Damon Lindelof ha dicho varias veces, desde que se anunció este proyecto, que esta historia no tiene nada que ver con la adaptación de Zack Snyder, que no es una precuela, tampoco que es una adaptación de la obra original.  Más bien ha dicho que “es una realidad alternativa que funciona como secuela, pero muy alejada de la obra original”.

La obra original de Moore retrata a los héroes como un grupo de inadaptados que creían que hacían el bien por ir enmascarados golpeando a quienes ellos entendían que eran villanos (como bien explican en la obra original, sobre aquel “villano” que robaba solo para que lo golpearan porque resulta que era masoquista).  Moore habla sobre muchos temas que, a palabras del mismo autor, las personas malinterpretan.  Zack Snyder era uno de esos que mal interpretaron la obra original y nos dio una película (divertida y buena) de superhéroes.  Elimina todo el concepto filosófico que rodeaba la obra de Alan Moore y daba rienda suelta al efectismo y al thriller barato pero funcional.  Lindelof llegó para decir que él, sí entendía la obra original y esperábamos que fuese así.

La serie de HBO rebosa de calidad casi en todos los sentidos.  En cuestiones de actuación Regina King como Sister Night es fenomenal, Jeremy Irons no se queda atrás dando momentos histriónicos hasta más no poder (la obra de teatro dejara a mas de uno descolocado y sin saber donde poner los ojos).  Seguidos de Don Johnson, Yahya Abdul-Mateen II o Louis Gossett Jr, que van muy correctos en sus papeles, sin embargo, las joyas y aplausos se los llevan Tim Blake Nilson como el “héroe” Looking Glass y Jean Smart como la agente del FBI Laurie Blake quienes no solo convencen con actuaciones de primer nivel sino que tienen también un desarrollo impecable.  Lindelof y los guionistas se esmeran con estos dos personajes y se nota.

Y este es el problema de la serie (el principal y unico, en realidad) que tiene la serie de HBO.  El desarrollo de estos dos personajes se debe a un guión que solo se enfoca en tres cosas fundamentales: la primera, es en tratar de traer temas sociales actuales para plasmarlos en la serie y (tratar de) desarrollarlos, a veces por encima (hace una mención a la homosexualidad pero sin desarrollo alguno y parece que es más por darle un giro radical a un personaje pero sin fundamento alguno) y otras veces mejor trabajado pero con un pretenciosidad pasmosa (manejan la soledad con el personaje de Jean pero lleno de diálogos vacíos que no van a ningún lado y parecen sacados de un libro de superación personal).

El segundo punto es querer desarrollar solo a dos personajes, dejándole todo el peso de la trama a los ellos.  Y eso sucede porque son los únicos que les da un capitulo para que podamos entenderlos. No se confundan, que entendemos que hay capítulos de otros personajes, como por ejemplo el de el abuelo de Ángela o Dr Manhattan, pero recordemos que este capítulo está manejado desde el punto de vista del abuelo como el de Manhattan desde una perspectiva ambigua de los personajes.  Además de que es un capítulo que no funciona para desarrollar al personaje, si no para desarrollar la historia.

El tercer punto y no menos importante, es la necesidad de Lindelof de que esto sea “WATCHMEN”.  Han pasado 34 años después de la historia original (en la serie), pero aun así se la apañan para regalarnos una escena de Doctor Manhattan, e incluso darnos guiños por doquier durante toda la serie.  Pero no es el único, que también tenemos menciones para Búho Nocturno, menciones y referencias para Rorschach, Ozymandias (que tiene su arco) y uno que otro personaje original que ande por ahí (el vendedor de periódicos, el pulpo o el psiquiatra).  Y el interés del creador de la serie es tal, que sus diseños y descripciones de personajes son todo un reflejo de las originales.

A todo esto, tenemos una banda sonora que a veces raya en lo bizarro con tonalidades electrónicas que son parte de la marca de Trent Reznor (el compositor de la banda sonora y vocalista de Nine Inch Nails) pero que aquí es difícil de atrapar, tanto por la ambientación de la serie como sus temas y personajes.

Y a pesar de que a partir del capítulo cinco la serie empieza a tomar forma (los demás son un sin número de misterios y preguntas que va dejando el guionista de forma alegre), la verdad es que se siente improvisaciones y muchas lagunas de la historia.  Amamos la novela gráfica de Alan Moore. Amamos la intención de HBO y de Lindelof, y aseguramos que esta serie debe verse por su excelente calidad técnica, pero el guión resulta ser una piedra en su camino a la perfección.