Cuando Marvel anunció Thunderbolts* muchos, yo incluido, pensamos que llegaban tarde, ya que al menos el marketing la estaba (y sigue) vendiendo como una especie de The Suicide Squad.
Desconozco si en los cómics son así, pero al menos en el cine se ha optado más por irse por el lado de que sean una especie de escuadrón táctico que por un escuadrón carne de cañón. Este punto es uno de los tantos aciertos que logra este filme dirigido por Jake Schreier y que cuenta con los guionistas Eric Pearson (quien escribió el próximo filme de Marvel: Los Cuatro Fantásticos) y Joanna Calo (quien está detrás de los guiones de la serie The Bear).
¿Por qué mencionar a Calo? Porque entre las subtramas de la película hay un mensaje sobre la salud mental bastante interesante, y muy similar al que se puede apreciar en la serie de FX. Entre lo demás, es simple: un grupo de “soldados especiales” son enviados a “rescatar” a Bob, un tipo común y corriente del que no se sabe por qué estaba encerrado en un lugar tan condenadamente protegido. Aquí todos destacan y tienen un ligero desarrollo, a excepción del personaje de Sebastian Stan, el tan hablado Bucky Barnes, quien naturalmente tiene varias películas y series a sus espaldas y está de más darle más desarrollo del que ya tiene.
Florence Pugh se lleva gran parte del protagonismo con su Yelena Belova, quien hizo aparición en el filme de Black Widow, y agradecemos la selección de la actriz. Le sigue un David Harbour (Red Guardian) demasiado chistoso para mi gusto, y que tal vez, aunque el director sepa manejar el humor, es la nota discordante por el exceso de momentos cómicos que le entrega al actor. Wyatt Russell, Olga Kurylenko y Hannah John-Kamen terminan de formar el grupo (aunque esté Lewis Pullman y no lo haya mencionado, pero… está), y cada quien cumple su rol justo como es debido. No estamos ante actuaciones de premiaciones, sino de que cumplan, y lo hacen, y encima tienen un desarrollo. Tal vez el personaje más desperdiciado es el de Julia Louis-Dreyfus como Valentina Allegra de Fontaine, quien viene haciendo apariciones desde hace tiempo y, lamentablemente, Marvel no termina de darle el protagonismo y desarrollo necesario para tomarla en serio, aun con ese sarcasmo y la ironía que la caracterizan.
La sensación que deja Thunderbolts* es la de un producto que cumple y que hace lo necesario para destacar en la mejor medida de lo que un blockbuster solicita. Algo que últimamente Marvel no ha estado entregando, y es lo que hace que no se le vean las verdaderas virtudes. Porque si, entre tantas cosas malas que nos han dado últimamente, nos entregan una buena, pues asumimos que es algo mediocre.
Y es que el filme tiene las garras de su productor, Kevin Feige, quien pretende adoptar un tono cómico y jovial como el de Guardianes de la Galaxia, y que parece que a mitad de camino se dio cuenta de que no calaba, por lo que opta por un tono más solemne. En el asterisco está el gancho, a mi parecer: es el aviso de que estamos ante una versión degradada, y al final del filme se darán cuenta del porqué de esto. Ya que, sin dar spoilers, cuando podían apostar por mantener lo del equipo táctico pero con las tonalidades del Escuadrón Suicida, van por un camino un poco más heroico.
Y aunque el director cumple con el manual de estilo que toda película postheroica que se precie debe tener —eso sí, sin llegar a los excesos metalingüísticos de Deadpool o a la profundidad que pueden traer filmes como The Batman—, las deficiencias siguen ahí, aunque menos notables. Las escenas de acción mejoran, pero se sienten fuera de tono con los tiempos que corren. La música de Son Lux es fuerte y estruendosa, pero le falta épica, y la fotografía de Andrew Droz Palermo (ese señor que estuvo detrás de The Green Knight) es taciturna pero medida. ¿Por qué? Porque esto es un producto que, aunque está bien hecho, bien envuelto, bien elaborado… es un producto.
Thunderbolts* tiene sus errores, pero son más sus virtudes —o al menos, son más claras—, y eso ya es mucho decir de una casa que desde Avengers: Endgame no hacía algo medianamente aceptable para el cine. Y en televisión, de cada cinco series, solo una o dos eran buenas.
Desconocemos el camino que tendrán estos personajes, pero agradecemos que sean lo suficientemente entretenidos de ver en esta primera vez.