El género de acción evoluciona cada cierto tiempo, y la última vez fue con la saga “John Wick”. Dev Patel que no es tonto, trato de sacar lo mejor de esto para su debut con “Monkey Man”.
Las decisiones que toma Patel como director en Monkey Man son, en casi todo el metraje, arriesgadas, con multitud de planos detalle llenos de sangre y miradas de odio y dolor.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención de la película, de hecho, es una de las decisiones de guión: incluir algún toque cómico, que aunque escaso, resalta mucho sobre la seriedad y crudeza del relato en sí. Como si los propios guionistas (entre ellos Patel), supieran de lo cliché de su historia y quisieran dejar claro al espectador que eso ellos también lo saben, pero que eso no va a impedir que hagan la película que quieren hacer.
La historia de “Monkey Man” es una historia de venganza de manual: un chico (Dev Patel) al que nunca le conoceremos el nombre, busca venganza por la muerte de su madre. Lo que, a priori, era menos previsible, especialmente cuando hablamos de una ópera prima, es la sólida narrativa de la que hace gala una ‘Monkey Man’ que encuentra en ella su gran virtud y su principal seña de identidad junto a su atmósfera y su inesperado discurso sociopolítico; elementos que, en última instancia, llegan a dejar la acción en un segundo término de un modo que hace ganar enteros al conjunto. Y es que esta narrativa visualmente impactante, captura la esencia y la energía de la India contemporánea desde la clase alta hasta la clase baja. La ciudad metropolitana moderna y los callejones más sombríos.
Si bien las actuaciones son en su mayoría regulares, destacan algunos momentos de intensidad y emotividad por parte del elenco. El protagonista, interpretado por Dev Patel, ofrece una actuación sólida que transmite la determinación y el conflicto interno de su personaje. Sin embargo, algunas interpretaciones secundarias podrían haber sido más convincentes para profundizar en la complejidad de la historia. Tal vez es la falta de costumbre a ese cine de Bollywood, muy teatral como el asiatico, que hace que uno conecte un poco más de lo usual. El aspecto técnico es uno de sus puntos más fuertes, destacando especialmente la magnífica cinematografía y el cuidado montaje. Las imágenes capturan la belleza y la diversidad de la India, mientras que el montaje dinámico contribuye a mantener el ritmo y la tensión de la narrativa. En conjunto, el aspecto técnico eleva la experiencia visual de la película y la hace memorable.
El primer tercio de metraje opta por fragmentar de forma muy inteligente su narrativa con flashbacks incompletos que se intercalan con el presente del héroe, generando cierto caos deliberado que permite a ‘Monkey Man’ ahorrar en exposición oral y dejar que sea el espectador quien vaya atando cabos de forma proactiva, fomentando el diálogo en ambas direcciones entre público y pantalla.
A día de hoy, lo mejor que puede hacer una película de acción como esta es ofrecer una propuesta única y lo más íntima —para su creador— posible, y ‘Monkey Man’ supura el suficiente mimo escena tras escena como para permitir ver proyectada la figura de Dev Patel en cada uno de sus fotogramas, permitiéndonos recorrer sus raíces familiares y culturales mientras se reivindica como la gran estrella de acción en ciernes a la que acompañar a partir de ahora.