Echo es de estos productos cinematográficos en donde uno constantemente piensa “hubiese sido mejor que la escena tenga esto u lo otro”.

La historia se centra en Maya Lopez, quien debe enfrentar su pasado de criminal y al mismo tiempo, trata de explicar qué sucedió con ella y sus actos en la serie de “Hawkeye”.  Esto es una historia de origen sin más ni menos.  Otra historia de origen para que conozcamos al personaje, sus motivaciones, y el camino a tomar a futuro, de los cuales, al menos en mi caso, ya estoy harto.

Harto de ver otra historia de origen, otra motivación y otros personajes que aparecen en pantalla y desaparecen solo para justificar que esto es un universo compartido.  Echo hubiese funcionado perfectamente eliminando totalmente sus orígenes.  De hecho, el resumen inicial, si se hubiese cortado hasta la escena del callejón hubiese sido un éxito, pero nada que ver y, de una forma muy torpe, la serie continúa dando la sensación de confusión en el espectador al ver de una forma muy acelerada, como nuestra protagonista va de un lugar a otro y pelea con un sin número de personajes, quien sabe porque.

Las series de Marvel no son series. Son grabaciones de más de 20 horas de metraje que luego en sala de montaje intentan arreglar. Y eso es imposible. Porque para sentar bien los cimientos de una serie hay que tener un mínimo de puntos claros sobre los que ir uniendo posteriormente mediante hilos narrativos. Una idea que tenga un principio y un final, y que tenga claro lo que quiere contar en medio. De igual manera sucede con los personajes, al haberse cortado tanto metraje, se nos aparecen y desaparecen personajes sin que podamos hacernos una idea de quienes son o porque están allí.

Echo son secuencias cortadas sin ton ni son.  Se mire por donde se mire, Echo es como producto cinematográfico un insulto al espectador. No se entiende ni siquiera como producto de entretenimiento, porque está mal pensada, mal ideada y mal ejecutada.  Y ahí voy con mi primer párrafo: constantemente uno piensa que pudo ser mejor si se dejaba la idea correr o si se podía hacer de otra forma.  Hay una escena muy interesante donde el personaje de Maya deja encendida una motocicleta y esta cae encima de un vehículo.  La mitad de la escena no hay ningún sonido, ya que el personaje es sordomudo, pero ese silencio solo dura menos de diez segundos, cuando se podía aprovechar y hacerla más larga para que podamos entender mejor lo que siente el personaje.

Mucho se había hablado de la violencia y la madurez que iba a depararnos la serie. Lo cierto es que hay algún momento en el que vislumbramos alguna que otra gota de sangre, pero esto poco tiene que ver con la madurez de un producto. Echo sigue los mismos esquemas que ya se han visto en tantas y tantas producciones Marvel. Personajes unidimensionales en los que cualquier atisbo de complejidad brilla por su ausencia.  Y lo que es peor, no parece que este panorama vaya a cambiar, y más cuando tenemos series como The Boys, donde desdibuja a los superhéroes o tenemos también a Logan, que hace una revisión de un género y encima del personaje.

Alaqua Cox y Vincent D´Onofrio hacen todo lo que pueden con sus personajes, saliendo más airoso Vicent como un increíble Kingpin, pero con un desarrollo perdido.  Charlie Cox aparece y desaparece como si fuese una estrella fugaz, al igual que Jeremy Renner.  El legendario Graham Greene, es otro que apenas puede hacer algo con lo que le han dado.

En resumen, Marvel lo ha vuelto a hacer; pero en mal. El rumbo de la mayoría de las series no ha sido para dar gracias a Dios y esta no ha sido una excepción, con un mayor delito de que había material para hacer algo mucho mejor que lo estrenado desmarcándose del tono más desenfadado de muchos de sus productos marcándose su propio camino y apostando por un tono más crudo, realista y con más inspiración en los guiones. Lamentablemente, lo tercero se lo saltan.