The Umbrella Academy (la reseña de la temporada dos esta AQUI) cuenta con una premisa bastante curiosa.  Un señor adopta a varios niños con poderes y crea una organización llamada La Academia Umbrella, la cual lucha contra el mal.  Lo que es más interesante es que estos “hermanos” que se criaron juntos, son tan disfuncionales a más no poder.

La serie a la hora de decidir qué contar y cómo contarlo, parece tan disfuncional como sus protagonistas.  Porque algo que sí ha hecho gala esta serie, es de tener una necesidad de querer contar tantas cosas de manera muy atropellada, pero que por suerte no deja de ser entretenida.  Y lo digo porque por momentos, y es algo muy marcado en esta tercera temporada, la serie quiere que te despreocupes y la disfrutes pero luego cambia tan radical y busca ser extremadamente seria.  Y esto es un problema que arrastra el showrunner, Jeremy Slater, porque de esto mismo peca Moon Knight, serie creada por él.

Las actuaciones están bien, esta vez dando más protagonismo a Elliot Page y un poco más de profundidad al personaje de Ritu Arya y Emmy Raver-Lampman.  Robert Sheehan, un actor muy talentoso, vuelve su personaje a ser una especie de alivio cómico exagerado y mal aprovechado aunque en sus capitulos finales muestra un gran desarrollo, mientras que el personaje David Castañeda también le pasa el filtro del humor absurdo en muchas escenas.  Solo Tom Hopper y Aidan Gallagher a pesar de, siguen manteniendo un nivel interesante entre seriedad y humor, mientras que al mismo tiempo se siguen desarrollando.  Mencionar a los demás personajes de la dimensión alterna, es perder el tiempo porque la serie trata de darle desarrollarlos a medias, y no funciona muy bien (¿De verdad con el fin del mundo tan cerca, la mayor preocupacion de Ben es discutir con un grupo que aparecio de la nada y no son una amenaza?)

Ir mostrando lo que al director le interesa para generar intriga y ocultar cosas al espectador es un recurso muy utilizado en cine, pero siempre que se use de manera justificada.  Es decir, no vale que nos enseñes al grupo de personajes desayunando y teniendo una conversación vacía y que no aporta absolutamente nada para el espectador, porque hace que se aburra y pierda el hilo de lo que es importante, algo de lo que The Umbrella Academy acostumbra.  O en su defecto, regalarnos, una vez más, las quejas de los personajes con sus poderes (que todavía siguen descubriendo a pesar de que fueron entrenados para ello), y la “maldición” que ellos cargan con eso.

En definitiva, The Umbrella Academy es una serie que se queda a media en lo narrativo, y no es que sea algo nuevo y eso es lo peor.  Entretiene en una que otra escena de acción, de comedia o incluso de drama, pero es algo que no dura la temporada completa.  Una lástima porque su premisa siempre ha tenido potencial y sus dos ultimos capitulos son bastante interesantes.