American Primeval es una miniserie que se adentra en las raíces del Oeste americano, presentando un relato visceral y cautivador que fusiona el salvajismo con el folklore y la cultura de la época. Con una cinematografía impresionante, cada toma es un testimonio visual de la brutalidad y belleza del paisaje americano, creando un contraste que resuena con la historia que se despliega. La serie captura la esencia de un tiempo en el que los hombres y mujeres luchaban no solo por sobrevivir, sino por definir su lugar en un mundo en constante cambio.

La narrativa sigue las violentas colisiones entre diferentes cultos y creencias religiosas, lo que agrega una capa de complejidad a la trama. Los personajes son retratados con una profundidad que permite al espectador comprender sus motivaciones y temores. A través de sus luchas, se exploran temas universales como el poder, la fe y la ambición, reflejando las tensiones inherentes a la colonización y el deseo humano de dominio.

Hablemos un poco a profundidad del desarrollo de sus personajes, que para mi fue ese toque especial en cada capítulo, Isaac (Taylor Kitsch) un papel taciturno, emblemáticamente misterioso hace que la trama gire y de forma hacia el, no al revés. ¡Estupendo!  Sara, interpretada por Betty Gilpin (The Hunt), la que podemos decir la gran protagonista su actuación tuvo un desarrollo magnífico, matizando en cada parte de la miniserie su presencia sin abrumar. No podemos dejar fuera de la gloria a Jacob (Dane Dehaan) quien también lo hizo muy bien.

Uno de los aspectos más destacados de American Primeval es su capacidad para entrelazar leyendas y mitos americanos en su narrativa. Estos elementos folclóricos no solo enriquecen la trama, sino que también sirven como recordatorios del impacto cultural que tuvo este período en la identidad estadounidense. La serie hace un trabajo excepcional al presentar estos relatos de manera auténtica, sin perderse en la idealización.

La dirección es igualmente notable; cada escena está meticulosamente construida para evocar emociones intensas, ya sea a través de combates brutales o momentos de reflexión íntima. La banda sonora complementa perfectamente las imágenes, intensificando la atmósfera y sumergiendo al espectador en esta era tumultuosa.

En resumen, «American Primeval» es una obra primitiva y espectacular que invita a los espectadores a explorar las raíces complejas del Oeste americano. Con su combinación de acción, drama y folklore, logra capturar la esencia de un tiempo lleno de conflictos y esperanzas. Una experiencia visual y emocionalmente impactante que deja una impresión duradera.

Veredicto

Se han producido miles de películas y series sobre el lejano oeste y sus atrocidades, pero esta miniserie destacará por su autenticidad en la representación de los hechos históricos.

8 / 10

One of Them Days trae un nuevo acercamiento a lo que han venido siendo las Buddy Comedies, a través de la celebración de la cultura afroamericana, hecha por ellos mismos y para disfrute masivo. Se trata de una película fresca, protagonizada por la magnífica Keke Palmer (Nope) y la cantante SZA, quienes dan vida a una pareja dispareja, graciosa, y sobre todo, con mucha química. 

Toma lugar en el transcurso de un día en el que la organizada Dreux (Keke Palmer) tiene una importante entrevista de trabajo para una posición corporativa en la cadena de restaurantes para la que trabaja, mientras que su compañera de piso, Alyssa (SZA), una pintora sin trabajo fijo, pierde el dinero de la renta de ambas a mano de su novio Keshawn. Ambas necesitan recuperar 1,500 dólares antes del final del día para evitar ser desalojadas de su apartamento, envolviéndose en una serie de situaciones cómicas y propias de lo que son los estereotipos de la cultura afroamericana, como el amor al pollo frito (Church’s Chicken) y a los tenis. Es una película corta (1 hora y 36 minutos) pero cargada de emoción, “shenanigans”, situaciones de comedia física y una muy memorable participación de Janelle James (Abbott Elementary).

SZA despliega sus capacidades actorales y cómicas, y luego de One Of Them Days esperemos verla en más proyectos. Keke Palmer ya ha demostrado ser una actriz carismática y talentosa, y muestra su rango a través de un personaje que genera risas y empatía. El resto del elenco es también espectacular, destacando los personajes de Bernice, la fuerte y voluptuosa persecutora de las chicas, Keshawn el irresponsable novio de Alyssa, Lucky, el vagabundo que sirve de alivio cómico en situaciones de tensión, y Maniac, el interés amoroso de Dreux. Para la mayoría de estos actores, este es su primer proyecto grande.

