´Marriage Story´ es una historia rompedora, angustiosa y muy agridulce.  Nicole y Charlie Barber son una pareja que están pasando por un proceso de divorcio, con un niño en medio y toda una vida construida.

La película es lineal totalmente, pero eso no afectara en lo más mínimo porque el guión está muy bien trabajado.  Noah Baumbach (director y guionista) se documentó muy bien para el desarrollo de la historia y no solo basarse en su punto de vista (pasó por un divorcio similar), logrando así que empaticemos con los dos protagonistas y con los secundarios (madres, amigos y abogados).

La propuesta es sencilla en aspectos técnicos, ya que no necesita de una gran fotografía, recreación de escenarios o una banda sonora que descojone, sino que toda la fuerza está en el guión y los actores, quienes se desenvuelven con una naturalidad y gracia impresionante.  Adam Driver tiene asegurada su nominación a los premios de la Academia (esperamos) con una actuación soberbia y solvente, dando momentos que calan en el corazón, pero Scarlett Johansson no se queda atrás y es otra que tiene asegurada su nominación principalmente con ese monólogo final en donde deja cualquier emoción humana revuelta.  Laura Dern rebosa gracia, Ray Liotta tiene un pequeño papel, pero muy interesante y el veterano Alan Alda no se queda atrás.

Sin embargo, la historia no es perfecta y peca de querer moverse a conveniencia del guión sin razón aparente.  Por ejemplo, el cambio de abogados parece parte de la historia para mostrar escenas y no tanto porque la trama lo amerite.  Así con algunos diálogos y acciones de ciertos personajes, quienes parecen moverse automáticamente porque sí, pero no porque sea lo más lógico.  A pesar de que se agradecen los extraordinarios monólogos (principalmente el de los tres abogados).

Con diálogos sensibles y muy humanos, el director logra hacer un filme agradable que conmoverá a más de uno y que sabe evolucionar por sí solo.  Con ligeras problemáticas, principalmente del guión la película sabe desenvolverse. Como punto final, y algo muy personal, la simbología de muchos elementos son extraordinarias.  Por ejemplo la de los cordones del zapato es un punto a favor, que muchos no entenderán pero que le suma demasiado al final y que dice el estado emocional de los dos protagonistas.