Jesse Armstrong, el creador de Succession, había escrito el guión del capítulo número 1 de Black Mirror llamado “The Entire History of You” y es uno de los capítulos mejor escritos que tiene la serie.

El 9 que están viendo ahí no es ningún error.  La obra resulta extraordinaria por la fuerza del guión en sí, pero también por la impecable puesta en escena, dirección y actuación de sus protagonistas.  Cada capítulo, pule con delicadeza de artesano, unos diálogos ajustados al sarcasmo y a la tragedia moderna. En la brillantez y mordacidad de sus guiones está la clave del éxito, más allá de ese elenco coral en estado de gracia.

La serie es un vivo ejemplo de cómo se mueve la sociedad actual en estos ambientes empresariales cuando sus éxitos y fracasos afectan a toda una familia de multimillonarios.  La serie sigue la línea de “Six Feet Under” aunque esta va un paso más allá. Si en la serie de Alan Ball nos presentaban la desestructuración de una familia aparentemente normal, aquí partimos directamente de una familia disfuncional, donde las drogas, las infidelidades y las traiciones entran dentro de lo «normal», todo para quedarse con el poder.

La radiografía que Armstrong elabora sobre la alta sociedad norteamericana y sus privilegios ha reinado en los premios televisivos y ha llevado a la audiencia a confiar su tiempo a unos personajes despreciables, sin principios ni escrúpulos pero, en el fondo, entrañables. En ‘Succession’, al contrario de lo que puede suceder en otras ficciones, no hay a la vista un solo héroe por el que apostar, todos están ‘podridos’. Entonces, ¿por qué verla?

Sátira, porque ridiculiza los vicios de la oligarquía capitalista y mediática, y shakesperiana, porque nos hace experimentar auténtica emoción y empatizar con sus personajes, que tienen en común su mezquindad y su gusto por el poder, entre varios defectos, explotados con malicia e ingenio.

Sin embargo, y aunque normalmente la sátira contempla a sus personajes desde arriba, Armstrong y su equipo logran hacer que les miremos a los ojos y sentimos sus emociones, por muy detestables que sean.

Esa mezcla de comedia descarnada, brutal y hondura dramática convierten un argumento muchas veces formulado en la vanguardia de las series en un momento en que, por sobreabundancia de oferta, parece que está todo contado. Larga vida a los Roy.  Los extrañaremos mucho.

En muchos aspectos, Succession es como si “Juego de Tronos” y “Veep” hubieran tenido un hijo que viaja en helicóptero y con ropas caras de diseñadores. Y que nos ha regalado 10 de las mejores horas que hemos vivido en las últimas 10 semanas. Presenciar las miserias de los ricos engancha.


Poco hace falta hablar del apartado técnico, porque la verdad es muy similar al de la temporada pasada.  La serie es una masterclass de cómo se dirigen actores.  Jeremy Strong, Sarah Snook, Kieran Culkin, como los tres hermanos hijos de Logan llevan el nivel de sus actuaciones a momentos increíbles.  Pero Brian Cox y Matthew Macfadyen no se quedan atrás, principalmente este último con la bien lograda escena de la discusión con su esposa en la casa.  Nicholas Braun junto con Alexander Skarsgard (The Northman) son los que, si bien destacan, están un poco por debajo de los demás.

Eso sí, independientemente del contexto, la serie trata de la eterna búsqueda de poder, para la cual miembros de una misma familia están dispuestos a devorarse entre ellos, y consiguen hacerlo a la perfección.