Y es que las Buddy Movies, aquellas películas centradas en la relación entre dos amigos, generalmente han sido dominadas por amistades entre hombres, como vemos en clásicos Dumb and Dumber, The Shawshank Redemption y Men In Black. Más raros son los casos de amistades entre mujeres, salvo honrosas excepciones como Thelma and Louise, de Ridley Scott (Gladiador II) y, aun así, en ese caso se trata de mujeres blancas. Por eso, en un homenaje a la comedia afroamericana Friday (1995), One of Them Days trae una propuesta más moderna y progresista. 

Destacables también el diseño de producción, vestuario y arte en el que es obvio que personas que entienden su cultura estuvieron involucradas, especialmente los estilistas. La mano de Issa Rae como productora (Barbie, American Fiction) es palpable durante todo el proyecto. Siguiendo una estructura bastante básica, rinde homenaje al estilo de las películas de los 2000. Es predecible, sí, pero de manera satisfactoria. Se puede decir que es un thriller cómico y Buddy Movie de los 2000, y entretiene como tal.

No hay mucho más que decir que simplemente, One Of Them Days arrancará carcajadas y servirá química de un par muy divertido.

Veredicto

One of Them Days ofrece un rato muy entretenido, que pese a no ser la película mas impredecible del mundo, ofrece un humor genuino y autenticidad.

8 / 10

Ganadora del Grand Prix del Festival de Cannes e incluida en la lista de las mejores películas del 2024 de Barack Obama, All We Imagine as Light, al igual que sus protagonistas, se ha abierto paso a su lugar en el mundo pese a las adversidades. Tomar, por ejemplo, que no ha figurado en el segmento internacional de los premios Oscar ni de los Golden Globes, donde en su lugar, sus países productores – Francia e India – enviaron a la controversial Emilia Pérez y Laapataa Ladies, respectivamente. Pero eso no ha impedido que el filme de Payal Kapadia haya ganado un terreno importante en el gusto del público.

Esta obra, de corte independiente, nos permite adentrarnos y conocer el Mumbai moderno, donde la tradición se mezcla con la contemporaneidad. Con una puesta en escena fuerte y distinguible, sin glamurizar la realidad de su ambiente, sirve de marco para las historias de Prabha, Anu y Parvaty. A estas tres mujeres les une su trabajo en el hospital y las complejas cartas que les ha tocado jugar. Podemos decir que representan a la mujer india en tres momentos distintos de su vida.

Prabha es una reservada enfermera en el hospital donde también trabajan Anu, aún estudiante, y Parvaty, quien es cocinera. El esposo de Prabha, a quien apenas conoce, vive en Alemania y no tiene contacto con ella desde hace más de un año. Anu, de personalidad alegre y despreocupada, vive con Prabha y tiene un novio musulmán en secreto mientras sus padres le buscan esposo. Y Parvaty, quien recientemente enviudó, está siendo desalojada del que ha sido su hogar por 22 años.

La película se mueve entre situaciones sutiles y cotidianas que nos permiten conocer a los personajes y sus intenciones, mientras nos adentramos en su realidad: una de precariedades y limitaciones, pero también de amistad, alegría y color en los pequeños detalles. Muchas escenas de transición nos mueven de un lugar a otro junto a los personajes, que se trasladan a sus respectivos destinos en transporte público. La dirección de arte, que muestra un ambiente colorido pero empobrecido, es enmarcada por un uso irregular de la luz, dando lugar a un cuadro modesto, como las vidas de tantos habitantes de la ciudad de Mumbai, la otra protagonista de All We Imagine as Light. 

Destacable también el uso de la música, con arpegios y temas vibrantes, producto de un ensamble internacional de compositores y arreglistas que enriquecen la banda sonora a través del uso de instrumentos locales con sonidos mezclados de la ciudad. Esto ayuda a proveer el tono adecuado a cada escena y situación.

El motor de la historia es definitivamente su personaje principal, Prabha, cuyo corazón noble podemos apreciar a través de sus acciones y vocación. Tiene un sistema de valores fuerte que se hace evidente en sus intenciones de ayudar a las personas a su alrededor y los avances que impide. Toda la película se siente como ella: cálida, calmada, y sin muchas más pretensiones que ser ella misma.

No obstante, la calma de su ritmo puede jugarle en contra en ocasiones, no porque falle a su estilo independiente, sino que simplemente no resulte del agrado de muchos. Después de todo, estamos ante una historia relativamente sencilla, que aunque cercano para muchas personas que viven en las realidades que plantea, no necesariamente sea lo que buscan a la hora de entretenerse.

