Todo artista necesita la complicidad del que consume su arte (aunque en algunos casos más que en otros) esto es una regla universal. 

En el cine todas esas imágenes en movimiento tienen el poder de contar un montón de historias escondidas, capa tras capa de luces y sombras que a veces al publico le tomará varias visitas de vuelta a esa película para ir descubriendo esas historias secundarias que complementan esa historia principal.

Antlers

Esta cinta hace su aporte en el género de horror, un género bien saturado (bueno si, pero que genero no lo está) utilizando algunos elementos clásicos del cine de horror americano: una pequeña ciudad cuasi rural, un clima frío y nublado, tradiciones sobrenaturales de los nativos norteamericanos, etc.  Como ingredientes de la receta de un plato típico de una región, que agrega un ingrediente foráneo que sobresale entre todos: la pizca de Guillermo del Toro.

Así nos lleva el director de este filme a explorar la tragedia del personaje principal mientras nos lleva y nos trae a la tragedia de un personaje secundario  que ingenuamente cree que sus traumas son los mismos del personaje principal sin tener idea de las consecuencias que trae a su vida al intentar ayudarlo. Pero este último personaje está condenado a hacer todo esto para así desentrañar la historia que hace bien en esconder la amenaza causando así incrementar la ansiedad en el espectador, el cual espera que algo pase.

Y cuando viene a pasar algo nos quedamos como «¿Y eso era?» . Entre flashbacks y apariciones de caracteres de tercera categoría en importancia la historia el filme llega a su clímax con la confrontación final con la amenaza, de la cual apenas nos cuentan un supuesto inicio y desarrollo, solo dejando un pequeño despojo para una secuela o quizás invocando aquel dicho de que la yerba mala nunca muere.

El equipo técnico cumple su cometido preparando la atmósfera al director y a los actores, pero la película no te atrapa, no hace que tu butaca se vuelva de alfileres, tan solo uno que otro jump scare. La película transcurre mientras tu mente comienza a divagar intentando calcular que tiempo falta o si mejor deberías estar revisando tus redes sociales.