«SnowWhite« ha sido una espiral de situaciones desafortunadas que, por razones obvias, generan mala publicidad.

De entrada, es bueno saber que esta adaptación busca ser totalmente diferente al clásico de 1937, Snow White and the Seven Dwarfs, al punto de que hasta su nombre se limitó a Snow White. Y es que el filme dirigido por Marc Webb, desde fuera, es un desastre en todo el sentido de la palabra, lo cual terminará afectándole en taquilla (tal vez).

Si estás aquí para saber si es mala, pues te digo de entrada que no como se esperaba que fuera. O sea, no es buena, pero tampoco vas a estar viendo la versión de Pinocchio que sacó Disney en 2022 y que NADIE vio. Y quienes la vieron (como yo) sintieron dolores estomacales. Ojo, no confundir con la versión de Netflix con el mismo nombre, que salió el mismo año y que, por esa razón, le pusieron Guillermo del Toro’s Pinocchio para evitar confusiones.

«SnowWhite» la dirige, como dije, Marc Webb en piloto automático. Aquí no hay nada del director que acostumbra a tener un tono romántico en sus películas.

En cuanto al guion, pues tampoco es algo para tirar cohetes. Erin Cressida Wilson hace cambios significativos en la historia, pero que pasarán desapercibidos por ser o muy simples o muy cliché. La fotografía de Mandy Walker también pasa un poco desapercibida, con una exageración de CGI que daña la experiencia, mientras que la música de Benj Pasek y Justin Paul no molesta ni tampoco brilla. Tal vez haya uno que otro momento musical de los actores que sí sea interesante para el público en general, pero, luego de eso, nada más.

Ahora bien, a lo que vinieron: las actuaciones.

SnowWhite

No les voy a mentir, Gal Gadot no me parece tan terrible actriz como algunos quieren decir; sin embargo, casi me convencen en las casi dos horas de película, porque su actuación es igual que la de un palo. Es increíble cómo hay momentos en que se le hace difícil a cualquiera creer que es una villana que está molesta con la belleza de esta Blancanieves, porque Gadot se la pasa como si no le importara nada. Se nota que detrás de cámaras hubo mucha tensión, porque hay escenas en las que es bastante obvio que se editaron a favor de las actrices.

En cuanto a Rachel Zegler, pues no lo hace mal, pero a su personaje le sucede lo mismo que en The Hunger Games: The Ballad of Songbirds and Snakes (terrible nombre), donde se le carga de extrema soberbia y, a pesar de ser el personaje principal, no termina de empatizar con nadie. Tienes al personaje siendo buscado por la bruja malvada para asesinarla y, si en esta versión lo lograse, tampoco molestaría al espectador. Y no me queda claro si esto es culpa de Zegler, del director, de los productores, de la guionista o de quién.

Después, los demás actores son tan secundarios a nivel de desarrollo que, si no se contara con actores conocidos como Andrew Burnap, no me importaría en lo absoluto.

Lo que sí es una verdadera aberración son los enanos hechos en CGI. La escena de la cueva, donde están cantando y bailando, parece realizada con una IA a máxima potencia. Es terrible. Verlos es surrealista y, encima de todo, es penoso que se haya optado por un método como ese, que dista mucho de hacer que el público conecte.

Al final del día, SnowWhite es un filme muy básico de Disney y, para ser la adaptación de la primera película animada del imperio Walt Disney, es una barbaridad que se hayan tardado tanto y, encima, que haya sucedido lo que sucedió.

¿Verla en cines? Puedes esperar sin problema alguno hasta que se estrene en Disney+.

Veredicto

Lo único rescatable son algunos momentos.  Es entretenida, pero eso no justifica la salida a un cine al menos que tengas niños pequeños que si puedan disfrutarla.

3 / 10

Paddington y Paddington 2 son dos de las películas más queridas por la comunidad cinéfila. Originalmente un personaje de libros infantiles, el oso favorito de muchos ha crecido hasta convertirse en una franquicia que abarca cortometrajes, series animadas, películas y hasta una obra musical. No es de extrañar, entonces, que Paddington en Perú, la tercera entrega de la serie que comenzó en 2014, haya sido uno de los estrenos más esperados dentro de ese nicho.

