Me gusta lo que hacen los hermanos Safdie (Benny y Joshua), como “Uncut Gems”, por ejemplo, y en este caso “The Curse” (aunque solo sea Benny quien esté detrás).

Tienen un estilo único, bastante opresor, de texturas ásperas, donde siempre iluminan una puesta en escena radicada en los primerísimos planos donde sobresale lo interpretativo más que nada.  Y en esta miniserie, está involucrado con Nathan Fielder, quien tiene un humor bastante extraño como puede verse en “Nathan For You” o “The Rehearsal”.  Aquí en “The Curse” no es la excepción.

La serie narra como Whitney y Asher, quienes forman una pareja de recién casados, tratan de tirar adelante su proyecto de negocios de ventas de casas ecológicas, con un reality show sobre el mismo.  Lo que inicia como un proyecto interesante, en Nuevo México, se verá cada vez más oscuro mientras se van involucrando en la elaboración de cada capítulo de su show.  De entrada al saber que es uno de los Safdie, por ende se esperaría un carrusel de emociones incómodas, las cuales pueden verse en los dos primeros episodios y desapareciendo radicalmente para convertirse en incredulidad ante lo que estamos viendo.

Emma Stone interpreta a Whitney con una maestría increíble, y Asher por un Nathan Fielder que provoca malestar por lo bien que lo logra.  Dougie, aquel director sin escrúpulos, es Ben Safdie (Oppenheimer), y entre el trío protagonista es que se desenvuelve la historia.  Ahora bien, ¿por qué se llama La Maldición (The Curse)? Pues porque, y es parte del trailer, en una escena una niña maldice al protagonista y nos dan a entender que esta es la razón por la que todo se va yendo al carajo.  Pero para sorpresa del espectador, esto se pierde al final del capítulo dos, por lo que aún nos quedan ocho capítulos donde la historia casi no avanza y se dedica a mostrar la vergüenza ajena de sus protagonistas, principalmente el de Nathan, que no solo le entrega las escenas más bizarras.

Que la historia gira varias veces sobre sí misma sin llegar a ninguna parte.  El primer capítulo está realizado para incomodar y crear desasosiego con el espectador, y los demás son un tanto más relajados, pero sus dos últimos capítulos pasan a ser momentos de vergüenza ajena al creer que alguien haya escrito dicha barbaridad.

La serie es decepcionante por las expectativas que crea sin saber manejarlas.  Lo que invitaba a ser un camino hacia la locura por una maldición, se convierte en un reality show (porque para colmo, la mayoría de escenas están grabadas en ese estilo, con planos largos mucha iluminación de ambiente natural, enfoques detrás de algo, como si la cámara estuviese escondida y muchos pero muchos desencuadres a través de cristales sucios).  Para colmo un reality show malo, porque al perder todo objetivo de desarrollo de personajes y encima, lo que invitaba a ser la trama inicial olvidarla, pues nos preguntamos varias veces “¿de qué va esto?” a pesar de tener más de cinco capítulos visualizados.

The Curse tiene unos cuantos momentos buenos e interesantes, donde reflexiona sobre la hipocresía y otros temas, pero sin abundar sobre ello o desarrollarlo, convirtiéndose en una serie aburrida que invita a reflexionar un poco porque sus temas son casi anecdóticos.  Perder diez horas es casi para pensarlo, aunque uno sea fan de Emma Stone y Ben Safdie.