Podemos concluir que All We Imagine as Light se mantiene fiel a su género y estilo, y seguirá encontrando la aceptación del público que busca consumir historias auténticas y que digan mucho más con sus silencios que con sus diálogos. Pese a ser una película de contrastes, su belleza, no tanto visual, sino en el alma de lo que se cuenta, es innegable.

Veredicto

All We imagine as Light es una historia que, pese a no necesariamente encontrar una apreciación masiva en el público, provee al espectador que las ande buscando, sutilezas, simplicidad y esperanza que crean un hermoso impacto emocional.

7 / 10

Para nadie es secreto que Disney ha dedicado los últimos años a explotar la nostalgia de sus éxitos. Por esa razón hemos visto remakes en live action de Dumbo, La Sirenita, Pinocho y Mulán, así como la próxima en salir, Lilo y Stitch. En esta ocasión, Disney apuesta a El Rey León, uno de sus mayores éxitos de todos los tiempos, tanto a nivel de taquilla como por su legado cultural. Así, decide hacer una precuela “live action” (realmente animada) narrando la historia de Mufasa, el noble e inspirador padre de Simba, su protagonista.

Mufasa, dirigida por Barry Jenkins (Moonlight), como es de esperar, toma mucho de la original para traer de nuevo una estructura narrativa que, aunque predecible, funciona en última instancia, pese a un fotorrealismo tan intenso que desconecta a la audiencia. Y es que parecemos estar ante un documental de Animal Planet o NatGeo, implementando simulaciones físicas en las que los elementos interactúan con la cámara virtual, pero todo esto, con animales que hablan. Y cantan. Dicho realismo también les juega en contra: llegan momentos en los que se dificulta saber quién es quién, ya que perseguir la exactitud hace que todos los leones se parezcan bastante, con excepción de los villanos.

Las canciones, compuestas por Lin Manual Miranda, quien ya ha colaborado con Disney en Moana, The Little Mermaid y Encanto, no son malas, pero tampoco podemos destacan ni llegan a ser sombras de los clásicos Hakuna Matata o I Just Can’t Wait To Be King. No son mediocres; simplemente son fáciles de olvidar, incluso el viral en TikTok I Always Wanted a Brother (“That’s not a stray, that’s my brotha”).

Mufasa

En la música también viene lo que yo personalmente considero su mayor fallo, no tanto artístico, sino técnico: en muchas canciones, apenas podemos entender lo que dicen los personajes ya que el volumen de la orquestación está muy por encima de las voces; no sé si esto haya sido exclusivo del cine donde la vi, pero en ese sentido, la experiencia fue muy distrayente.

No pueden faltar los icónicos Timón y Pumba en su rol de alivio cómico, aunque con un humor obviamente más pensado para los adultos nostálgicos que para las jóvenes nuevas audiencias, lo cual nos hace preguntarnos: ¿para quién es esto? ¿realmente es para nuevas generaciones o para los niños que crecieron con ellos? ¿para ambos? Rafiki, en cambio, se mantiene como un personaje más ecuánime, con momentos divertidos, y se presenta como el narrador una historia obviamente pensada muchos años después de El Rey León. Esto es especialmente notable en algunas decisiones narrativas que contradicen el desarrollo que personajes como nuestro protagonista, debería tener al momento de la película original.

En general, Mufasa es una precuela que nadie pidió, una más de varios intentos de Disney revivir su gloria pasada a través de sus clásicos, con pocos elementos destacables, pero que funciona como entretenimiento familiar y confort para quienes aman la franquicia.

Veredicto

Mufasa intenta desesperadamente aferrarse al legado de El Rey León, y trata de compensar con su fotorrealismo la falta de impacto emocional, sus canciones olvidables y momentos en los que no podemos ni distinguir a los personajes.

6 / 10

Estrenada el pasado 7 de enero en la plataforma de Netflix  The Breakthrough” es una miniserie sueca de 4 capítulos que se adentra en el oscuro mundo del crimen, explorando las complejidades de un brutal doble asesinato y el avance tecnológico que, en teoría, debería haber facilitado la resolución del caso. Sin embargo, a pesar de sus intenciones ambiciosas, la serie presenta una serie de desafíos que hacen que su narrativa no logre captar completamente la atención del espectador. La dirección estuvo a cargo de Lisa Siwe, conocida directora y guionista sueca.

Aún siendo basada una historia real, desde el inicio, la premisa de “The Breakthrough” promete con demasiado apuro un crimen impactante. La serie comienza con la presentación del doble asesinato, un evento que conmociona a la comunidad y sienta las bases para lo que podría haber sido un thriller apasionante. Sin embargo, a medida que avanza la trama, se hace evidente que el desarrollo de los personajes, unas actuaciones congeladas y la construcción del argumento no están a la altura de lo esperado.