El director Dougal Wilson debuta hace su debut en la saga, cuyas dos entregas anteriores estuvieron a cargo de Paul King (Wonka). Además, se nota la ausencia de Sally Hawkins, quien interpretaba a la señora Brown, siendo esta reemplazada por Emily Mortimer. Las familias cambian, y en las películas también. Los Brown se encuentran en una etapa distinta a aquella en la que estaban cuando encontraron a Paddington en la estación de trenes: el señor Brown está dispuesto a enfrentar los riesgos en lugar de prevenirlos, Judy, la hija mayor, va a entrar a la universidad, y Jonathan está más interesado en utilizar sus habilidades de invención para hacer lo menos posible. La señora Brown se siente nostálgica del pasado. La tía y Paddington siguen igual. Etapas.

En esta ocasión, la familia se embarca en una aventura distinta a Londres. Esta vez, se trasladan al otro lado del charco, a Perú, el país natal de Paddington. Pero, una vez allí, la directora de la casa de retiro de la Tía Lucy, interpretada por la magnífica Olivia Colman (The Crown), les anuncia que ésta ha desaparecido. Así que Paddington y su familia se embarcan en una aventura que los llevará por el corazón del Amazonas, en compañía de Hunter Cabot, interpretado por el legendario Antonio Banderas, y su hija Gina (Carla Tous), motivados por la posibilidad de encontrar El Dorado.

Paddington, convertido ya en un británico hecho y derecho, tiene que reencontrarse con su «oso interior» para que su instinto pueda guiarle hacia la tía Lucy, en una aventura que se siente distinta a las anteriores, no solo por su escenario, sino también por su enfoque. En esta ocasión, no se trata del oso de costumbres refinadas intentando encajar en Londres, sino de este, ya aclimatado, regresando con su familia a su antigua realidad.

Este cambio de director, el nuevo casting para la madre y el cambio de escenario ha dejado a algunos fans un tanto insatisfechos. Cuando las reseñas comenzaron a aparecer, se notó una tendencia: aunque la película debutó con un 93% en Rotten Tomatoes, es la de menor calificación de toda la saga. A pesar de ser amada, faltaban algunos ingredientes que hicieron que la receta cambiara, y la adición de ciertos personajes, así como el cambio de perspectiva y motivación de algunos, restó protagonismo a la familia Brown.

A pesar de todo, considero que la actuación de Olivia Colman  como Madre Superiora fue hilarante y entretenida, y Antonio Banderas, aunque tuvo quizás un poco de tiempo demás en pantalla, cumple con su cometido. Es difícil quedar mal ante un personaje tan entrañable como Paddington.

Como fan de la franquicia, solo puedo esperar que a nuestro oso le falten muchas aventuras más, y que podamos seguir disfrutando de la ternura, lecciones y modales de Paddington, con su familia, en cualquier rincón del mundo.

8 / 10

Marvel ha conseguido casi la gran mayoría de sus licencias y, al ver el increíble público que tenía la serie Daredevil, no dudó en explotarla de igual manera con Daredevil: Born Again.

Todo en la serie es una declaración de intenciones. Es Marvel diciéndonos (y diciéndole a Netflix) “yo lo haré, pero mejor que tú”, pero claramente no ha sido así. Ojo, que la serie no es mala y, de hecho, en los siete capítulos a los que tuvimos acceso, la historia y todo lo que la rodea es bastante entretenido e incluso arriesgado por parte de Marvel tomar un rumbo un tanto oscuro.

Sin desvelar mucho de la trama, la cual Marvel se ha encargado de ocultar lo más que ha podido, Daredevil: Born Again sigue, una vez más, a Matt Murdock, un abogado que también es superhéroe por las noches. Se verá cazado cuando su identidad secreta empiece a salir a flote.

Primero, lo bueno: es de agradecer que Disney no haya querido hacer un reinicio, sino que absorbió todo el buen trabajo que ha hecho Netflix, y básicamente tenemos una especie de “cuarta temporada” que también funciona como un reinicio, algo que le sienta bien y fresco. Primero, porque ya nos es familiar este mundo; pero, segundo, porque vemos cómo hay cosas nuevas y mejores.

Por alguna razón, Netflix le temía a la máscara y traje del llamado “Hombre sin Miedo” y nos dio un traje-armadura un tanto extraño pero al cual ya estábamos acostumbrados, por lo que ver cualquier detalle nuevo y/o diferente es de agradecer.

Daredevil: Born Again

Segundo, está el hecho de la historia y los actores, además de los personajes. Con la historia sucede que está bien estructurada, convence e incluso es creíble. Entramos fácilmente en este mundo, y con los personajes sucede igual. Vemos algunos nuevos, otros de otras series (hay un guiño genial para Ms. Marvel) y nuevas interacciones que cumplen lo suficiente.

