Es difícil creer que la serie creada por Vince Gilligan tenga algún hueco argumental.  “Breaking Bad” es de las pocas series que se pueden dar el lujo de crear una historia totalmente redonda en donde se desarrollen todos sus personajes, de un final creíble y (por si fuera poco) dejar líneas para seguir desarrollando su universo.  Y resulta más increíble creer que todo el concepto de su spin off (“Better Call Saul”) viene de una sola escena con apenas 12 diálogos (Temporada 2, Capitulo 8).

Y es que la serie, más allá de tener la esencia de su predecesora, de manejar la ambientación y de mantener una trama redonda, la serie logra su punto álgido con el desarrollo de personajes.  Su desarrollo de personajes es de niveles superiores, siendo prueba de esto a Kim Wexler interpretada por Rhea Seehorn de forma impecable y a Lalo Salamanca quien lo interpreta Tony Dalton.  Este último siendo ya algo usual en la forma de crear a los villanos por parte de Gilligan, los cuales son extremadamente carismáticos pero a la vez amenazantes sin ejercer violencia constante.

La serie utiliza a estos dos personajes como pilares opuestos para demostrar cada lado del abogado Saul Goodman y de paso, del desarrollo de las situaciones.  Por un lado tenemos a Kim, quien sirve de freno para la evolución del personaje de Goodman y quien es el lado moral y recto de la serie, el cual se ve corrompido en sus dos últimos capítulos, pero por otro está Lalo, quien representa ese lado explosivo y agresivo lleno de locura de la serie y del personaje (no olvidemos que esta serie es sobre el abogado Saul Goodman y TODO, absolutamente TODO está relacionado con el).  Como simbolismo a esto, está la escena de Lalo Salamanca en prisión y el cual es liberado justamente cuando Goodman lleva su vida al límite en el octavo capítulo.

Otro punto en aclamación es la puesta en escena en cuestiones de espacios y para representar situaciones, la cual se refleja en sus dos últimos capítulos.  La escena de la sombra de Ignacio Vargas corriendo es una excelente representación de la situación que está viviendo el personaje en su arco y en ese mismo momento.