Ahora con el estreno de Mission Impossible: Dead Reckoning Part I, es que uno se da cuenta que dentro de poco, el bueno de Tom Cruise tendrá 30 años liderando una de las sagas más rentables del cine.
Christopher McQuarrie regresa en la dirección y en el guión, para tratar de ponerle un punto final a una de las sagas que ha sabido reinventarse en cada propuesta. Y es que no hay una forma de explicar, sin caer en detalles, como en los 156 minutos que dura el filme, vas a estar totalmente desconectado y entretenido en partes iguales. El director toma la estructura de Mission Impossible 1 (dirigida por Brian de Palma) e incluye su estilo característico de acción, logrando una estructura que se siente a clásico pero bien modernizado. La composición de planos, en el montaje, el tono, e incluso la trama, que a pesar de ser moderna mantiene ese “clásico” de aquellos filmes de espionaje y acción.
El guión tiene sus pegas, porque claro, es un filme que busca más que nada entretener y lo ofrece con creces, pero aun así mantiene la coherencia. Efectismos para el lucimiento de Tom Cruise, que en esta ocasión se nota que ha cedido más pantalla a sus compañeros y es algo de admirar y que ayuda al desarrollo de los personajes. Hayley Atwell y Vanessa Kirby van evolucionando junto con la película, e incluso en un tramo de la película se convierten en el foco argumental. Un movimiento que además de resultar refrescante en una franquicia que ya tiene rostro (Tom Cruise), ayuda a que las acrobacias se disfruten mejor porque son escenas muy puntuales.
Otro que aprovecha la estela “clásica” és el compositor Lorne Balfe, quien por momentos abraza lo tétrico para marcar una partitura muy particular, muy enfocada en la pérdida, como si estuviésemos ante un final que nunca llega, tal como uno de los acertijos que el equipo debe resolver.
La trama de Mission Impossible: Dead Reckoning Part I, es algo a parte. Moderna y refrescante, pero al mismo tiempo entretenida e interesante. Después de haber visto varios trailers me abstengo a decir de que trata a profundidad ya que la gracia está en que cada quien interactúe con ella. Solo queda decir que en esta oportunidad Ethan y sus amigos, se verán con una de las amenazas más grandes y en la cual, el término “Misión Imposible” si tiene peso, ya que parece imposible, que logren tener éxito. La trama se vuelve oscura, en un mundo en el que convivir con amenazas en la sombra se ha convertido en parte intrínseca de nuestro día a día.
En general la película alcanza en numerosas secuencias cortas de planificación, montaje y puesta en escena que nos recuerdan que tras las trepidantes secuencias de acciones imposibles protagonizadas por el propio Tom Cruise y sus colegas, tras el riesgo y el más difícil todavía de las persecuciones espectaculares, hay talento cinematográfico. Esto es cine hecho y derecho. Un cine palomitero del que funciona como lo hizo Top Gun: Maverick (también con Cruise al mando), y sorprende que esta saga siga pensando en la gente que ha pagado una entrada, incluyendo incluso un final satisfactorio que convierten el título en un producto en sí mismo, y no en un seguro de ventas para lo que viene más adelante. Fácilmente puedes ver esta y creer que es el final y funciona perfectamente.
Hay un perfecto equilibrio que convierte a Mission Impossible: Dead Reckoning Part I en una escuela de cómo manejar las claves del cine de acción en modo blockbuster. Una guía sobre cómo no cansar al espectador con sus secuencias de acción y su ritmo de trepidación constante, algo de lo que no pueden presumir la mayor parte de las producciones de acción o superhéroes de nuestros tiempos.
Pero claro, a pesar de todo esto, el equipo detrás de Mission Impossible: Dead Reckoning Part I, sabe claramente que las cosas han cambiado y el género de acción y espías ha evolucionado en los últimos años, y filmes como John Wick o Extraction, han servido para reorientar cómo se plasman tiroteos, peleas cuerpo a cuerpo e incluso persecuciones. Porque seamos claros, quien se sienta a ver una de estas películas no espera encontrar una realidad abismal en su propuesta, pero tampoco busca sentirse engañado con cosas tan inverosímiles como las que plantea la saga de Rápidos y Furiosos.
Mission Impossible: Dead Reckoning Part I, es una carta más de amor al cine de acción de la vieja escuela en toda su dimensión. Se utilizan efectos especiales digitales, qué duda cabe, pero aquí lo importante es sobre todo ver a nuestro protagonista realizando toda clase de complejas proezas.
La película tampoco renuncia a su discurso ni tampoco a su sentido del humor, muy característico y en pequeñas cuotas, porque esto no es un circo ni un filme de humor, y aquí hay espacio para el dramatismo y para la demarcación de líneas de diálogo que buscan darle una profundidad a la trama que resuene fuerte en la audiencia.