Una de las críticas más relevantes hacia la serie es su ritmo. A pesar de contar con solo cuatro episodios, muchos espectadores podrían encontrar que estos se sienten eternos. La narrativa se estira en momentos donde podría haber sido más concisa, lo que lleva a una sensación de pesadez y falta de dinamismo. Esta lentitud no solo afecta el interés general por la historia, sino que también diluye la tensión inherente a un drama criminal.

Los diálogos son otro aspecto que deja mucho que desear. En ocasiones, los intercambios entre personajes parecen forzados y poco naturales. En lugar de fluir orgánicamente, las conversaciones a menudo se sienten como un intento forzado de transmitir información o desarrollar la trama. Esto no solo afecta la credibilidad de los personajes, sino que también disminuye el impacto emocional de las interacciones clave. A medida que los espectadores intentan conectarse con los protagonistas y sus dilemas, los diálogos artificiales dificultan esa conexión.

En términos de actuaciones, aunque algunos actores muestran destellos de talento, en general las interpretaciones pueden parecer inverosímiles o exageradas. Esto es especialmente notable en momentos críticos donde debería haber una carga emocional palpable; en cambio, los personajes parecen caer en estereotipos o clichés del género. Esta falta de autenticidad puede desconcertar al espectador y restar fuerza a los momentos dramáticos.

A pesar de sus fallas narrativas y artísticas, intenta abordar temas relevantes sobre la justicia y el papel de la tecnología en la resolución de crímenes. La serie plantea preguntas interesantes sobre hasta qué punto los avances tecnológicos pueden ser confiables y cómo estos pueden influir en las investigaciones policiales. Sin embargo, estas cuestiones no se desarrollan con suficiente profundidad para hacer justicia al potencial del argumento.

El uso de tecnología como herramienta para resolver el crimen es un tema fascinante y actual; sin embargo, en la miniserie, parece ser más un recurso narrativo que un elemento verdaderamente explorado. La serie podría haberse beneficiado enormemente al profundizar más en cómo estas innovaciones impactan no solo las investigaciones criminales, sino también las vidas personales de quienes están involucrados.

En comparación con otros dramas criminales europeos, este no logra alcanzar el nivel de inmersión o sofisticación que caracteriza a producciones similares. Las series nórdicas han ganado reconocimiento por su capacidad para tejer tramas complejas con personajes tridimensionales; sin embargo, esta miniserie parece carecer de carácter, de esa misma esencia cautivadora. Aunque hay elementos visuales atractivos y una atmósfera oscura característica del género, estos no son suficientes para compensar las debilidades en el guion y la dirección.

En conclusión, “The Breakthrough” es una miniserie que plantea una premisa interesante pero no logra aprovechar su potencial. Con diálogos forzados, actuaciones inverosímiles y un ritmo lento que hace que sus cuatro episodios se sientan excesivamente prolongados, puede dejar a los espectadores con una sensación de insatisfacción. Aunque aborda temas relevantes sobre el crimen y la tecnología, su ejecución deja mucho que desear. En definitiva, si bien puede ser un intento válido dentro del panorama del drama criminal sueco, queda claro que aún hay un largo camino por recorrer para alcanzar el nivel de excelencia demostrado por otros dramas europeos en este género.

Veredicto

La miniserie podría haber tenido un mejor impacto, si hubiera sido un filme de 90 minutos en lugar de alargar una trama que no necesitaba tanta decoración.

5 / 10

Siempre he elogiado la audacia y la innovación de las narrativas, y en “Severance” se cumple con creces. Porque cuando pensábamos que el argumento no podía extenderse más, le dan la vuelta y continúan expandiendo. Tal vez el único fallo que tiene la producción, es que Apple TV no la publicita como es debido. Es casi inaudito que tengan en sus manos esto y no sean capaces de hacer una campaña tan grande como hace, por ejemplo, Netflix, HBO Max o Disney. ¡De por Dios, pero si no hace mucho HBO presumía con The Idol y Netflix no hace poco consideraba a Uglies para premiaciones!

