El universo de DC a día de hoy es bastante inestable. Desde una interesante The Suicide Squad pasan abiertamente a una extraña Wonder Woman 1984, y lo que hace peor el asunto para los fans es que no parece que haya una conexión de una y otra, logrando buenas películas como The Batman pero que nada tiene que ver ninguna de todas las demás. Más o menos quieren arreglar este tipo de cosas en Black Adam pero al final del día es mejor la idea que llevarlo a realidad.
Que este inicio no les resulte engañoso: Black Adam no es mala película. De hecho es un filme entretenido que sin uno darse cuenta se pasa las más de hora y media que dura, pero claro, siempre y cuando se tenga cierta tolerancia a este género de superhéroes.
No es una revolución y le falta mucho para ser tan buena como otras del mismo género. La banda sonora a cargo de Lorne Balfe, quien se encargó de lo que fue “Misión Imposible: Fallout”, logrando una nota sobresaliente en ella, aquí pone parte de esa esencia que queda bastante bien en las peliculas de accion aunque hubiese sido bueno que el director haya decidido regalarnos más momentos en silencio. Y ya que hablamos del director, Jaume Collet-Serra nos lleva ante una trama que tiene muchos sobresaltos y en su tercer acto casi está por desmoronarse pero le salva que el director aprovecha las virtudes de la misma y las saca a relucir lo más que pueda para sostenerla.
Dwayne Johnson y Pierce Brosnan son quienes más destacan durante todo el filme, el primero que se debate entre ser un héroe, un anti héroe o un villano, ya que visto lo visto, Johnson no quiere dañar su imagen de bonachón pero tampoco quería desvirtuar al personaje, mientras que Brosnan por otro lado sabe aprovechar sus momentos y brilla por sí solo gracias a un carisma impresionante.
Su guión por otro lado es lo más flojo de toda la película (junto a un exceso de CGI abusivamente malo), ya que tiene una idea bastante interesante sobre el tratamiento que se les da a los dioses, pero es convierte rápidamente en unas casi dos horas de golpes, explosiones, destrucción y uno que otro chiste que causa poca gracia. Lo típico de DC.
En fin, la película es entretenida y desenfadada, con muchos momentos de acción interesantes, una banda sonora bien agradable y con dos actores que saben sacar partido a sus personajes, aunque con una puesta en escena, un exceso de CGI y un guion pésimo, que hace que la experiencia se empañe.