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«SnowWhite« ha sido una espiral de situaciones desafortunadas que, por razones obvias, generan mala publicidad.

De entrada, es bueno saber que esta adaptación busca ser totalmente diferente al clásico de 1937, Snow White and the Seven Dwarfs, al punto de que hasta su nombre se limitó a Snow White. Y es que el filme dirigido por Marc Webb, desde fuera, es un desastre en todo el sentido de la palabra, lo cual terminará afectándole en taquilla (tal vez).

Si estás aquí para saber si es mala, pues te digo de entrada que no como se esperaba que fuera. O sea, no es buena, pero tampoco vas a estar viendo la versión de Pinocchio que sacó Disney en 2022 y que NADIE vio. Y quienes la vieron (como yo) sintieron dolores estomacales. Ojo, no confundir con la versión de Netflix con el mismo nombre, que salió el mismo año y que, por esa razón, le pusieron Guillermo del Toro’s Pinocchio para evitar confusiones.

«SnowWhite» la dirige, como dije, Marc Webb en piloto automático. Aquí no hay nada del director que acostumbra a tener un tono romántico en sus películas.

En cuanto al guion, pues tampoco es algo para tirar cohetes. Erin Cressida Wilson hace cambios significativos en la historia, pero que pasarán desapercibidos por ser o muy simples o muy cliché. La fotografía de Mandy Walker también pasa un poco desapercibida, con una exageración de CGI que daña la experiencia, mientras que la música de Benj Pasek y Justin Paul no molesta ni tampoco brilla. Tal vez haya uno que otro momento musical de los actores que sí sea interesante para el público en general, pero, luego de eso, nada más.

Ahora bien, a lo que vinieron: las actuaciones.

SnowWhite

No les voy a mentir, Gal Gadot no me parece tan terrible actriz como algunos quieren decir; sin embargo, casi me convencen en las casi dos horas de película, porque su actuación es igual que la de un palo. Es increíble cómo hay momentos en que se le hace difícil a cualquiera creer que es una villana que está molesta con la belleza de esta Blancanieves, porque Gadot se la pasa como si no le importara nada. Se nota que detrás de cámaras hubo mucha tensión, porque hay escenas en las que es bastante obvio que se editaron a favor de las actrices.

En cuanto a Rachel Zegler, pues no lo hace mal, pero a su personaje le sucede lo mismo que en The Hunger Games: The Ballad of Songbirds and Snakes (terrible nombre), donde se le carga de extrema soberbia y, a pesar de ser el personaje principal, no termina de empatizar con nadie. Tienes al personaje siendo buscado por la bruja malvada para asesinarla y, si en esta versión lo lograse, tampoco molestaría al espectador. Y no me queda claro si esto es culpa de Zegler, del director, de los productores, de la guionista o de quién.

Después, los demás actores son tan secundarios a nivel de desarrollo que, si no se contara con actores conocidos como Andrew Burnap, no me importaría en lo absoluto.

Lo que sí es una verdadera aberración son los enanos hechos en CGI. La escena de la cueva, donde están cantando y bailando, parece realizada con una IA a máxima potencia. Es terrible. Verlos es surrealista y, encima de todo, es penoso que se haya optado por un método como ese, que dista mucho de hacer que el público conecte.

Al final del día, SnowWhite es un filme muy básico de Disney y, para ser la adaptación de la primera película animada del imperio Walt Disney, es una barbaridad que se hayan tardado tanto y, encima, que haya sucedido lo que sucedió.

¿Verla en cines? Puedes esperar sin problema alguno hasta que se estrene en Disney+.

Veredicto

Lo único rescatable son algunos momentos.  Es entretenida, pero eso no justifica la salida a un cine al menos que tengas niños pequeños que si puedan disfrutarla.

3 / 10