Claro, no hay perfección como un reloj suizo, con “Severance” y al igual que otras grandes producciones con audacia e innovación como “Dark” o “Mr. Robot”, tienen uno que otro tropiezo, pero son tan ligeros, tan mínimos, que apenas se notan. Y es que, la narrativa de los cuatro empleados de Lumon Industries, que separan sus recuerdos donde la vida privada y la vida laboral no congenian (creando incluso dos personalidades) da giros inesperados e incluso toma riesgos tan difíciles, que muy pocas producciones lo hacen porque pueden hasta perder espectadores, pero como mencioné, al igual que “Dark”, es lo que hace que podamos mantenernos enganchados en ella.

Severance

El entorno laboral, más o menos amigable, más o menos hostil, nos obliga de forma irremediable a contener nuestro auténtico yo. En un ambiente con sus jerarquías, con sus desequilibrios, resulta imposible ser uno mismo. Es probable que nuestro entorno más cercano se sorprendiera con nuestra versión laboral, como nuestros compañeros de trabajo se sorprenderían viendo nuestro “yo” real. Y este planteamiento lo llevan al extremo en un escrito magistral y estrictamente bien estructurado.

Mi mayor asombro ha sido que, a pesar de que el planteamiento que nos presenta es tan complejo que puede hacer aguas por todas partes, se ha construido un escrito sin fisuras, tan compacto como el hermético entorno laboral en el que se desarrolla la historia. Otro gran mérito es que, trabajando con elementos de escrito casi infantiles (las recompensas por el empleo bien hecho) y con tecnologías tan contradictorias con el avance estratosférico en el que se basa la narrativa (música en vinilo, grabaciones en cintas de casete) que podrían dar hasta risa, se haya evitado un resultado final casi catastrófico.

Y resulta que, todo lo contrario: la fuerza del escrito y la calidad de las actuaciones es tal que incluso estos elementos potencian el buen resultado. Porque en esta temporada se suman nuevos rostros como es Gwendoline Christie en una figura soberbia, Bob Balaban, o Alia Shawkat que también logran conectarnos completamente a este mundo.

Ambientación minimalista, tan blanca como asfixiante y figuras muy, muy simples, acorde con el empleo que desarrollan, dan forma a una historia, como menciono, muy; muy compleja. Y Ben Stiller sabe salir, no solo airoso, sino triunfante gracias a todos estos componentes y a un buen trabajo de dirección. Claro, detrás de esta genialidad está Dan Erickson, creador de la producción y quien en el 2016 le entregó el borrador de escrito a Ben Stiller quien quedó tan atrapado por la historia que sin titubeos decidió producirla (y nos alegra que haya sucedido porque no me quisiera imaginar que el escrito de “Severance” esté guardado en un cajón).

La producción tiene enigmas, tiene misterio, sí, pero por suerte no llega a niveles absurdos, y dentro de su lógica, planteada magistralmente al inicio de la primera temporada, funciona y se mueve. Aquí tenemos una puesta en escena por momentos surrealistas, por momentos claustrofóbica o incluso turbia, pero también hay momentos reconfortantes. Y las figuras son muy buenas, todos ellos con una personalidad bien definida y absolutamente todos tienen un desarrollo a lo largo de la producción, que no se olvida de nadie incluyendo a los nuevos y cerrando arcos de los antiguos.

Así como mencioné en la reseña de “Shogun” hace un año, donde vaticinaba que sería la producción 2024 a nivel de premios y críticas, lo mismo sucederá con “Severance”, porque esto es, por lo que empezamos a ver producciones: originalidad, desarrollo y sobre todo, entretenimiento.

Veredicto

¿Debo dar mas razones para que vayan a verla?

9 / 10

«The Pitt” es una serie de televisión que dentro de toda la gama médica cinefila que tenemos logra destacar, con una primera temporada de 15 episodios, esta serie se adentra en la vida cotidiana de los profesionales de la salud en un hospital de Pittsburgh, ofreciendo una mirada profunda y conmovedora a los desafíos que enfrentan tanto dentro como fuera del quirófano.

Desde el primer episodio, “The Pitt” establece un tono realista y emocional. La serie se centra en un variado elenco de personajes, cada uno con su propia historia y carga emocional. A través de ellos, los espectadores son testigos de cómo los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud lidian con las crisis personales mientras intentan ofrecer el mejor cuidado posible a sus pacientes en un entorno hospitalario que nunca descansa.

Uno de los aspectos más destacados de la serie es su capacidad para equilibrar el drama médico con las luchas personales de sus personajes. Cada episodio presenta casos clínicos que van desde situaciones rutinarias hasta emergencias críticas, lo que permite a los guionistas explorar no solo las habilidades médicas necesarias para salvar vidas, sino también las emociones complejas que surgen en momentos de alta tensión. La serie no se detiene en lo superficial; profundiza en la carga emocional que conlleva trabajar en un entorno donde cada decisión puede tener consecuencias vitales.

