El tema del exorcismo en el cine, es muy manejado.  “The Pope Exorcist” no es la excepción.

Esta película, dirigida por el australiano Julius Avery, quiere mostrar el inicio del padre Gabriele Amorth, interpretado por un maduro y espléndido Russell Crowe, como exorcista en el Vaticano. Amorth ejerció su labor hasta su muerte a los 91 años en 2016.

Fue ordenado sacerdote católico en 1954 y se convirtió en exorcista oficial en junio de 1986, cuando empieza la cinta. Amorth es autor de numerosos libros sobre la temática específica del exorcismo. No cuentan como documentos oficiales de la Iglesia Católica, sino que son anotaciones personales de su oficio como tal. Los escritos usan relatos de testigos oculares y su experiencia personal. Realizó más de cien mil exorcismos a lo largo de su vida.

Aunque, obviamente, el largometraje cambia datos históricos e incluso puede exagerar las reacciones demoníacas con buenos efectos especiales, está basado en hechos reales. Aquí se centra la curiosidad del film. No sólo es una propuesta de exorcismos y terror religioso, sino que toca muchos elementos propios del género de acción.

El film de “The Pope Exorcist” usa como leitmotiv todo lo relacionado a los exorcismos, pero por suerte el director huye, acertadamente, de planteamientos metafísicos para centrarse en lo que verdaderamente es un exorcismo. Es en este punto que se va tornando a la acción con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva. Entre lo positivo, un ritmo trepidante que cuenta con una sucesión de imágenes magníficamente rodadas que hacen que se nos pase volando.

El guión está muy bien estructurado. Une al ya comentado ritmo, una sucesión de escenas que impresionan por lo bien rodadas que están. En su contra, algunos elementos que, suponemos que están utilizados para hacerla más entretenida, chirrían bastante con algún que otro salto que nos puede parecer incomprensible (la escena cuando Amorth sale de Italia para llegar a España y parezca que solo ha pasado 2 minutos, es una de ellas).

Con el reparto encabezado por Russell Crowe en el papel de padre Gabriele. Es chocante y a la vez agradable, escucharle hablar italiano. Solvente en su papel al cien por cien.  De hecho, es quien levanta la película en TODO su metraje, junto a un Daniel Zovatto solvente y que va creciendo y desarrollándose mientras avanza el filme.  Los demás son convincentes en lo que puede darles el guión.

“The Pope Exorcist” no es “El Conjuro” pero no lo necesita.  Es una película que hará las delicias de todo aquel al que le fascinen los films de exorcismos. En este aspecto destaca sobremanera. A los poco habituados o poco complacientes con cintas de estas características decirles que le den una oportunidad. Sin duda pasarán un buen rato.