Además, los desarrollos funcionan (¡por fin, Marvel!), y vemos cómo un acto del inicio (aquí sí no estoy de acuerdo y culpo a los guionistas) hace que todo el tablero se mueva y nos invite a ver varias facetas de los personajes, e incluso del mismo protagonista. Hay evolución, algo que a Netflix parece no importarle ya. Solo recuerdo cómo en la segunda temporada Matt Murdock era el mismo personaje por casi cuatro capítulos seguidos a pesar de varios sucesos que le estaban ocurriendo.

Ahora, ¿qué es lo malo?

El exceso de pantalla verde es algo que le juega en contra constantemente. Es horrible ver cómo deben acudir a un efecto tan miserable como una luz parpadeante de un edificio para poder tapar los malos efectos especiales. Simplemente penoso.

Pero lo que es aún más penoso es ver cómo una serie que tenía unas excelentes escenas de acción bastante modernas, ahora acude a realizar hasta cinco cortes de cámara para una pelea en una habitación con solo dos personajes. No hay una forma adecuada de aceptarlo.

Esto es una serie de acción de un personaje de cómics, así que simplemente graben buena acción.

La fotografía también falla, y es culpa de la exagerada pantalla verde, que hace que no se aprecie lo suficiente, algo descabellado cuando vemos que los directores de fotografía son Hillary Spera y Pedro Gómez Millán.

La música está a cargo de The Newton Brothers, quienes remasterizaron el clásico intro de X-Men ’97 y que aquí, básicamente, hacen la misma función. No destacan, ya que toman gran parte de las canciones y les dan un toque distintivo, pero mantienen la misma esencia.

Al final, Daredevil: Born Again es una buena serie que cumple su propósito y que, de hecho, está mejor que muchas otras de la casa Marvel, como She-Hulk o Echo.

Veredicto

Las cosas negativas que tiene no dañan la experiencia de volver a ver una buena serie de superheroes.

7 / 10

El director de Longlegs, Oz Perkins, vuelve este año con The Monkey, otra película de terror, esta vez apadrinada por Stephen King y James Wan.

La historia sigue a los gemelos Hal y Bill, quienes descubren un antiguo mono de juguete que pertenecía a su padre y que, aparentemente, está maldito, lo que lleva a los pequeños a «encerrar» el juguete. Años después, ya adultos, un sinnúmero de muertes extrañas comienza a ocurrir, y los hermanos, que estaban distanciados, tendrán que reunirse para descubrir cómo el mono de juguete está ocasionando estos sucesos.

Si la trama te parece totalmente absurda, descuida: la película va por el mismo camino. No solo es un filme de terror, sino también una comedia negra (y bastante), todo ello mezclado con un estilo muy propio del cine de serie B.

Porque The Monkey es una fórmula extraña que realmente llama la atención, como comer un sándwich de queso preparado por tres chefs de renombre. Si esperas algo similar a Longlegs, esta no es tu película, ya que está totalmente alejada de ese estilo. Si buscas terror en la línea de The Conjuring, tampoco es lo tuyo. Y si esperas una historia clásica de Stephen King, como The Stand, aquí no la encontrarás.

Entonces, ¿qué encontrarás en esta película? Una gracia, una travesura, un cuento corto lleno de humor negro y terror de serie B para pasar el rato, que no exige más que la complicidad del espectador en su disfrute.

Porque, a la vista está, The Monkey es un chiste, una especie de disparate que no busca más que entretener a un tipo de espectador en concreto. Nada de lo que ocurre aquí es remotamente plausible ni lógico. Es una sucesión de muertes imposibles, casi en formato de sketches, buscando constantemente el “más difícil todavía”. Un festival de sangre y gore (que, aunque presente, tampoco es tan extremo debido a lo irreal que resulta) que hará las delicias de los espectadores forjados en el cine de terror ochentero y en maratones de cine de serie B.

Osgood nos deleita nuevamente con su gran gusto musical, usándolo como recurso o por simple devoción, como ya es costumbre. En cuanto a la fotografía de Nico Aguilar, es algo más oscura, recordando a veces los planos de Tim Burton (en sentido figurado). Sin embargo, por momentos también parece haberse creado para Netflix, con ese aire a videoclip y cierto sinsentido, como un remix entre un episodio de Pesadillas y otro de 1000 maneras de morir. Es una película pensada para disfrutarse a cualquier hora y por todo tipo de público, aunque oficialmente tenga clasificación “R”.

En su manera de estar rodada, también recuerda a IT, con la historia de fondo sobre el paso de la niñez a la adultez, el uso de múltiples clichés y la aparición del mono solo cuando es necesario, como ocurría con Pennywise.