Algunos de sus personajes, estuvieron fuera de escena haciendo que esta se perdiera por momentos, pero esto no le restó mérito a las actuaciones de sus actores principales como Noah Wyle, interpretando al doctor Robinavitch, o Fiona Dourif (The Stand), entre otros.

La serie también aborda temas relevantes como la política en el lugar de trabajo, una realidad ineludible en el ámbito médico. Las tensiones entre los distintos departamentos del hospital, así como las decisiones administrativas que afectan directamente la atención al paciente, son retratadas con gran realismo. Esto añade una capa adicional de complejidad al relato y permite a los espectadores comprender mejor las dinámicas internas que pueden influir en el cuidado que reciben los pacientes.

Un elemento visual importante es cómo utiliza su escenario: el hospital mismo se convierte casi en un personaje más. Las tomas del bullicioso vestíbulo, las salas de espera llenas de familias ansiosas y los quirófanos iluminados crean una atmósfera inmersiva. La cinematografía es ágil y dinámica, reflejando la intensidad y el ritmo frenético del entorno médico. La música también juega un papel crucial; las partituras emotivas acompañan momentos clave, intensificando la conexión emocional entre los personajes y el público.

A medida que avanza la temporada, “The Pitt” no teme explorar cuestiones éticas complejas relacionadas con la atención médica. Los dilemas morales que enfrentan los personajes añaden profundidad a la narrativa y fomentan reflexiones sobre temas como el consentimiento informado, la justicia social en el acceso a la atención médica y las decisiones difíciles sobre el final de la vida. Estos elementos hacen que la serie no solo sea entretenida, sino también provocativa e informativa.

The Pitt

En términos de ritmo narrativo, “The Pitt” logra mantener al espectador enganchado a lo largo de todos sus episodios. Cada capítulo suele culminar en un clímax emocional o un giro inesperado que deja al público ansioso por ver qué sucederá a continuación. Las tramas se entrelazan hábilmente; los eventos del episodio anterior impactan las decisiones y relaciones en episodios posteriores, creando una sensación coherente y continua.

A pesar del enfoque serio y dramático, también incluye momentos de humor sutil que alivian la tensión sin restarle importancia a las situaciones serias. Estos momentos ofrecen respiros necesarios tanto para los personajes como para el público, recordando que incluso en medio del caos hay espacio para la humanidad y la conexión.

En conclusión, “The Pitt” es más que una simple serie médica; es un estudio profundo sobre lo que significa ser humano en un entorno donde la vida y la muerte están constantemente al borde. Con su narrativa rica y multidimensional, personajes entrañables y cuestiones sociales relevantes, esta serie promete resonar tanto con quienes trabajan en el campo de la salud como con cualquier persona interesada en historias auténticas sobre resiliencia, amor y sacrificio. Sin duda, se establece como una nueva favorita dentro del género médico dramático televisivo.

Veredicto

Existe un amplio catálogo sobre este género médico, The Pitt con gran diferencia resalta con su realismo palpable en cada capítulo.

6 / 10

A Different Man” narra como Edward, un hombre profundamente condicionado por su aspecto, ya que tiene una malformación en el rostro.  Resultado de esto hace que Edward no se sienta seguro, pero un día encuentra un doctor que le dice que están experimentando con un nuevo fármaco que le puede ayudar a mejorar su rostro.  Después de este procedimiento, Edward ve cómo su vida puede cambiar y sin embargo, no cambia.

Ser y parecer, la óptica que tenemos interior y exteriormente hacia nosotros mismos, A Different Man funciona como una especie de espejo en la que se mira y nos invita a nosotros a mirarla y a observarnos también, lo que nos damos hacia nosotros y para con los demás, parece despojada de cualquier tipo de escudo sobre el qué dirán de ella, ya que se permite criticar y criticarse, un buen ejercicio en el que plantea ser parte del problema y también pieza clave para el cambio de las estigmatización en las que hace foco, su estilo y sus pasajes la convierten en un trayecto natural del cual no guarda demasiado efecto ficcionario al encontrarse en su propio juego que le sirve como hilo de conducción para poder entrelazar sus metas.

A Different Man

La película se mueve con facilidad y segura, con movimientos de cámara lentos y planos puntualizando en los rostros de los personajes para así impregnar las escenas de las sensaciones que les van sugiriendo, destacando el uso de los crash zoom en buena cantidad de oportunidades, siendo un elemento que se suele ver fundamentalmente en el cine de Quentin Tarantino, aquí hace su utilización y tiene buen tacto para poder emplearlos en el momento adecuado siendo que iremos logrando reflexionar la película sobre las percepciones que tienen los personajes sobre sus experiencias.

