En 1980 se estrenó la miniserie “Shogun”, que narra la historia de John Blackthorne, un navegante inglés que es tomado prisionero por un señor feudal japonés, todo esto basado en un libro del mismo nombre que salió en 1975.
Aquella miniserie no es nada mala y funciona bastante bien como historia sobre el Japón feudal de XVIII, detallando que son los shogun, que pasó en esa época y trata de detallar cómo era la vida en ese entonces. Obviamente por el tiempo, aquella serie tenía limitaciones, algo que en este caso Disney (recordemos que compró a Fox) no ha tenido reparo en el presupuesto para replicar el éxito de esta serie y probablemente ser candidata a premios en este 2024 (que no dudo lo será).
La serie contará con diez episodios y ha sido creada por Justin Marks y su esposa Rachel Kondo, en conjunto con otros más productores Hiromi Kamata (quien participó en Monarch: Legacy of Monster), o Charlotte Brandstrom (The Rings of Power), y contando en la actuación con una leyenda como es Hiroyuki Sanada (John Wick 4, Bullet Train) como el señor feudal, a Cosmo Jarvis como John, el navegante inglés y Anna Sawai, Nestor Carbonell o Tadanobu Asano, por mencionar algunas caras conocidas. Todos interpretando con solvencia, y dejando claro que si la serie tiene algún defecto, en las actuaciones no será.
El primer episodio de los diez que conformarán la serie Shōgun sirve, como no podía ser de otra manera, para ponernos en situación, pero también para comparar cómo la serie de FX se comporta frente a una novela que, en su mayoría de ediciones estándar, tiene más de 1000 páginas. Y aunque las comparaciones son odiosas, también pueden servirnos para hacernos una idea de si una adaptación merece o no nuestra atención, como es el caso.
La serie cuenta con un apartado visual excepcional, y trabaja con mucho respeto y rigor histórico. Aunque está plagada de detalles, un problema es que peca de entusiasta y sobre todo presupone en el espectador una cierta cultura en cuestiones tanto históricas como religiosas, algo que la miniserie de los 80 tuvo la decencia de explicar y que otras producciones como Tokio Vice ha hecho de una forma impecable.
La serie se toma licencias, cómo no, pero nos presenta un marco histórico muy bien representado sobre el que construye una historia de traición, lealtad y honor.
Hay que reiterar que Shōgun tiene unos valores de producción altísimos, algo que se nota desde el comienzo, con una escena de créditos inicial esmerada y cuidada como pocas últimamente. Sin embargo hay algo en particular que me rechina, y es la difuminación excesiva de los fondos a la que además acompaña a veces (no siempre) un efecto ojo de pez que, si bien sirve para centrar nuestra atención en los protagonistas y parecer que se ha grabado hace años, llegando incluso a parecer fotografías antiguas, distorsiona demasiado lo que está detrás y desdibuja unos detalles que seguro están ahí pero no podemos contemplar.
En la música Atticus Ross se une con Leopold Ross, nuevamente, para crear melodías muy particulares tomando como influencia la música Gagaku y Tenchu, muy particular de las cortes japonesas de la época.
Shogun es una serie muy bien lograda con un nivel de producción impecable y excelente, que tal vez peca por ligerezas pero aun así no está nada mal. Sin duda una de las mejores del 2024 y que será perfilada por el estudio como lanza para los premios sin temor a equivocarme.