Resulta meritorio que una serie tenga todas sus temporadas siendo de gusto popular y de crítica.  Ozark es de las pocas que pueden darse el lujo de sacar pecho por ello.

La serie de Netflix sobre una familia que se muda al pueblo de Ozark para poder lavar el dinero de un narco que les amenaza y que dentro del pueblo encontrarán amenazas, tal vez más grandes que las del mismo narco, es una joya de inicio a fin.  Creada por Bill Dubuque y protagonizada por un coral de actores cada cual mejor no deja indiferente a nadie por su interesante trama y sus giros inesperados.

Pero ya lo hemos dicho todo, al menos en la tercera temporada y primera parte de la cuarta (y última).  La pregunta es: ¿valió la pena dividir esta temporada en dos? ¿Es el final el adecuado para esta serie?

De inicio, si, a las dos preguntas.  No te preocupes, que aquí no tendrás spoilers.

Las actuaciones son todas magistrales, destacando una vez más a Laura Linney y Julia Garner, pero esta vez sumando a un Jason Bateman que nos hace desarmarnos por momentos, como la genial escena donde pierde el control en el auto o cuando se confiesa ante su hija mostrando quien es el verdadero terror y enemigo de la serie.  Porque en el fondo, más allá de su trama, la serie desarrolla cómo el poder corrompe y lleva al abismo a todo aquel que quiere abusar de ello haciendo que haga hasta lo imposible para mantenerlo o conseguirlo.

Los desarrollos de los personajes son importantes y aquí es donde el guión brilla.  No estamos ante la familia Byrde que veíamos en la primera temporada.  Obviamente algunos villanos no tendrán desarrollo (hasta ahora quienes sí lo han conseguido totalmente han sido Lisa Emery con su excelente personaje de Darlene y Peter Mullan con Jacob Snell, dejando a Felix Solis con un desarrollo a medias para Omar Navarro), porque tanto Javi Elizonndro como Camila, pasan a ser villanos interesantes pero desaprovechados por el guión.  Están para mover la trama.

¿Que más se puede pedir de esta serie? La verdad es que nada y agradecemos que haya acabado por todo lo alto sin necesidad de querer seguir exprimiendo la trama y cerrando su historia de forma coherente, madura y muy real.

Ozark es una de las mejores series de la actualidad y de la plataforma de streaming (Netflix) que vale la pena ver y de la cual nos ha dejado un sabor dulce a pesar de su final agridulce.