Para nadie es secreto que Pixar atraviesa una crisis pospandemia de la que no se ha podido recuperar, y sigue dando tumbos buscando revivir su gloria (y ganancias) pasadas. Y es que desde el 2020, propuestas como Onward, Turning Red, Soul y Luca dejaron pérdidas millonarias, y solo Lightyear y Elemental lograron recuperar su inversión, con críticas más bien mixtas y siendo en general, filmes poco memorables; Inside Out 2 siendo el único éxito rotundo de la década. Elio, lamentablemente, continua con la tendencia de los últimos años.

Elio Solís es un niño que, se nos infiere, es autista. Sus padres, que trabajaban en una base espacial de California, fallecieron, y él quedó a cargo de su tía Olga, quien también forma parte de la base, y a quien la ganadora del Oscar por Emilia Pérez, Zoé Saldaña, le presta su voz. Sintiendo que no encaja en su nueva vida, Elio añora que los extraterrestres lo abduzcan para así encontrar un lugar donde sea amado, y no sea considerado raro. Así que todos los días va la playa y hace grandes letreros en la arena, para indicarle a todo el extraterrestre que vea desde arriba que se lo pueden llevar.

Un día, gracias a los shenanigans propios de Disney, Elio logra contactar con la vida extraterrestre, pero es rápidamente descartado y disciplinado. Tomando referencias que recuerdan por momentos a los clásicos ochenteros y las series que los emulan, Elio cumple su sueño de ser abducido y llega a una especie de senado intergaláctico, a la Lilo y Stitch y Star Wars, en el que se hace pasar por el líder absoluto del planeta Tierra y un experto en negociación. También hará amistades significativas, especialmente con un pequeño alienígena llamado Glordon.

Pese a presentar una historia simpática donde la amistad juega un papel primordial, Elio falla en crear elementos narrativos que logren captar la atención de su joven audiencia durante su extensión y crear una línea narrativa coherente, memorable y con un mensaje claro. Parece más bien una combinación de ideas y escenas que funcionaban bien individualmente, pero que no terminaron de cuajar al ser llevadas a la gran pantalla; se mezclan buenas escenas que crean tensión y hasta un poco de horror con los montajes reconfortantes de una inocente amistad como solo dos niños pueden hacerlo. Esto tiene sentido cuando vemos que tiene tres directores: Adrián Molina, quien inició el proyecto tras su éxito con Coco, y quien se inspiró en sus experiencias personales creciendo en una base militar. Molina fue reasignado, y el proyecto pasó a ser dirigido por Domee Shi ( directora de Turning Red) y Madeline Sharafian (guionista de We Bare Bears).

Elio busca apelar a los personajes hispanos para atraer público latino, el segmento que más hijos tiene en Estados Unidos continental actualmente. Específcamente es domínico-mexicano, y el primer personaje dominicano en una película de Pixar. Escucha a Vicente García. Y sin embargo, esta identidad no le aporta nada a la complejidad ni el desarrollo de sus personajes. No hay una comunidad tras de él más allá de su tía, algo inusual. Y así, intenta tocar muchos temas específicos sin profundizar en el resultado: aunque la condición de su protagonista (y sus consecuencias, como la soledad y el aislamiento) guía la historia, el duelo tras su pérdida y la lucha interna de sus personajes por renunciar a la tradición son temas que deberían tener mucho más impacto del que tienen.

Su debilidad narrativa parece querer compensarse con una dirección de arte vibrante y colorida. Para sus personajes humanos, Elio, al igual que Turning Red y Luca, utiliza el estilo de diseño que se conoce como Cal Arts, con formas simplificadas y rasgos exagerados, distintos a las formas más estilizadas y personalizadas que habían caracterizado la animación del estudio. Sin embargo, el diseño para los extraterrestres y otras criaturas, como la enciclopedia intergaláctica OOOOO, es creativo e imaginativo.

En términos estrictos, hay nada malo con Elio: es una historia adorable en la que pasas un buen rato; pero no es formidable. No tiene elementos que años después seguirán siendo discutidos, no hay escenas icónicas. Más bien parece una mezcla hetereogénea de ideas que promete perderse entre todo el contenido al que nos exponemos – y se exponen los niños – día tras día. Elio tiene una voz propia, solo no tiene nada interesante que decir.

Veredicto

En Elio encontramos una historia con color y corazón que no supo ser desarrollada, prometiendo más de lo entregado, apelando a una audiencia que ni compró la idea. Tiene a su favor que cumple la función de entretener mediante una historia para pasar el rato. En contra, tiene el hecho de ser francamente olvidable.

6 / 10

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