Joker: Folie a Deux” tiene uno de los peores títulos que he visto en mi vida.

La secuela de a manos de Todd Phillips, de aquella “Joker” del 2019, en la que aseguraba no era política y resultó que lo era, y ahora nos confirma que es política, es sin duda una de las películas más esperadas por el público.  Porque para todos, la sorpresa que representó este filme en aquel momento, fue abrumador.  Ni siquiera Warner estaba preparada para ello y rápidamente actuaron empujando el filme a los premios y para una mayor sorpresa, fue recibida con los brazos abiertos.  Tenían un universo unificado cayendo a pedazos, y sus películas individuales estaban recibiendo alabanzas.

En aquel momento, y siempre lo he dicho, el Joker de Joaquin Phoenix NO ES EL JOKER.  Por más que le quieran poner el título, por más que quieran incluir personajes de ese universo, este no lo es.  El icónico villano es el mal encarnado que no necesita de traumas para ser villano.  Sin embargo, la jugada inteligente fue hacerlo conectar con el público.  Que sientan, con escenas bien cuadradas y con una fotografía y colores bien seleccionados, que todos podemos ser este personaje, o en su defecto, puede estar entre nosotros.

En esta secuela Todd, por más extraño que parezca, busca hacer algo que si te lo plantean antes de ver el filme, te parezca interesante e incluso hasta algo atrevido, pero cuando te sientas a verlo solo te queda ponerte las manos en la cabeza.  “Joker: Folie a Deux” no es una secuela directa, aunque lo parece, porque es una película que trata, de forma argumental, ir por otro rumbo.  Y es que el filme busca admitir y al mismo tiempo negar, que todo el movimiento que hubo fuera del filme poniendo al personaje como un icono de revolución y justificando sus acciones, es y será, malo y culpa de otros.  Y es ahí, cuando te das cuenta de que el filme busca acelerar y frenar al mismo tiempo y eso es la verdadera locura.

Joker: Folie a Deux

El guión tiene problemas.  Si el anterior buscaba dejar la duda de si el problema de todo era la víctima (Joker) o el mundo exterior (los personajes secundarios), aquí buscan decirnos si el culpable de los desórdenes es el personaje o el fandom.  Pero todo ello sin querer ir al extremo y cuidándose de que explote.  Por si fuera poco la mayoría de cosas que suceden es “porque sí” o porque a los guionistas (Todd Phillips y Scott Silver), logrando que el resultado sea tan irregular como sorprendente, porque no esperas que algo salga asi y cuando piensas en ello vuelves a preguntarte como se dio ese resultado.  Y es que hacer un guión de un drama psicológico, mezclado con juicios, mezclado con musical, mezclado con película romántica porque Lady Gaga no está de gratis, y encima que sea una declaración de intenciones y una carta para explicar que el personaje fue sacado de contexto, es, sin lugar a dudas, el riesgo más grande que he visto en los últimos 5 años, y eso, que he visto varios.  Porque al igual que la anterior que no tomaba un bando, aquí lo repite, y esta vez es la personalidad del personaje dividida en dos, en las cuales no profundiza en ninguna.

Y como vuelve otra vez a querer usar la misma táctica, no podía haber otra forma que buscando la fotografía crepuscular y ochentera que Lawrence Sher supo llevar y que el director aprovecha.  Lo mismo con Lady Gaga, quien hace de Harley Quinn, que dejará a muchos fans de los cómics molestos mientras que a los menos puristas puede que les guste.  La dirección de Todd es IDÉNTICA a la primera y la puesta en escena, como es usual, está bien cuidada, principalmente todos los sets musicales.

Para concluir, con Joker: Folie a Deux, lo más probable es que las personas, o la mayoría aun después de verla sigan sin entender el porque es un musical, descuide, que yo les respondere esa pregunta: los musicales suceden dentro de la cabeza de los personajes.  Zack Snyder lo hizo también con su “Sucker Punch”, y ahora lo repite Todd Phillips.  Si es algo que no sabias, pues ya lo sabes.