Hablando del protagonista, el mono, tampoco interactúa demasiado. A fin de cuentas, es un muñeco, aunque los niños lo utilizan como una especie de Death Note. Sin embargo, este tiene más personalidad de la que uno esperaría. Aunque eché en falta algo más de acción en sus escenas, no me resultó para nada escalofriante. Me atrevería a decir que genera una paradójica sensación de ternura.

A nivel actoral, todos parecen estar pasándola bien, y se les nota. Theo James se ve que lo disfruta, lo mismo que Tatiana Maslany. Incluso Elijah Wood y el propio director, aunque tienen un tiempo bastante limitado en pantalla, aprovechan sus momentos.

En resumen, hay que mentalizarse para entrar a la sala con la expectativa de ver una película entretenida, sin mayores pretensiones, con una colección de muertes (yo conté más de 15) al estilo Destino final. También es una oportunidad para echar unas risas y ver a un mono de juguete bastante tierno, pero maldito.

Veredicto

Soy fan del cine serie b.  Filmada a puro vértigo, ingenio y estilización recomendado solo para adoradores del splatter, esa mixtura entre terror y humor satírico con una permanente apuesta por la provocación y el exceso.

7 / 10

El año ha comenzado con películas interesantes, y ahora es el turno de Companion, la ópera prima de Drew Hancock.

Había cierta expectativa en torno a esta película. Tras ver su intrigante tráiler, no quedaba claro cómo se desarrollaría la trama ni hacia dónde se dirigiría la historia. No voy a destripar nada, tranquilos; parte del encanto está en dejarse llevar por la propuesta mientras te la van contando a su manera. Y aunque la gran sorpresa llegue en los primeros compases de la cinta, su mayor fortaleza radica en cómo desarrolla el universo que construye. La verdad es que, donde muchas otras suelen fallar, Companion logra mantenerse con bastante solvencia.

Nos encontramos ante una amalgama de géneros: hay thriller, survival, acción y, para mi total sorpresa, una gran dosis de comedia. De hecho, el tono desenfadado y ligero con el que se cuenta la historia es un gran acierto. Es un enfoque similar al de la reciente Blink Twice, película con ciertas similitudes, aunque considero que Companion es una propuesta bastante superior. Todo esto está aderezado con algunas escenas sangrientas y violentas que, aunque no abundan, resultan bastante satisfactorias dentro del contexto de la historia.

En cuanto a las interpretaciones, destaca una joven estrella que últimamente está en todas partes. Sophie Thatcher, quien venía pisando fuerte con su papel de joven mormona en Heretic, da aquí un paso adelante en su carrera. En Companion, se convierte en la protagonista absoluta, interpretando a un personaje nada sencillo y manteniendo el tipo con solidez. A su lado, compartiendo protagonismo, está Jack Quaid, conocido por The Boys, cuyo personaje es el verdadero catalizador de la historia y posee muchas más aristas de las que aparenta en un principio.

Uno de los puntos débiles de la película tal vez radique en un guion que maneja el empoderamiento femenino de forma torpe, amarillista e incluso vaga. Sin embargo, donde sí acierta es en el trasfondo que explora el impacto de la soledad y la necesidad de conexión en un mundo donde la tecnología intenta llenar esos vacíos emocionales. Aunque no profundiza tanto como Her, logra transmitir esa sensación de dependencia y vacío que puede generar el uso de inteligencias artificiales en nuestra vida cotidiana. Si hubiera optado por explorar más esta temática, quizá estaríamos ante una propuesta más redonda.

A nivel técnico, la fotografía de Eli Born es más iluminada de lo habitual, algo llamativo considerando que es un experto en el género de terror, con trabajos previos como el remake de Hellraiser o The Boogeyman. En cuanto a la música de Hrishikesh Hirway, pasa bastante desapercibida y no deja una huella significativa en la experiencia cinematográfica.

En conclusión, Companion es un filme entretenido que se inscribe dentro del género de ciencia ficción robótica actual, al estilo de Ex Machina o The Creator, pero con un enfoque más autocrítico y un tono que no teme reírse de sí mismo, aunque su mensaje sea serio.

Veredicto

Ésta crítica va a ser bastante corta porque es difícil hablar de ella sin dañar la sorpresa. La recomiendo a todos los amantes del género con ganas de pasar un buen rato, además su distendido ritmo y perfecta duración la hacen perfecta para ver en compañía de gente que no es tan aficionada a estos géneros.

6 / 10

Por alguna razón, se me pasó escribir sobre “Kill”, película que, a estas alturas, ya ha pasado un buen tiempo desde su estreno.

