El cine antibélico es un género que si no se hace con determinación, se puede perder su mensaje.  Hace unos años el director Sam Mendes logró con “1917” levantarnos del asiento ante esa maestría técnica, pero en su guión el mensaje queda algo perdido.  Y es algo que el director aleman Edward Berger no quiere perder con “All Quiet on the Western Front”.

El filme está basado en un libro con el mismo nombre, el cual también ha sido adaptado en numerosas ocasiones.  En 1979 en una miniserie.  En el 2008 en un programa de radio por capítulos en la BBC, y en 1930 en una película de culto dirigida por Lewis Milestone y que no parece haberse hecho en dicha época en donde el cine no tenía la madurez que tiene hoy en día.

En esta versión, el director no se va por las ramas y va directo a lo más crudo que las guerras pueden pasar.  Basada en la aterradora experiencia de un soldado alemán en la Primera Guerra Mundial, en donde el director sabe distinguir a los soldados en la miseria de la guerra mientras que aquellos “patrióticos” obsesivos desde un escritorio dan órdenes y deciden quienes son héroes y quienes no.  El desengaño progresivo que sufren estos jóvenes alemanes durante los años que están en el frente, está narrado exquisita y magistralmente por escenas inolvidables: cuando ven a un grupo de chicas campesinas caminar a lo lejos y se dan cuenta que tal vez no vivan la experiencia de hablar con una de ellas, cuando van al frente en ataque a los franceses y deben retirarse asustados o, la más fuerte de todas, cuando faltando una hora para un cese al fuego, el comandante en su orgullo los envía a luchar una vez más.

Actuaciones correctas y para nada sobreactuadas, llegando al nivel de que parece todo totalmente natural como si estuviésemos viendo un documental grabado.  Sus miedos, sus momentos felices, e incluso hasta los de incertidumbre y angustia.

Pero, ¿y en lo técnico, que puede decir All Quiet on the Western Front? pues todo es una verdadera maravilla.  La fotografía de James Friend llena de suciedad y oscuridad, pero ojo, en los momentos en batalla porque se las arregla para brindar una limpieza visual en los momentos de las negociaciones entre los comandantes para que sepamos dónde está el patriotismo.  La puesta en escena del director junto a la escenografía es de una calidad impresionante y parece que estamos directamente en una trinchera.

En cuanto al guión, pues una verdadera delicia aunque a honestidad, tiene sus momentos Spielberg que aunque le dan un aire muy emblemático y motivacional, hacen que la crudeza que vemos se empañe pero bastante poco la verdad.

Al final del día All Quiet on the Western Front es una película excelente y que cumple con todo lo que se propone y un poco más.  Con un mensaje tan poderoso, es una de las mejores de este año.