Ya a estas alturas el universo de Marvel no necesita introducción.  Sabemos a qué nos metemos cuando inician los créditos iniciales; sin embargo Shang-Chi hace pequeños cambios que son de agradecer y que le dan un aire más fresco a “otra película de origen de un héroe”.

Shang-Chi y su amiga Katy se ganan la vida como valet parking de un restaurante, sin embargo un día aparecen unos hombres que tratan de robarle un pendiente.  A raíz de esto, nuestro personaje se embarca en un viaje donde deberá hacerle frente a un pasado del cual pensó que había huido.

Nos gusta que Marvel haya apostado a hacer una historia de origen donde el impacto solo golpea a los protagonistas de esta historia.  No hay una amenaza de destrucción del mundo, o una batalla final donde parte del escenario sea destruido.  Otro punto del que estamos agradecidos es que el director Destin Daniel Cretton ha sabido jugar con los sentimientos de los personajes, los cuales logran transmitir MUCHÍSIMO.  Tony Leung como El Mandarin, no necesita hablar duro o destruir todo a su paso para verse amenazante, lo mismo sucede Michelle Yeoh o Fala Chen.

Incluso hasta el mismo Simu Liu, muy novato en esto de grandes producciones, desprende dudas, miedos, y fuerza en sus emociones.  Awkwafina es otra de las que mayores emociones lleva, pero es opacada totalmente con el ya (a veces innecesario) “momento gracioso de Marvel”, convirtiendo al personaje en un alivio cómico que en muchas escenas dejan frío a cualquiera, haciendo que su desarrollo en particular, sea más lento y poco notable, aunque estamos bastante contentos con que la relación de su personaje con el de Shang-Chi sea amistosa, ya que Hollywood no suele entender como funcionan las amistades.

Pero lo que de verdad eleva este filme a grandes momentos, son sus escenas de pelea, al mejor estilo de aquellas películas de kung fu.  Las peleas están muy bien elaboradas y hacen que los personajes se adapten al escenario, y no el escenario a ellos.  Mientras que en “Black Widow”, convenientemente en los escenarios los personajes podían encontrar elementos para reducir a sus enemigos, en “Shang-Chi” son ellos que aprovechan lo que el escenario les brinda para salir airosos, teniendo escenas brutales como la del autobús o la batalla final.

El guión y la dirección es lo que flojea bastante, y no en lo que a sus personajes se refiere, ni tampoco en las peleas, sino en los momentos de pausa.  Abusa demasiado del uso de los flashback, pero también abusa en la explicaciones detallando momentos que ya nos mostraron.  Las pausas llegan a ser bastante largas y que en momentos sólo están para explicar algo que ya en una escena anterior sabíamos (por si no lo notaron, la película tiene hasta dos escenas explicando sobre el mandarin falso).