Ultraviolenta historia proveniente de la India que toma un poco de todo de los grandes clásicos del cine de acción moderno. Un tren es atacado por una violenta banda de forajidos con el fin de robar a los pasajeros. En el convoy viajan dos soldados de las fuerzas especiales del ejército indio, además del interés romántico de uno de ellos. La agresividad de los atacantes desatará la ira de los dos militares en un brutal baño de sangre.

Kill

No hay una sola película de acción de la cual esta película no haya tomado influencias: John Wick, Die Hard, Under Siege, Bullet Train, Extraction, y podría seguir mencionando referencias y aun así me quedaría corto. Sin embargo, no resulta molesto ni desproporcionado, porque, por suerte, el director, Nikhil Bhat, sabe cómo utilizar bien estas referencias y darle fuerza a su obra principal. Por eso, aunque sintamos que ya hemos visto esto antes, la forma en que nos lo cuenta es entretenida y pasamos por alto esa sensación. Todo queda, pues, en manos de las peleas, que, a pesar de desarrollarse en espacios tan angostos, se desenvuelven bastante bien, y en la violencia descarnada, que abunda a montones. “Kill” es una de las producciones más brutales llegadas desde la India, donde prima la acción por encima de todo lo demás. Y es que no ofrece ninguna otra cosa.

El apartado actoral cuenta con conocidos actores del país, como Laksh Lalwani, Tanya Maniktala o Abhishek Chauhan. No se muestran convincentes en algunas de sus intervenciones y logran provocar carcajadas cuando el objetivo es el contrario. En cambio, Raghav Juyal, como el villano principal, realiza una labor encomiable y consigue generar una gran antipatía hacia su personaje, al dotarlo de una innegable ironía. Todas las escenas con Raghav Juyal son extraordinarias y, sin duda, lo mejor de la película.

A nivel técnico, “Kill” logra cumplir con lo justo. La música de Ketan Sodha, muy característica del cine de la India, casi ni se percibe, mientras que la fotografía del dúo Rafey Mehmood y Madhu Rao, por momentos, es demasiado oscura y, por otros, muy opaca. Aun así, no está mal para lo que quieren mostrar y señalar, cumpliendo con un propósito medio sin destacar.

Sin duda, lo mejor de la propuesta recae en las secuencias de acción. Las coreografías de artes marciales son excelentes, bien orquestadas y llevadas a cabo de forma espectacular. También los efectos especiales son realmente destacables, con grandes dosis de crudeza y sin dejar nada a la imaginación. Desde luego, revolverán el estómago de los espectadores menos curtidos.

Aparte del indudable espectáculo de acción que ofrece “Kill”, resulta interesante el foco puesto en las relaciones familiares de los integrantes de la banda de forajidos, un recurso inteligente para intentar crear cierta empatía hacia algunos de ellos.

Veredicto

Puro entretenimiento para estómagos duros.

5 / 10

Scott Derrickson dirige The Gorge, un filme que mezcla el género romántico con el terror y la acción, como si fuese un cóctel, lo que le da cierta frescura. Las cosas como son.

La trama se enfoca en dos agentes de élite que son secretamente contratados por una organización para que cada uno vigile una de las dos torres que protegen un abismo. Estos agentes son Levi, interpretado por Miles Teller (Top Gun: Maverick), y Drasa, interpretada por Anya Taylor-Joy (Furiosa: A Mad Max Saga). Es en estos dos personajes en quienes recae todo el peso de la película. La química entre los actores es palpable y se agradece bastante, porque el primer tramo del filme, que en su mayoría es una especie de comedia romántica ligera, se sostiene gracias a sus protagonistas y no por la historia de amor, que por momentos causa vergüenza ajena con unos diálogos exagerados. Al menos a mí me hubiese gustado que siguiera la dinámica de cine mudo que iba llevando, al menos en todo lo romántico del inicio.

El director de las magníficas cintas de terror Sinister y Black Phone, Scott Derrickson, se pone tras la cámara para rodar este trabajo, demostrando una vez más su habilidad para crear cierta inquietud con esas atmósferas perturbadoras y con alguna que otra escena de acción bastante entretenida. La banda sonora, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, complementa el ambiente tenso y emocional de la película, reforzando los momentos clave de la historia.

Tal vez el punto más flojo de la película sea el guion de Zach Dean, el cual estuvo en la Black List 2020 y cuya luz verde fue una sorpresa (aunque no sorprende que haya sido para streaming y no para cines). Dean estructura parte de su guion con uno que otro cliffhanger y una trama un tanto absurda dentro del abismo, que se pasa porque ya uno ha llegado hasta ahí, pero no resulta nada convincente. Y encima no ayuda para nada la dirección del cineasta, quien, aunque maneja con buen pulso todos los géneros que toca, a veces tiene dificultades para hacer la transición entre terror y acción.

