No todos saben hacer humor negro.  Ese humor característico por ser ácido y que saca la risa culpable.  División Palermo sabe hacerlo con creces y de la mejor manera.

Unidad Palermo

La historia es simple: Felipe Rozenfeld se queda sin trabajo, sin novia y sin dinero, y en un arranque de desesperación por un mal entendido toma el trabajo en la Division Palermo, creada exclusivamente para ser una unidad inclusiva.  Tal vez alguien pensaría que una comedia no necesita un guión estructurado, pero esta serie demuestra lo contrario (así como otras veces lo hace Doom Patrol, por ejemplo).  El desarrollo de los personajes es interesante, y aunque tal vez el personaje de Santiago Korovsky peca de repetirse, tiene su desarrollo de personaje.

Sin miedo a lo políticamente incorrecto, si bien hay muchos chistes con eje en las discapacidades y minorías, el guión tiene la habilidad de construir los personajes de tal forma que resultan más que alejados de transmitir burla o pena. Ya de entrada nos encontramos con multitud de gags, algunos muy logrados, a la vez que la trama va fluyendo hacia la resolución de un misterio, con giros y situaciones eficazmente resueltos. Lo que sí he encontrado es cierta falta de fluidez en la interacción de los personajes.  Por momentos parecen estar conectados, luego es lo contrario, después parece que si, luego no.  Es algo que hace que el espectador difícilmente conecte con todos, cuando esa es la idea ya que de entrada nos lo venden como un equipo.


Técnicamente cumple, y de hecho, me sorprende encontrar la fotografía de Roman Kasseroller en esta serie, como un buen uso de la dirección, o al menos en lo más correcto posible.

En un momento en el cual el humor está bajo la lupa, y que películas y series muy queridas del pasado, pueden ser cuestionadas desde el prisma con el que se analiza el presente, División Palermo se anima a hacer reír a partir de temas muy delicados, como el racismo o las capacidades diferentes. No es un humor negro con miras a destruir (como el humor de Ricky Gervais), porque no prioriza el gag desde la burla gratuita, sino que, Division Palermo reflexiona a través de situaciones que interpelan al espectador.