¿Adónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales
¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales
– Desapariciones, Rubén Blades
Se estima que más de 300 personas desaparecieron de manera forzosa durante la dictadura militar de Brasil, entre 1964 y 1985. Puede sonar como un número no muy grande, especialmente comparándolo con sus contemporáneos Chile y Argentina, pero se trata de 300 historias de familias destruidas, incertidumbre, desconfianza, y heridas permanentes. Ainda Estou Aqui (I’m Still Here) es una de ellas.
En 1970, Rubens Paiva (Selton Mello) es un ex diputado del Partido Laborista, que regresa de su exilio tras su destitución en el Golpe de Estado de 1964, cuando el gobierno militar tomó el control del país. Vive una vida feliz y tranquila al lado de sus cuatro hijas, su hijo y su adorada esposa Eunice, a quien la veterana actriz Fernanda Torres le da vida en este filme. Las dinámicas familiares son típicas de una familia numerosa y de clase acomodada, pero con todas las interrupciones a la normalidad que supone un gobierno autoritario. Se nos plantea un escenario cuya estabilidad puede irse por la borda en cualquier momento. Es, como muchos otros elementos del filme, sutil pero contundente.
Cuando las consecuencias de las actividades clandestinas de Rubens tocan a la puerta, nos enfrentamos junto a Eunice a la incertidumbre de las desapariciones, censura, detenciones ilegales, interrogaciones, así como también la angustia y limitaciones legales de ser mujer durante esa época. Torres se salva de dar una actuación lacrimógena y melodramática, y ofrece en cambio un personaje lleno de temple y estoicismo, que procura con esperanza, ante las duras cartas que el destino y la vida le han otorgado, la justicia que puede conseguir.
La dirección de Walter Salles, conocido por su trabajo en la aclamada cinta Diario de Motocicletas y Central Station, trae una mirada que se mantiene estética y humana ante una historia real. La musicalización incluye una banda sonora surtida de canciones brasileñas muy populares durante los 60-70 y otras que fueron censuradas por la dictadura. La dirección de arte de Carlos Conti (Diario de Motocicletas, Cometas en el Cielo) nos adentra de forma adecuada en la época y ambiente, ya sea en un acomodado hogar en Río de Janeiro o en una fría y oscura celda clandestina. La misma es complementada con una dirección de fotografía que si bien no ofrece ninguna particularidad, sí retrata con fluidez la historia. Así también, estamos ante un guion emotivo, que presenta, sin exagerar ni abusar de su audiencia, una historia objetivamente triste y trágica que sigue emocionándonos hasta el último momento. Está adaptado sobre las memorias de Marcelo Rubens Paiva, hijo de Eunice y Rubens.
“Aún estoy aquí”, el título, nos habla de permanencia y fortaleza. Eunice sigue aquí, su familia está con ella, se mantiene firme y adaptándose ante los cambios de la vida, aún cuando se le ha arrebatado lo que más ama. Sigue, ante las injusticias, sin desmoronarse. Sigue aquí, aún ante las tragedias personales que ocurren después. Y ahí yace la belleza de la cinta, y la razón por la que me parece que la misma logrará perpetuarse: no se enfoca únicamente en narrar un evento trágico, sino en reconstruir belleza sin olvidar el pasado; más bien, viviendo en consecuencia de este.
Es imposible no notar las diferencias que existen entre la forma en que se aborda el tema de las desapariciones en I’m Still Here ante su contrincante Emilia Pérez, que le arrebató el pasado mes el Globo de Oro a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Mientras que la brasileña ofrece una perspectiva solemne, estilizada y respetuosa con la historia y dignidad de las víctimas, la película francesa hace parodia a un tema que ha afectado a miles de mexicanos, dándole redención al perpetrador sin expiar su culpa, sin ofrecer ningún tipo de aporte, y sin dejar espacio para las supuestas preguntas que, según su director, plantea.
Pese a que Brasil, el segundo país más grande de América, cuenta con una de las industrias de cine más grandes del continente, nunca ha ganado un Oscar. Ni siquiera con la mítica Ciudad de Dios, que no obtuvo nominación a Mejor Película Extranjera, pero sí a Mejor Director, Guion Adaptado, Edición y Fotografía, sin ganar ninguno. La madre de Fernanda Torres, Fernanda Montenegro, quien hace una aparición, es junto a su hija la única brasileña en lograr una nominación a Mejor Actriz, también por una película de Walter Salles. Considerando la calidad que posee I’m Still Here, nominada tanto como mejor Película Extranjera, Mejor Película, y Mejor Actriz, posiblemente esta podrá, finalmente, otorgarle al país carioca la alegría de este anticipado premio.