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Con Netflix nunca se sabe cuando se trata de adaptaciones.  Puede ser que nos entreguen algo Umbrella Academy o pueden entregarnos algo soso como Enola Holmes.

Sweet Tooth, o como está en español “El Niño Siervo”, es una adaptación de un cómic de DC Vertigo, que narra un mundo después de un cataclismo, donde unos niños empezaron a nacer mitad humanos y mitad animales.  Gus, un niño mitad ciervo y humano, se une a un solitario cazador que anda en búsqueda de respuestas.

Sinceramente teníamos dudas de ver esto, a pesar de que el trailer nos gusto y las críticas cosechadas eran positivas, pero el poco tiempo que tenemos y el miedo a perder tiempo, nos mantuvieron un poco alejados…hasta ahora, y agradecimos estamos.

La aventura y sus personajes emocionan y están tan bien desarrollados que se vuelven entrañables desde sus primeros minutos.  Pero lo interesante es que a pesar de todo eso, la serie mantiene la crueldad necesaria para sentir que los personajes viven en extrema amenaza, como este mundo brinda.

Y es que cuesta encontrar esperanza y positividad en producciones de esta índole, siendo la que nos ocupa un relato cargado de buenas intenciones y optimismo, en lo que es una sabia combinación de cuento con moraleja y fantasía postapocalíptica que invita a la reflexión. También es un acierto que la serie se aleje de la moda de episodios de una hora (maldita moda…), durando algunos menos de cuarenta minutos (una delicia) y presentando ocho capítulos que dan lo justo y necesario, dejando con ganas de más, como debe ser.

Sweet Tooth

Sin embargo, no todo funciona en Sweet Tooth, debido a una subtrama (la del médico) que no acaba de cuajar del todo. Nada que reprochar a la aventura principal, siendo pura magia y entretenimiento del que ya no se hace (hay cierto encanto del cine de los 80 y los 90), o a la historia de la cuidadora del Zoo (atención a la estupenda presentación del personaje), pero la del médico y su esposa no acaba de funcionar. Quizás el problema sea que los personajes no transmiten, o que estas partes parezcan de otra serie que poco o nada tiene que ver con la premisa principal (por mucho que aborde el tema del virus de primera mano), perdiéndose el interés cuando los grandes protagonistas no hacen acto de presencia. Obviamente, todo tiene un sentido y todas las piezas acaban encajando, pero esa trama no engancha ni está a la altura de las otras dos. No obstante, tampoco es nada demasiado relevante ni que empañe el conjunto final, pero sí impide que la propuesta acabe siendo todavía más redonda.

Y bueno, qué decir de los maravillosos personajes, empezando por Gus (el niño ciervo), siendo un protagonista entrañable y al que se le coge cariño desde el minuto uno, en especial gracias a la asombrosa actuación de un Christian Convery en estado de gracia, siendo el corazón de la historia. Le auguro un gran futuro, y espero que Hollywood no lo desaproveche como a tantas otras prometedoras estrellas. Y hablando de sorpresas, Nonso Anozie (Juego de Tronos) está impecable como Tommy Jeepers totalmente entregado a su papel y siendo el contrapunto perfecto de la inocencia del personaje principal, cumpliendo el rol de compañero de aventuras rudo, incorregible y, finalmente, bonachón. Y hay una tercera en discordia, ya que Stefania LaVie Owen también encandila con su Oso.

Sweet Tooth

Técnicamente la serie cumple con creces, con una ambientación y fotografía fabulosas, notándose el cariño que le han dedicado sus responsables a la producción, aunque los efectos especiales pequen en ciertos momentos de rudimentarios. Destacar también la estupenda banda sonora, otorgando todavía más epicidad al conjunto, siendo una partitura que casa a la perfección con las intenciones del relato y que conmueve.

En conclusión, Sweet Tooth es una serie más que notable y recomendable, siendo una interesante fábula con mensaje (el virus o la crueldad del ser humano), que emociona y deja con ganas de más, gracias a unos personajes que se quedan grabados, un reparto a la altura de los papeles que les ha tocado interpretar, una historia que engancha.

Veredicto

Emocional y geográficamente, es una serie con un verdadero alcance épico y se gana las risas y las lágrimas ocasionales que saca del espectador gracias a una dulzura real e incuestionable.