Por último, las escenas de The Gorge están desarrolladas de forma muy correcta. Tanto los duelos a distancia con armas como los combates cuerpo a cuerpo están cuidadosamente coreografiados y correctamente filmados, un aspecto fundamental en este tipo de secuencias, en las que se puede visualizar sin problemas qué está sucediendo en todo momento y seguir el intercambio constante de montaje sin confusión.

The Gorge es un filme muy entretenido que cumple en su duración más de una hora, con personajes bastante carismáticos. No escribí sobre los secundarios porque apenas aparecen en pantalla, como es el caso de Sigourney Weaver, quien solo está ahí para cobrar el cheque e irse a su casa.

Veredicto

Vas a entretenerte, de eso no hay duda.  Es una pelicula con la que pasaras un rato muy agradable y ya.

5 / 10

Marvel contrata a cinco guionistas para escribir Captain America: Brave New World. Estos guionistas ya venían con experiencia en los personajes porque (algunos) estuvieron involucrados en otro proyecto de la Casa de las Ideas.

Captain America: Brave New World

Malcolm Spellman había creado “The Falcon and the Winter Soldier”, y básicamente la historia que nos ocupa es parte de su creación, en la cual ayudó Julius Onah, quien es el director de este filme. En esta ocasión, el nuevo Capitán América, Sam Wilson, intervendrá en un complot conspiracional político cuyo objetivo es el presidente de los Estados Unidos. Esta es la trama sin desvelar nada, y tampoco es que los más de dos tráilers, clips y otras cosas que saca Marvel no lo digan, ya que hay mas en la trama que no se «puede» desvelar. De hecho, Marvel apuesta más por no mostrar personajes nuevos en su promocion que por desvelar la trama. Para ellos es mejor así, asumiendo que les da igual que se desvele trama.

Tampoco les vengo a mentir, no es que hayan giros radicales, o una trama profunda y compleja, o personajes muy bien desarrollados, o algo mas alla de lo que siempre hemos visto. Osea, tenemos una película entretenida que cumple su función.

También admito que quisiera salir de la sala de cine pensando haber visto algo que me haga sentarme a analizar y evaluar todo lo que vi, así como lo hace The Batman (que por mas que sus detractores intenten, el filme tiene sustancia) o como (casi) consigue WandaVisiondonde hace falta una segunda revision para captar algunos elementos. Osea, que sea algo más que “la aventura del día del personaje tal”. “Captain America: Brave New World” tiene todas las cartas a nivel argumental, tanto fuera como dentro de pantalla, para ser una revisión de varios temas que toca por encima, como el racismo, la política actual, el terrorismo e incluso la migración. Es interesante cómo aborda ciertos temas, pero no los desarrolla y deja muchas otras capas por explorar, careciendo de la grandeza de la que tanto alardea con su «profundidad».

Lo hace con un Sam Wilson (interpretado por un muy correcto Anthony Mackie) completamente humano, donde te dejan claro que “no le hace falta el súper suero para ser un héroe”. Todos los demás cumplen con sus personajes de la manera más correcta posible, desde Harrison Ford hasta Liv Tyler, pasando por (un tardío) Tim Blake Nelson y hasta Shira Haas. Tal vez a destacar está Giancarlo Esposito, y se agradece bastante que no haga otro Gus Fring. Es increíble cómo Marvel logra reunir en una misma película tantos talentos y aun así no consigue explotarlos al máximo.

Ya dicho todo esto, que son los pilares de Marvel, ¿qué puede haber? Escenas de acción que podrían ser más curtidas en esta época donde “John Wick” cambió las reglas del juego en el cine de acción, una fotografía que cumple aunque a mí no me gustó, y música a cargo de Laura Karpman, quien ya ha trabajado con Marvel en Ms. Marvel y que hace un muy buen trabajo. Tal vez lo que más disfruté del filme, además del cartel, que la verdad sea dicha, para lo mal que suelen diseñarlos, este es bastante refrescante.

Hay escenas interesantes, algun que otro encuadre, planos que sugieren pero mas nada.  Algún dia llegaremos, o al menos espero.

“Captain America: Brave New World” pasará a la historia como otra película de Marvel, que cumple su propósito de entretenimiento pero más nada. No es que estarás viendo lo peor de Marvel, porque no lo es, pero tampoco es que estés viendo el “antes y después”. ¿Que puede explotarse mejor? Claro que sí, y al menos eso esperaba, pero agradezco haberme desconectado dos horas de mi vida en donde tal vez estaría jugando Bloodborne y molestandome con perder cada partida.

