Hollywood al estar falto de ideas, ha querido traer ideas viejas para seguir explotando, y ahora le llegó el turno a “Candyman”.

Dirigida por Nia DaCosta (la directora que está trabajando con Marvel para traer la secuela de Capitana Marvel llamada “The Marvels”) ha sido la elegida para trabajar un guión que viene a cargo de Jordan Peele y también su bendición en la producción.

De entrada es de agradecer que hayan eliminado las demás películas del personaje haciendo a esta una secuela directa de la primera parte, por lo que la historia original no se desvirtúa.  También que hayan contado con Tony Todd para el papel de Candyman, ya que ha sido el original, y nos ayuda a conectar más rápido las tramas.

Sin embargo el guión quiere tocar tantos temas que en gran parte el filme solo queda mencionado para esa sola escena.  El tema racial era mencionado en la primera parte, e incluso se le da algo de desarrollo, pero Peele opta por darle tantas matices que se pierde.  Pero por otro se enfoca tanto el guión como la dirección, en crear el camino para el personaje, que olvida a sus secundarios y protagonistas, creando un desarrollo más bien poco a unos personajes que tratan de ser complejos.

¿Por qué Anthony nunca fue a revisarse la mano? ¿Cual es el verdadero problema con William? ¿En que le afecta el trauma de la niñez a Brianna? Preguntas claves e importantes para el desarrollo de los personajes (y de las cuales nos brindan escenas y menciones) para que solo sea parte de la película y no aporte nada.

Yahya Abdul-Mateen II, Nathan Stewart-Jarrett y Teyonah Parris abordan sus papeles con mucha naturalidad, pero Colman Domingo y el ya mencionado Tony Todd, son quienes mejor abordan sus respectivos roles, dando un aire de inseguridad constante.

La música viene a manos de Lichens (quien escuche metal podrá caer en sus tonalidades rápidamente), quien hace algo bastante interesante.  Más allá de todo esto, pues no hay mucho que destacar de este regreso al terror.