Killers of the Flower Moon está basada en la novela homónima de David Grann y cuenta la historia de los asesinatos de los habitantes de la nación Osage en Oklahoma en los años 20, después de que se descubriera petróleo en sus tierras. El FBI interviene para resolver los crímenes y descubrir la verdad detrás de ellos.

En términos de actuación y personajes, el reparto de la película se destaca, con actuaciones notables de Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone (a esta le dedicaré un párrafo), Robert De Niro y Jesse Plemons. DiCaprio interpreta a Ernest Burkhart, un hombre casado con una mujer de la nación Osage, papel que encarna Gladstone, mientras que De Niro interpreta a su tío, un hombre ambicioso que busca enriquecerse a costa de los Osage. Plemons interpreta a Tom White, el agente del FBI encargado de investigar los asesinatos. Todos los personajes están bien desarrollados y son interesantes de seguir.

El gran descubrimiento de la película es el de Lily Gladstone, una actriz desconocida para el público, a la que descubrió Kelly Reichardt en «Certain Women: Vidas de mujer (2016)» y posteriormente en «First cow (2019)». La joven intérprete está magnífica, en un personaje como el de Mollie al que es difícil no coger cariño, y que tienen unos cambios de registro creíbles, transmitiendo mucho tanto cuando sonríe como cuando está más enfadada. Un acierto la elección de Gladstone para el papel de esa joven perteneciente a la tribu de los Osage.

Hablar de Scorsese (The Irishman) es hablar de calidad cinematográfica.  Puede gustar o no, pero dudar de esa calidad es una locura.  Lo digo porque la dirección que tiene Killers of the Flower Moon es excelente, como siempre, y la cinematografía y el diseño de producción son impresionantes. La película está ambientada en los años 20 y la recreación de la época es muy detallada y realista.  Una vez metidos en los engranajes de unas vidas miserables, no para de angustiarse hasta el final. Si bien nos hace sentir parte del problema, nos deja claro el bando al que debemos adscribir. La moral es baja, pero sin lugar a duda. La película no juega a cambios de posición: ni engaños ni equidistancias. Scorsese no defrauda.

Lo que sí ocurre es que te hace sentir mal, muy mal, durante muchos minutos. Y cuando casi ha acabado con todo lo que podrías amar, llega a su tercera hora (recordemos que son casi 3 horas y media) y se paraliza. El metraje ahora parece kilométrico y sin curvas. Lento. Muy lento. Su final acelera y por fin vemos cuál era el propósito desde el principio. Pero ha costado llegar. Scorsese se alarga.  Y esto hizo con The Irishman, en la cual después de dos horas de metraje, vemos que aun nos falta una hora completa y un poco más para en su tercer acto acelerar de tal manera que nos hace pensar (al igual que aqui), “¿no podía contar esto en menos tiempo?”.

Ojo, que hablo en base a otros espectadores, que poniéndome en sus zapatos, esto puede ser un sacrificio que no quieren asumir, algo que yo, personalmente, he disfrutado.

Los aspectos artísticos y técnicos están muy bien trabajados en esta película, con una dirección de fotografía de Rodrigo Moreno, el habitual de las últimas películas del director, espectacular, y una banda sonora compuesta por Brian McOmber que ayuda a situarnos en ese lugar y esa época, y que no es nada repetitiva, pese a que tiene un tema central que escuchamos bastantes veces con algunas pequeñas variantes.  Premios de la Academia, por seguro.

He de reconocer, no obstante, que Killers of the Flower Moon no es perfecta. Tengo problemas con determinadas fases del metraje, el tratamiento de la violencia a veces puede resultar demasiado gratuito, y por lo que a mí respecta, el guión se habría beneficiado de un un mayor subtexto simbólico de haber profundizado más en la cultura y misticismo religioso de los Osage.  Después de más de 200 minutos de película, casi suena a broma que el desenlace final te lo cuenten en 3 minutos un grupo de músicos y locutores salidos de no se sabe dónde en un salón bar.  Y aquí señores, es que Scorsese termina de matar su propia película y aunque me parece la mejor del año pasado, es sin duda el problema más grave que tiene.