Veredicto

Captain America: Brave New World es…entretenida. ¿La puntuacion entiendes que debe ser mas alta? Yo tambien lo esperaba.

5 / 10

¿Adónde van los desaparecidos?

Busca en el agua y en los matorrales

¿Y por qué es que se desaparecen?

Porque no todos somos iguales

–          Desapariciones, Rubén Blades

Se estima que más de 300 personas desaparecieron de manera forzosa durante la dictadura militar de Brasil, entre 1964 y 1985. Puede sonar como un número no muy grande, especialmente comparándolo con sus contemporáneos Chile y Argentina, pero se trata de 300 historias de familias destruidas, incertidumbre, desconfianza, y heridas permanentes. Ainda Estou Aqui (I’m Still Here) es una de ellas.

En 1970, Rubens Paiva (Selton Mello) es un ex diputado del Partido Laborista, que regresa de su exilio tras su destitución en el Golpe de Estado de 1964, cuando el gobierno militar tomó el control del país. Vive una vida feliz y tranquila al lado de sus cuatro hijas, su hijo y su adorada esposa Eunice, a quien la veterana actriz Fernanda Torres le da vida en este filme. Las dinámicas familiares son típicas de una familia numerosa y de clase acomodada, pero con todas las interrupciones a la normalidad que supone un gobierno autoritario. Se nos plantea un escenario cuya estabilidad puede irse por la borda en cualquier momento. Es, como muchos otros elementos del filme, sutil pero contundente.

Cuando las consecuencias de las actividades clandestinas de Rubens tocan a la puerta, nos enfrentamos junto a Eunice a la incertidumbre de las desapariciones, censura, detenciones ilegales, interrogaciones, así como también la angustia y limitaciones legales de ser mujer durante esa época. Torres se salva de dar una actuación lacrimógena y melodramática, y ofrece en cambio un personaje lleno de temple y estoicismo, que procura con esperanza, ante las duras cartas que el destino y la vida le han otorgado, la justicia que puede conseguir.

La dirección de Walter Salles, conocido por su trabajo en la aclamada cinta Diario de Motocicletas y Central Station, trae una mirada que se mantiene estética y humana ante una historia real. La musicalización incluye una banda sonora surtida de canciones brasileñas muy populares durante los 60-70 y otras que fueron censuradas por la dictadura. La dirección de arte de Carlos Conti (Diario de Motocicletas, Cometas en el Cielo) nos adentra de forma adecuada en la época y ambiente, ya sea en un acomodado hogar en Río de Janeiro o en una fría y oscura celda clandestina. La misma es complementada con una dirección de fotografía que si bien no ofrece ninguna particularidad, sí retrata con fluidez la historia. Así también, estamos ante un guion emotivo, que presenta, sin exagerar ni abusar de su audiencia, una historia objetivamente triste y trágica que sigue emocionándonos hasta el último momento. Está adaptado sobre las memorias de Marcelo Rubens Paiva, hijo de Eunice y Rubens.

 “Aún estoy aquí”, el título, nos habla de permanencia y fortaleza. Eunice sigue aquí, su familia está con ella, se mantiene firme y adaptándose ante los cambios de la vida, aún cuando se le ha arrebatado lo que más ama. Sigue, ante las injusticias, sin desmoronarse. Sigue aquí, aún ante las tragedias personales que ocurren después. Y ahí yace la belleza de la cinta, y la razón por la que me parece que la misma logrará perpetuarse: no se enfoca únicamente en narrar un evento trágico, sino en reconstruir belleza sin olvidar el pasado; más bien, viviendo en consecuencia de este.

Es imposible no notar las diferencias que existen entre la forma en que se aborda el tema de las desapariciones en I’m Still Here ante su contrincante Emilia Pérez, que le arrebató el pasado mes el Globo de Oro a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Mientras que la brasileña ofrece una perspectiva solemne, estilizada y respetuosa con la historia y dignidad de las víctimas, la película francesa hace parodia a un tema que ha afectado a miles de mexicanos, dándole redención al perpetrador sin expiar su culpa, sin ofrecer ningún tipo de aporte, y sin dejar espacio para las supuestas preguntas que, según su director, plantea.

