Kate Winslet hace años logró una de las mejores miniseries de HBO con “Mare of Easttown”, y ahora trata de hacer lo mismo con “The Regime”.

La serie narra como Elena Vernham, canciller de un país europeo ficticio (que representa a uno real), se convierte en la dictadora del mismo.  Ante una situación poco usual, deciden buscar a un hombre para que sea el fiel servidor de la canciller, llevando todos los extremos posibles con que ella sea “cuidada”.

Hay que admirar a la actriz, Kate Winslet porque consigue una actuación que sigue con interés y algo de morbo la construcción de este universo autocrático, donde los rasgos fascistas son contundentes.  Matthias Schoenaerts no se queda atrás con una actuación impecable, principalmente aquellos momentos en que pierde la razón.  Ahí no está el problema de The Regime.

Los problemas son más bien de tono: la miniserie no es particularmente graciosa (solo hay algunas irrupciones de irreverente humor negro) ni tampoco del todo lograda cuando incursiona en el drama romántico o en el thriller de confabulaciones políticas. Así, más allá de la excelente ambientación y de la solidez de su elenco, no llega a la excelencia de otras producciones precedentes de la factoría HBO. Es, como quedó dicho, una mirada por momentos cargada de inteligente ironía, pero también una comedia que apuesta por el desparpajo y del desprejuicio sin alcanzar en muchos casos su objetivo principal.

The Regime

The Regime no es una serie sutil y refinada en sus golpes directos al llamado «populismo» de los gobernantes de países que tienen que lidiar con presiones externas e internas de todo tipo.  Brusca, un poco torpe, a veces divertida y en otras entre previsible, funciona de vez en cuando, más que nada cuando Winslet se destapa con alguna locura (a la Canciller le gusta cantar y bailar en eventos, algo que hace muy mal) y cuando queda claro que empieza a perder la poca cordura que le quedaba.

En el medio hay espacio para apariciones especiales, como las de Hugh Grant y Martha Plimpton, quienes no la pasan para nada bien con esta dupla extravagante, manipuladora y, al menos durante un tiempo, muy popular entre su gente.

Al final The Regime es todo exagerado y excesivo, es cierto. Y bastante vulgar en su refinamiento decadente, pasado de gracia, fácil de satirizar.  Con una Kate Winslet y Matthias Schoenaerts que podían levantar la serie sin mucho esfuerzo, si al menos estuviese bien construida.