Lo que logra Andrew Dominique con su película “Blonde” es caótico e (de forma extraña) hipnótico. Desde el 2008 el director ha estado trabajando en este proyecto que tiene mucho más tiempo moviéndose por Hollywood como si de una paloma se hablase.
La historia de Joyce Carol Oates, la cual le llevó casi dos años en poder realizarla, es la base del guión de Dominique para su película. Basado entre los años 50 y 60, la película es la historia de la sex symbol, Marilyn Monroe la cual es contada bajo una mirada moderna y no se enfoca en todo momento en ser una biografía exacta, dando rienda suelta al director de jugar con todos los elementos que se les ocurra. Y esto podría ser lo interesante del filme, porque el director se plantea que un artista desde el momento en que se convierte en artista (o en icono, como es el caso de Monroe), ya aquella persona no pertenece a sí misma, sino a su público, pero la forma en que el director maneja esto es como un álbum de fotografías que no tiene una línea a seguir. Y es una lástima porque pudo ser interesante como el personaje es desdibujado y se convierte en un nombre, algo como hizo Pablo Larrain en “Spencer”.
Y al igual que sucede con el filme de Larrain, en “Blonde” tenemos a una actriz que mueve la película gracias a su increíble actuación. Esa es Ana de Armas, quien absorbe el personaje con mucha maestría y lo convierte en ella, llegando incluso a cambiar su característico acento para hacerlo un poco más “neutro”.
El filme de “Blonde” no busca que sepamos de ella con exactitud, pero sí que podamos entenderla, empatizar y conectar con sus sentimientos, los cuales en ese aspecto del guión la película funciona a la perfección. Podemos sentir lástima, ira e incluso alegrarnos en cada momento de la vida de Norman Jean/Marilyn Monroe. También funciona bastante bien la puesta en escena del director, con unos apartados bastante logrados de un Nueva York de mediados de los 60 ́s. Visualmente tampoco se queda corta, porque el director ha trabajado la pelicula como si de un album de fotos se tratase donde mezcla una fotografia colorida pero con un poco de opacidad, junto a una fotografia en blanco y negro gracias a la gran labor del director de fotografia Chayse Irvin quien hace un trabajo formidable.
Pero todo esto puede verse interesante si lo mencionamos como un individual, pero cuando lo vemos como un todo es bastante inconexo e incluso puede parecer caótico. Porque la dirección no ayuda lo suficiente a seguirle el hilo a la historia de Monroe y solo vemos lo que el director le interese. De forma diminuta, y tal vez como uno de los problemas del filme, está el interés político y la crítica del director hacia una industria de Hollywood que es capaz de devorar a las estrellas para convertirlos en espectáculos. El director no sabe como y donde enfocar esos puntos y parecen diversos y hasta fuera de tono junto con el resto.
En definitiva, “Blonde” es una película que no dejará indiferente a nadie. Ana de Armas convierte al personaje en una profunda reflexión sobre la codificación de una industria liderada por hombres y dispuesta a convertir a todos en una máquina de dinero, pero después de ahí el director no ayuda a que se convierta en el clásico que estaba destinada a ser.