La primera temporada de “Sex Education” fue toda una revolución.  La primera temporada conquistó a muchos por su naturalidad en hablar temas relacionados con el placer sexual de los jóvenes y la salud sin tener mínima vergüenza y muy adaptada a estos tiempos.  Los personajes, las situaciones y todo lo que rodea a la serie de Netflix era un acierto. Y aun en sus pequeños errores que era no ir más allá de temas sexuales (y cuando lo intentaba fallaba) la serie no podía ser más placentera.

Por eso cuando se anunció la segunda temporada el reto era más grande.  ¿Podía la serie cumplir las expectativas o superarlas? Por suerte para todos, las cumple y mejora la experiencia.  Porque ahora todos (adultos y adolescentes) tienen algo que aprender.

Esta temporada tiene dos puntos demasiado buenos y que supieron aprovechar (y mejorar) con respecto a la temporada pasada.  El primero es aprovechar a los secundarios.

Sabemos que Otis es el personaje principal y la historia “gira” a su alrededor, pero los guionistas aprovechan para desarrollar con todo el lujo posible a los secundarios como son Eric, Maeve, Adam e incluso Jackson Aimee y hasta Jean, la madre de Otis.  Todos tienen sus momentos de brillo y desarrollo que los elevan a una mejoría tanto para la serie como para los personajes.

El otro punto es aprovechar para mencionar otros temas que no sean los sexuales.  Temas tan importantes como el miedo al rechazo, las molestias después de una ruptura o simplemente el desahogo ante las frustraciones, son los temas que la serie maneja de una forma muy bien desarrollada.

Es de agradecer el enfoque femenino que presenta en unos cuantos capítulos (siendo el número siete el mejor de todos).

A la serie le falta mucho por recorrer.  Más riesgos que tomar y más énfasis en otros personajes igual de interesantes, pero, en resumidas cuentas, esta temporada dos funciona y es un entretenimiento asegurado.