How to Train Your Dragon es, sin muchas vueltas, una copia de la animada. Pero espera, que sé que es producida por la misma casa (DreamWorks) y sé que la original tiene 15 años que salió, pero aun así no es justificable.

La era dorada de la animación fue a finales de los 80, gracias a Disney con la fabulosa “La Sirenita”, la cual no solo creó un estilo de animación, sino que abrió las puertas a muchas cosas (nominaciones en premios, actores famosos prestando sus voces, merchandising, canciones de las películas compitiendo con artistas pop de la época, etc.). Fue algo que nadie vio venir y que se exprimió tanto hasta inicios de los 2000, cuando los estudios fueron poco a poco cambiando a un estilo más digital que no terminó de convencer a muchos. Años más tarde llegó el 3D a la animación, con la esperanza de un nuevo boom, pero no fue así. Claro que tuvo sus momentos, como “Frozen” o la misma “How to Train Your Dragon”, pero seamos honestos: no era como en los 90, cuando cada película animada era esperada y se convertía en el blockbuster del año, salvo algún que otro filme (como “Anastasia”).

Disney ha vuelto a cambiar el juego, y esta vez para peor: los live actions. Los filmes animados del pasado ahora pasan por el filtro del realismo. La magia animada ha quedado en segundo plano y, en la casa de las ideas, lo han dejado para sus plataformas o para que Pixar se encargue de ello. Otros estudios también quieren probar suerte por esos caminos. Aquí entra DreamWorks, llamando nuevamente al director de las animadas, Dean DeBlois, para que realice una copia de su película original, pero esta vez con actores de carne y hueso y efectos especiales para lo demás.

Si hablamos de fidelidad, este es sin duda el live action más fiel de todos los que he visto en estos últimos años, al menos en términos de trama, banda sonora y escenas calcadas. Tanto, que no sé si llamarlo fidelidad o simplemente copiar lo que ya está hecho y volverlo a hacer con actores reales para seguir sacándole beneficio a la marca. Es como estar viendo lo mismo pero en carne y hueso, y eso rompe cualquier sorpresa o giro. Además, no se esfuerza en añadir algo nuevo o diferente que aporte más, salvo alguna escena alargada. Es simplemente un copia y pega. Muy bien hecho, sí, pero un copia y pega al fin y al cabo.

Es inaudito cómo el filme no aporta absolutamente nada. Ni siquiera corrige los errores que tuvo la anterior, que —para ser honestos— vi hace poco (nunca la había visto), lo que me hizo darme cuenta de cómo el live action pierde fuerzas. Claro, tal vez dirán que para eso se crean estos “remakes” (me cuesta llamarlos así), para que alguien que no haya visto la original pueda verla, y también ver la nueva. Pero eso solo funciona cuando el remake aporta algo que la otra no tiene o cuando la original tiene una magia excepcional. En este caso, la original es buena, pero no mágica, y el remake es… una copia.

Donde más cambios he notado es en el casting. Por un lado, Gerard Butler retoma su papel como Estoico el Inmenso, el padre de Hipo. Él le puso voz en la versión animada y aquí está de 10: conoce perfectamente al personaje y es idéntico a como era en la versión de 2010. Bocón, interpretado por Nick Frost, mantiene parte de su esencia y, junto a Butler, son lo mejorcito. En cuanto a Hipo, interpretado por Mason Thames, me ha parecido un acierto. Encaja bien, se parece ligeramente al original, y es un Hipo creíble. El problema viene con sus compañeros, pues para mí casi todos han perdido el carisma que tenían en animación. Los peores son, sin duda, los gemelos Chusco y Brusca: una decepción. ¿Qué les han hecho? Harry Trevaldwyn y Bronwyn James interpretan a estos personajes que no podrían ser más diferentes a la versión animada. Toda la vis cómica que tenían en la original se ha perdido, y nos quedan dos gemelos que no se parecen entre ellos en nada y que no tienen ningún tipo de feeling, ni entre ellos ni con el espectador. Incluso en la película hay un chiste sobre si son gemelos de verdad o no, porque no se parecen absolutamente en nada.

Después de esto, hablar de la música, por ejemplo, parece un chiste de mal gusto. Inaudito que estuviera viendo la animada y sintiera que escuchaba la misma música que en la nueva, solo que con ligeros cambios. No puede ser algo así.

“How to Train Your Dragon” es una película entretenida que solo copia a la anterior animada. No más, no menos. Es irse a lo seguro porque no quieren que les suceda lo mismo que con Snow White, en donde hay tantos cambios y tantas revisiones de la época actual con la moderna que simplemente se convierte en un fracaso económico.