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Una de las cosas interesantes que tiene “El Conjuro” (2013) es como James Wan logra una dirección soberbia y eficaz, saliendo de todos los tópicos que existen en las películas de terror.  Pero no solo eso, sino que también logra darle seriedad a sus personajes y situaciones a un nivel tal, que lo mismo que sucede en pantalla es lo que haría una persona fuera de la ficción en caso de tener una casa embrujada.

Dicho esto, “El Conjuro 3” (para resumir el nombre) se queda bastante corta en ese sentido y se convierte, lastimosamente, en otra película de terror de turno que da buenos sustos y ya.

Claro, no sería justo compararla cuando cada una es independiente de las demás, a pesar de funcionar como parte de un universo, pero es casi inevitable.

En esta ocasión los Warren son llamados por una familia para que les ayude con un demonio que poseyó a un miembro de la familia.  Sin embargo este demonio se paso al cuerpo de otro integrante de la familia y ha hecho que este cometa un asesinato.  La pareja hará todo lo posible por demostrar que el chico estuvo poseído a la hora de actuar.

Aquí el argumento es lo que poco importa, y se agradece que Michael Chaves, su director, se haya saltado la parte del juicio que siendo honestos, no hay una forma inteligente de mostrar este argumento con seriedad.  Más allá de eso, los Warren se convierten en una especie de detectives que buscarán pruebas para entregarla al abogado y demostrar que este es inocente, siendo esto parte de lo absurdo del guión.Pero lo que hace que la película se lleve la gran parte de su disparatado argumento, es cuando decide mostrar dos puntos claves:

El primero es iniciar una idea y no desarrollarla.  Sin entrar en spoilers nos dicen que hay elementos que conectan lo sucedido al joven con otros casos.  ¿Dónde están esos casos? ¿Quién investiga eso? ¿En que han quedado esos casos? No hay respuesta para el espectador el cual se pregunta a mitad de película, que tiene que ver un caso con otro.

El segundo punto, y este es más importante, es que se aleja totalmente de la seriedad que le caracterizaba para hacer más efectista las cosas.  Sin Lorraine ya tenía un presentimiento de algo, aquí lo exageran al punto de ver qué ha sucedido aunque no esté ahí.  Porque en la primera, donde Lorraine percibió, aquí ve.  Lo mismo sucede con gran parte de su trama.  El caso de la Familia Perron, era algo que solo ellos y los Warren estaban viviendo.  Cuando se une el equipo completo (camarógrafo, policía y sacerdote) nunca ponen en duda lo que están viendo porque es lo que creen, y era aceptable porque se mantenía ahí con ellos.  La dimensión por la que el demonio impacta es tan grande que es casi un sin sentido que la prensa o la policía esté siempre pendiente de ellos.

¿Que podemos salvar de esta querida saga?

Tiene buenos sustos.  Vera Farmiga y Patrick Wilson son geniales.  Unos actores con mucho potencial y una química tremenda.  La fotografía de Michael Burgess es muy bonita y más cuando decide tomar esos planos amplios con poca iluminación.  Y claro, varios guiños a clásicos del terror.

Veredicto

 

“El Conjuro: El Diablo me Obligo Hacerlo” es una película que, fuera de la saga El Conjuro, entretiene y que como cierre, al menos se puede pasar, pero que no está a la altura (y ni se acerca) de la primera o al menos de la segunda.

4 / 10

Cuando James Wan estrena ´El Conjuro´ pone en claro varios puntos. El primero es que el director malayo sabe dirigir (y de qué forma). Segundo sus películas son un espectáculo puro de diversión, pero al mismo tiempo no toma como tonto al espectador. Tercero, que entretenida película.

Los temores se disipan con los primeros minutos del metraje en donde nos cuentan algo totalmente distinto a lo que vamos a ver, solo para dar una introducción (ojo con esta escena) a los protagonistas. No lo vemos cazando demonios o fantasmas, no lo vemos haciendo un exorcismo. Los vemos dando una charla con un curso lleno de estudiantes. Es decir que estos tipos no son unos cualquiera que andan adivinando. Incluso Wan nos entrega una escena crucial, en donde la pareja es llamada por una supuesta casa maldita y resulta ser que era una corriente de aire que hacia que se escuchen ruidos.

El filme nos lleva a 1971. La familia Perron acaba de mudarse (esposa, esposo y cinco hijas) a una casa que esta poseída por un espíritu demoniaco. Suceden algunos incidentes hasta que la esposa decide ir y buscar a Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga). Wan toma sus personajes en serio y no busca, por ningún motivo que el espectador no lo vea así. Incluso la niña más pequeña es tomada tan enserio que elimina de un plumazo los tópicos de los personajes de terror. Todos piensan y actúan como lo haría alguien fuera de pantalla. ¿Qué hacen los Warren cuando le piden que vayan a la casa? Dudar. ¿Qué hace la familia cuando ve que las cosas están poniéndose feas? Plantearse mudarse. ¿Qué hacen los Warren al llegar a la casa? Observar e investigar.

Y esto sucede porque el director tiene un concepto claro de que es lo que quiere y que es lo que puede dar. No da vueltas en cosas innecesarias como presentar alguna muerte por ahí random o un susto que sobre. Incluso esta tan seguro que se encarga de entregar hasta unas reglas básicas de que sucede cuando estas en una situación como la familia Perron.

Wan se toma su tiempo para retratar a la familia sufridora y de paso para desarrollar a todos los personajes, haciendo una gala de una estructura narrativa sin salir de su suspenso y terror. Con los pocos minutos que tiene el director para poder desarrollar personajes, pues decide usarlos al máximo para que podamos sentir conexión emocional con ellos, y Vera Farmiga y Lily Taylor saben que sus personajes son importantes y se empeñan en dar el doble de lo exigido. Conectamos inmediatamente con ellas por X o por Y.

Aquí tenemos personajes que saben lo que hacen y hay un guion con estructura narrativa bien formada. Esto no es una película de sustos y ya, es una historia con sustos agregados. SUSTOS AGREGADOS, gente. Cada escena en el día es una invitación a abrazar a los protagonistas y luego vuelve la acción. Y todo esto que explicamos antes, lo que logra que entendamos el verdadero pánico que sufre la familia al mudarse a una casa nueva y que esta venga maldita.

Es por eso por lo que la llegada de los Warren es un alivio para la familia como para el espectador, agotado de tanta tensión.

Y si esto fuera poco, James Wan lleva el filme con una fotografía atmosférica, con difusas fuentes de luz y muchos juegos de sombras. En momentos parece como si de verdad las luces que están en pantalla son las que iluminan todo el escenario. Logrando que los sustos sean el doble de eficaces (solo hay que observar la escena del fantasma en el dormitorio de las dos hermanas).

A Wan solo le falta épica. Épica en el final con una escena que suba los niveles necesarios. Pero al final es lo que es, una excelente película de terror en donde su director ofrece unas clases de manejo del suspenso mezclados con una variedad de recursos sonoros y visuales que ya quisieran muchas otras películas del género. Entretenida, bien rodada, con ideas y criterios bien establecidos y dando un paso adelante en un genero tan complejo como es el terror/horror/suspenso.

Veredicto

´El Conjuro´ es solvente y bien lograda. Creada por un director que ama el género. Aunque la historia sea sencilla, su desarrollo es lo hermoso y lo interesante. Se pasa mal rato, eso sí, porque James Wan sabe lograr que pasemos mal rato y eso se agradece.