Hollywood ha sabido sacarles partido a numerosas historias. Desde las más rocambolescas como “Bad Education” hasta las más indignantes como es “El Juicio de los 7 de Chicago”. Por eso cuando la directora Janicza Bravo decide hacer “Zola”, basada en un hilo de la red social Twitter (y uno corto de Reddit) pues las cosas eran claras: o salía totalmente mal o salía totalmente bien.
Para que haya algo de contexto, la película narra cómo una joven de nombre Zola, es engañada por una amiga para ser controlada por un proxeneta. Como la veracidad de la historia, para muchos es nula, la directora basa su guión a una primera persona ya que todo lo que vamos viendo es desde el punto de vista de Zola y lo que es mejor, muchas veces rompe la cuarta pared para enmarcar uno que otro comentario de la situación dándole más énfasis en ella.
Esto logra que el guión sea genuinamente una maravilla llena de momentos que no sabemos si reír o llorar, y que en pocas escenas podamos tener unos buenos desarrollos de personajes combinados con un buen desarrollo de historia.
Técnicamente tampoco es que se quede atrás. El tratamiento de la imagen y el color, consiguiendo también esa transición de tonos cálidos a fríos entre escenas, en función de lo que está sucediendo al momento es algo bien manejado. Porque la fotografía, muy parecida a las películas de los 90 ‘s donde se destacaban las sombras y altas luces en la edición, mostrando el filme más onírico en su forma, pero también la importancia a la hora de tratar las emociones, la fotografía es esencial. Porque ver a Zola, que la mayor parte del tiempo no está nada cómoda y eso se nota, tanto en su interpretación como en las paletas de colores y encuadres de cámara, es algo que debe ser OBVIO.
En lo narrativo funciona todo a la perfección en cuanto a manejo del tiempo narrativo, un drama grabado a modo de road-trip, pero permitiéndose licencias del mejor cine de suspense. Las actuaciones por parte de las protagonistas son impresionantes, principalmente Riley Keough, cómo maneja el slang es para admirar. Sobre todo, cuando se nos plantea su personaje al principio en el bar y en dos frases y una pausa de cámara, ya sabemos el contexto, y es precisamente eso lo que la hace buena; cuando se ve cómo trabaja con las elipsis y juega con ellas, donde es el espectador es quien rellena el contexto de todo sin darle explicaciones o detalles de sobra.
Zola es una de las mejores películas de este año y una gran sorpresa, que vale la pena disfrutar.