta el punto en que ya no importa si uno ataca al otro, a pesar de que la ficción presentada (Rusia vs. Ucrania) resulta bastante realista.
Gunn sabe que no puede, no quiere o no le conviene imponer una película familiar centrada en las manipulaciones geopolíticas de un billonario que controla a dos grandes potencias y que tiene al buen Superman como único posible enemigo. Por eso, intenta hacerla más accesible con su clásica y colorida juguetería: soldados con armaduras raras, una metahumana que se convierte en lo que quiera, otro metahumano con todo tipo de poderes, un portal que conecta con una prisión intergaláctica donde hay de todo (incluyendo exnovias), y un monstrico gracioso al inicio que parece sacado de una película de Pixar.
Aquí, Gunn se desborda con la comedia cada vez que puede. Algunas funcionan y otras no. Algunas causan risa, otras dejan indiferente.
Amarrado a todo esto está el desarrollo de personajes, donde solo el trío Superman, Lex Luthor y Lois Lane tiene verdadero desarrollo, y aun así, se sienten desdibujados.
Lo más cercano al clasicismo narrativo que posee la película ocurre en el entorno del Daily Planet/Clark Kent. Rachel Brosnahan encarna a Lois Lane –colega y novia– y Skyler Gisondo a Jimmy Olsen. Gunn juega aquí con la relación entre el superhéroe y la periodista de un modo que recuerda a las comedias románticas clásicas. Es en esta parte donde mejor se lucen las aptitudes actorales de David Corenswet, quien logra apropiarse del personaje con solvencia.
Rachel Brosnahan también devora la pantalla con una seguridad abrumadora, y ni hablar del desaprovechado Nicholas Hoult, a quien Gunn interrumpe justo cuando empieza a despegar.
El resto del reparto, como Nathan Fillion, Isabela Merced, Mariela Gabriela de Faría y Edi Gathegi, cumple lo suficientemente bien.
La música, compuesta por John Murphy (amigo y colaborador de Gunn), brilla especialmente en los momentos dramáticos, más que en los de acción.
La fotografía está a cargo de Henry Braham, otro frecuente colaborador del director. Al igual que en Guardianes de la Galaxia Vol. 3, Braham destaca los colores brillantes y da énfasis a los exteriores de día. Basta ver cómo algunas escenas pierden impacto cuando Superman vuela en la Antártida.
Aun con su caos interno y su constante choque de tonos, Superman es una película que parece estar viva. Es ágil, por momentos graciosa, y tiene una ligereza que el universo DC necesitaba después de tanto tiempo. Un futuro más prometedor.