Pese a que Brasil, el segundo país más grande de América, cuenta con una de las industrias de cine más grandes del continente, nunca ha ganado un Oscar. Ni siquiera con la mítica Ciudad de Dios, que no obtuvo nominación a Mejor Película Extranjera, pero sí a Mejor Director, Guion Adaptado, Edición y Fotografía, sin ganar ninguno. La madre de Fernanda Torres, Fernanda Montenegro, quien hace una aparición, es junto a su hija la única brasileña en lograr una nominación a Mejor Actriz, también por una película de Walter Salles. Considerando la calidad que posee I’m Still Here, nominada tanto como mejor Película Extranjera, Mejor Película, y Mejor Actriz, posiblemente esta podrá, finalmente, otorgarle al país carioca la alegría de este anticipado premio.

Veredicto

I’m Still here brinda una visión profunda y respetuosa ante un tema delicado, magistralmente dirigido en una producción en la que Fernanda Torres se lleva todos los aplausos. Manteniendo la dignidad y el respeto por las víctimas, es una bocanada de aire fresco en esta temporada de premios.

9 / 10

«Apple Cider Vinegar« está basada en un caso real: el de una influencer de salud y bienestar llamada Belle Gibson y cómo se lucró a costa de muchas mentiras que ponían en riesgo la salud de otros.

La historia, aunque real, tomará algunas licencias y dejará uno que otro agujero argumental para mantener al espectador entretenido. Aun así, está bien elaborada y estructurada. Y aunque, como mencioné, tiene sus debilidades, la showrunner Samantha Strauss, junto a un equipo de directores y guionistas hábiles, logra que no nos perdamos en ningún momento. La miniserie tiene algunos saltos temporales bastante marcados que, en manos de alguien menos experimentado, habrían sido un desastre, ya que no sigue una línea de hechos convencional, sino que va construyendo y tejiendo la historia de manera paralela.

Apple Cider Vinegar

Sin embargo, la serie no tiene el más mínimo interés en que empaticemos con su protagonista (ni con ningún otro influencer). Constantemente la golpea narrativamente y, en sus momentos más débiles, nos recuerda de una u otra forma que no es una víctima.

Este punto me pareció sumamente interesante porque, siempre—y cuando digo siempre, es SIEMPRE—las películas que tratan el tema de los influencers y cómo pueden ser personajes viles intentan, en algún momento, mostrarnos su lado más vulnerable para que empaticemos con ellos. Es algo totalmente humano el perdonar. Pero Apple Cider Vinegar no cae en eso y nos recuerda, ya sea a través de un personaje, una escena o un comentario, que Belle no es de fiar. Increíble el momento en el cumpleaños de su hijo, cuando cae al suelo con un supuesto ataque y el sonido se reduce para que escuchemos con total claridad a su exesposo decir: «No la lleven a emergencias, porque siempre ha odiado a los médicos», en clara referencia a una escena anterior donde ella afirmaba lo contrario.

En cuanto a las actuaciones, todas son interesantes y algunas muy buenas, pero ninguna extraordinaria. Tal vez, al ser en su mayoría personajes reales, el margen para destacar sea más reducido. Aunque eso no es excusa, ahí están Timothée Chalamet en A Complete Unknown o Sofía Vergara en Griselda. Dicho esto, las mejores interpretaciones vienen de los veteranos, como Susie Porter, quien da vida a Tamara, la madre de Milla Blake (interpretada por Alycia Debnam-Carey), y Matthew Nable, como el padre de la misma. Ambos transmiten mucho incluso con la mirada, logrando que el espectador los entienda e, incluso, les tenga algo de pena. En cuanto a Kaitlyn Dever, Aisha Dee, Ashley Zukerman y otros, cumplen bien, pero sin llegar a sobresalir.

En el apartado técnico, la música de Cornel Wilczek resulta extraña por momentos, ya que da la sensación de estar viendo una película de terror, pero acierta en los momentos más dramáticos. El soundtrack está lleno de canciones pop que buscan reforzar la idea del mundo ideal que los influencers proyectan. La fotografía de Toby Oliver juega con brillos e iluminación cuando representa ese mundo perfecto que Belle crea, pero cuando la muestra en la soledad de su casa y su verdadera realidad, se torna oscura e incluso sobria.

Al final, Apple Cider Vinegar es una miniserie muy entretenida que pone la lupa sobre los influencers de la salud. A diferencia de otras películas o series, aquí no se busca que sintamos compasión por ellos, sino que constantemente se les retrata de la peor manera posible. ¿Son realmente así? No lo sé, pero a nivel cinematográfico, es sin duda la visión más ácida que existe (incluso por encima de Not Okay, que ya tenía un final bastante mordaz).

Veredicto

No estamos ante la mejor miniserie, pero si se le agradece que tengas el pulso tan fuerte para llevar a sus personajes al limite principalemente a su protagonista.

6 / 10