“The Substance” no es un drama como han dicho algunos, sino un body horror completamente.
Este género en particular se caracteriza por mostrar grotescas transformaciones en el cuerpo humano, como motor para el terror. “Malignant” tiene algo de este género, al igual que tiene del fiallo y otros, pero aquí no hablaré del filme de James Wan sino del filme de la directora francesa Coralie Fargeat, la cual en el 2017 sacó su primer largometraje “Revenge” y ahora está acaparando todas las miradas y charts con “The Substance”.
Elisabeth Sparkle es una famosa actriz que ha llegado a sus cincuenta años y está llevando un programa de aeróbicos, sin embargo ha sido despedida del mismo ya que los productores quieren una persona mucho más joven para llevar el programa. Después de varios situaciones que llevan a Elisabeth a encontrar un líquido llamado “La Sustancia” que le permite sacar una versión más joven de ella, hará que se emplee una lucha interna entre las dos personalidades: Elisabeth, la actriz de 50 años y Sue, la nueva y más joven versión de su cuerpo.
Basta de sinopsis y de datos que hablan de la trama, vayamos a lo importante: ‘The Substance’ es una experiencia inmersiva (es increíble la cantidad de estímulos con los que uno es bombardeado durante todo el filme) y la película más extrema en lo que va del año, porque no tiene ningún tipo de temor en tirar toda la carne al asador (en todos los sentidos), consciente de que juega con lo grotesco, con la caracterización muy de caricatura (el papel de Dennis Quaid es brillante y repugnante a la vez) y con la sátira acerca de la cultura en que vivimos, esa que ejerce presión sobre el físico de las personas y empieza a excluir a todo ser que se va poniendo «viejo».
Coralie Fargeat filmó una secuencia mejor que la otra, con planos de todo tipo según amerite cada momento y con una simetría exquisita made in Kubrick (de hecho hay claras referencias a Stanley que se detectan de inmediato).
Y ojo, olvídense de decir que esto sí es cine, que esto no es cine, que el género de terror esto o aquello. Es un punto que me gusta aclarar siempre y tomaré esta película para hacerlo. Este filme es tanto cine como lo es cualquier de Marvel, la diferencia está en cómo se plasma este cine. Es como la pintura de un niño y la de Van Gogh. Las dos son pinturas pero una es artística, acabada, detallada, y la otra es simplemente una pintura.
Este filme está lleno pero LLENO de mensajes dentro de mensajes. Escenas con significados profundos y otras más simples de entender. Eso es lo que la hace más artística que las demás y en mi opinión, lo que hace que a muchos les guste. No es simplemente un filme donde muestran una crítica elaborada sobre muchos temas que no escribiré para que cada uno saque sus conclusiones, sino que es un filme que, como escribí al inicio, es una experiencia inmersiva.
Demi Moore no se le abre el pecho en esta actuación y demuestra una vez más lo gran actriz que es ella desde el minuto uno de la película. Margaret Qualley también destaca con creces siendo ésta quien lleve la segunda parte del filme en sus hombros sin despeinarse.
A nivel técnico la fotografía de Benjamin Kracun quien estuvo en “Promising Young Woman”, es parte de toda la experiencia con una cinematografía digna de premiaciones donde todo tiene significado, incluso los colores. Casi todas las decisiones que toma su creadora, Coralie Fargeat, con su director de fotografía Benjamín Kracun me resultan acertadas. Desde el plano de apertura con ese huevo que se desdobla, pasando por el timelapse de la estrella de la fama, hasta su parte final, dos horas y media después.
Todo el diseño de producción me gusta, excepto el maquillaje en algún momento, mientras que la música, con tonos de electrónica a cargo de Raffertie, es adecuada para el filme y extrañamente le da un toque tan bizarro como interesante.
Coralie Fargeat construye en “The Substance” una obra llamada a ser de culto. La magnífica planificación de la cinta y la perfecta comunión entre lo estético y lo gore hacen de este monstruo made in Hollywood un verdadero disfrute.