Su director Aaron Schimberg propone desenvolver su conflicto sobre una base de metacine y teatralización, sectores fundamentales en los que decide ejercer ya que le brindan mayor naturaleza y que la muestran sin tanto ropaje de ficción, un acierto enorme ya que mediante ello puede reunir eficientemente la vida de sus figuras.

Sus actuaciones son un factor fundamental para que como espectadores podamos captar y empatizar con los sucesos, un trio actoral que se desenvuelve muy bien tanto individualmente como en equipo, empezando por destacar a un Sebastian Stan que continúa en estado de gracia y en su buen andar, eligiendo proyectos que lo colocan en desafíos y le permiten crecer, alejándose de aquellos papeles que lo encasillan y no dejan que se pueda medir su verdadera gama interpretativa, puede además que el propio estilo del largometraje al coquetear con el metacine y lo teatral lo hayan ayudado a poder sentirse más cómodo y más estable, a Adam Pearson también se lo nota con comodidad en el toque que se le da a su figura, hecho que quizás le pudo haber facilitado el trabajo es que habrá vivenciado en su cotidianeidad los conflictos que obedecen a su personaje, sin embargo es con Renate Reinsve (Presumed Innocent), es con quien, a pesar de su excelente actuación, se me ha hecho más difícil conectar.

A destacar el excelente soundtrack con melodías de jazz por Umberto Smerilli.

“A Different Man” muestra el problema y se hace a ella misma parte del problema, para criticar como es la sociedad actual.  Me hubiese gustado que vaya mas por ese humor negro y cinico que estaba llevando al inicio del filme con momentos, que sin quitarle seriedad a la situacion, le daba un plus.

Veredicto

A Different Man es una fábula moral sobre la importancia del aspecto físico, pero sobre todo del éxito conseguido según la forma de gestionar los problemas.  Aunque hay algunas ideas interesantes, la música es llamativa y las actuaciones son correctas, lamentablemente, la segunda mitad de la película tira por la borda todo lo que se había construido en un principio.

6 / 10

The Last Showgirl cuenta la historia de Shelley, una bailarina de Las Vegas que ha sido parte del espectáculo Le Razzle Dazzle desde su inicio en los años 80. Cuando Eddie, el productor del espectáculo interpretado por Dave Bautista (Guardians of the Galaxy, Vol. 3), le anuncia que el show va a cerrar, Shelley cuestiona su futuro, sus decisiones pasadas, y lucha por volver a conectar con Hannah, su hija de 22 años.

Esta película presenta lo que parece ser una propuesta sobre el ageism, el arte y la vida en los escenarios de Las Vegas, pero no termina siendo así. Con un guion débil, a través de los diálogos nos vamos enterando de la historia de Shelley, conocemos personajes que nunca vemos en pantalla, pero que responden las preguntas que tenemos y develan su pasado. Sin embargo, como la mayoría de los elementos del filme, estos terminan siendo ambiguos, sin llevarnos a ningún lado. Intenta tener una fotografía de cine independiente, con movimientos bruscos y temblor. Aunque es una decisión artística que puede interpretarse como una forma de hacer más humana la historia, o mostrar la inestabilidad repentina en la vida de Shelly, la verdad es que lo único que hace es impedir disfrutar el hermoso diseño de producción y marear.

Lo mejor de The Last Showgirl es, sin duda, la actuación de Pamela Anderson. Nos convence como una mujer apasionada, que realmente ve su trabajo como un arte del que está orgullosa. En varios momentos hace alusión a cómo el espectáculo tiene sus raíces en Francia, siendo el único que permanece de su clase; un dato que a nadie a su alrededor parece importarle. En general, su mejor amiga, Annette, su hija, y sus (mucho más jóvenes) compañeras de trabajo, lo consideran una vulgaridad desfasada. La interpretación de Anderson le da personalidad y complejidad a un personaje que, con un guion que tenía poco más que ofrecerle, hubiera pasado por uno más del montón. Su voz dulce, su gesticulación desesperada, sus pasos de baile anticuados, limitados por el peso de la edad… todo es presentado con excelencia de su parte.

Es además respaldada por los personajes de Eddie y Mary-Anne (Brenda Song), pero es su mejor amiga, Annette, interpretada por Jamie Lee Curtis (Everything Everywhere All At Once), que nos muestra lo que podría ser el futuro de Shelley: retirada unos años antes de Le Razzle Dazzle, Annette representa el final de una mujer que ya no tiene belleza para ofrecer en una industria donde el físico es lo único que importa, perdida entre las apuestas y el alcohol.

Su hija Hannah (Billie Lourd), por otro lado, representa su pasado y su resentimiento por su abandono muestra todo lo que Shelley que sacrificó para dedicarse al espectáculo. Lourd tiene 32 años, interpretando a una estudiante universitaria de 22 años, y se nota. Con Hannah es que podemos profundizar en las motivaciones de Shelley, y cómo ella ve la vida de una forma en la que, si estás haciendo lo que te apasiona, todo vale la pena.

Y por eso, pese a todos sus defectos, The Last Showgirl logra emocionarnos: estamos ante una mujer que ama lo que hace, cuya pasión es su vida y su identidad, y de repente, lo pierde todo. Es algo que vemos día a día con adultos que no pueden seguir el ritmo del cambio, con personas que tienen que renunciar a aquello que más les apasiona. Esta película pudo haber sido una exploración de estos temas. Un guion más contundente, que hubiera dado resolución a al menos uno de los conflictos presentados, hubiera hecho esta historia mucho más redonda. Pero, lamentablemente, estamos ante una obra que, pese a conmovernos con su protagonista, se quedó corta en todo lo demás.

Veredicto

Una magnífica Pamela Anderson es empañada por un guion ambiguo y decisiones cinematográficas cuestionables.

6 / 10

Jesse Eisenberg es conocido por su amplio trabajo actoral, en el que destacan sus actuaciones para The Social Network, Batman v. Superman: Dawn of Justice y Río. En su segundo trabajo como director, también escribe y protagoniza junto a Kieran Culkin (Succession) A Real Pain, su primer largometraje en lograr distribución comercial y aclamación de la crítica.

A Real Pain nos introduce a la historia de dos primos: Benji (Culkin) y David (Eisenberg). Ambos, de origen judío, son completos opuestos: Benji es un espíritu libre, siempre parece estar relajado, es un imán de personas y no tiene interés en lograr estatus profesional o económico. Paul, por otro lado, es una persona ansiosa, con una carrera y una joven familia. Es descrito por su primo como alguien que parece siempre estar en un apuro. A pesar de todo esto y de apenas verse, los une el amor por su abuela, Dory, quien antes de fallecer les deja dinero para que juntos hagan un tour sobre el Holocausto judío en Polonia, su país de origen.

Hasta ese momento, parece que estamos ante una historia tipo «road trip», en la que obviamente las tensiones y las personalidades de ambos protagonistas chocarán. Pero, A Real Pain logra darle un giro a la fórmula que, aunque no la reinventa, la refresca al presentarla en un escenario tan particular y emocional cómo lo es un tour por campos de concentración y otros lugares históricos donde se llevó a cabo el Holocausto. Y aunque Culkin y Eisenberg demuestran tener una excelente química, eso no se logra solo, ya que el elenco de apoyo, compuesto por Will Sharpe, Jennifer Grey (Dirty Dancing), Kurt Egyiawan, Liza Sadovy y Daniel Oreskes, enriquecen la historia. Cada interacción entre estos y los protagonistas nos adentra más en la psiquis y trasfondo de ambos.

La fotografía, de la mano del polaco Michał Dymek, facilita acercarnos a la historia y sus personajes en momentos de vulnerabilidad, y le saca partido a la riqueza y color de los escenarios de Polonia. Este país no solo está presente en la historia y la fotografía: los nocturnos de piano de Chopin, quizá su músico más famoso (el aeropuerto lleva su nombre), transmiten la melancolía y el dinamismo de la historia a través de un instrumento que une a los protagonistas.

El título de A Real Pain no se trata de lo molesto que puede ser Benji para David o viceversa, sino que cuestiona la trascendencia del dolor humano en el día a día. Esa pregunta filosófica es planteada de manera emocional y sin dejar de ser cómica, un atributo que ha caracterizado las actuaciones de Kieran Culkin en sus últimos personajes, mostrando un dominio actoral que le hace robarse casi todas las escenas. Podemos concluir con que estamos ante una película mucho más profunda de lo que parece, real, de su tiempo sin dejar de plantear situaciones universales, y con actuaciones muy destacables. Jesse Eisenberg se consolida como un director que conoce su oficio, capaz de contar historias personales con altura, gusto, e ideas frescas.

Veredicto

A Real Pain conecta con nuestras experiencias y emociones combinando humor, vulnerabilidad y profundidad, sin dejar de ser entretenida.

8 / 10