En el 2020 Paramount Picture anunció a Sonic, una película basada en el famoso videojuego del erizo azul.  Ya hemos tenido malas experiencias con películas pasando a videojuegos (no hace mucho tuvimos a Mortal Kombat) y no es que todo salga tan bien como se espera.  Sin embargo, Sonic fue un filme muy divertido que al menos cumplía su rol de entretener sin muchas pretensiones.

Esta vez Paramount vuelve a contar con su director, Jeff Fowler para hacer una secuela directa del erizo (Sonic The Hedgehog 2) y con los mismos protagonistas.  Para esta ocasión cuentan con John Whittington (guionista de Lego Batman Movie) junto a Casey y Miller para escribir esta historia.  La cual al final tampoco es que sea algo del otro mundo ni novedoso, por suerte todos están claros de lo que tiene entre manos y no pretenden vender nada distinto que no sea otra comedia familiar divertida.  El argumento es lo de menos, aquí lo que importa son los chistes, la diversión y ver a Sonic, Tails y compañía correr por todos lados.

Los personajes son todos planos, porque tampoco importa un desarrollo.  James Marsden sabe que su personaje es totalmente secundario y decide disfrutar cada momento, mientras que Jim Carey suelta todo su arsenal cómico hasta donde el filme le permita.

Por otro lado el director sabe que su personaje es rápido y por ende no se permite que el ritmo narrativo decaiga o sea lento, así que en sus casi dos horas de duración el filme va tan acelerado que cuando vienes a darte cuenta ya tienes una hora pasada.  Y claro, también sabe que se trata de un videojuego, así que llena la película de los famosos easter eggs para los mas fans.

Al final Sonic The Hedgehog 2 es un filme muy divertido que cumple su cometido de entretener.  Ni más ni menos.

Veredicto

Sonic The Hedgehog 2 es divertida, agradable, bastante acelerada y muy cómica, que cumple su objetivo de entretener sin pretensiones.

5 / 10

Las distopías suelen tener ciertos tipos de gracias porque son paralelismos con el que todos imaginamos, y más si somos fans del cine de ciencia ficción.  Hace poco Netflix sacó Sweet Tooth y el año pasado salió (después de tantos retrasos) A Quiet Place Part II.

Esta vez HBO (amparado en HBO Max) decide sacar DMZ, basado en un comic donde estalla una guerra civil y parte de la ciudad (Manhattan en este caso) se convierte en una zona desmilitarizada, donde Alma (interpretada por Rosario Dawson) pierde a su hijo y decide emprender un viaje en su búsqueda.

La mini serie no se pierde en su desarrollo de personajes.  De hecho, es lo mejor que tiene y de lo que puede sacar pecho, porque tanto la presentación de los personajes como sus desarrollos son totalmente ingeniosos y acertados.  Los entendemos y fácilmente podemos sentir empatía o desagrado con cada uno de ellos en cuanto al guión y al director les conviene.  Su verdadero problema está en el desarrollo de su historia, en su ambientación y en la dirección tomada.

Vemos a Alma Ortega caminar con toda la calma posible en un supuesto mundo lleno de peligros y personas armadas dispuestas a matar al primero que se les cruce, pero la ambientación le resta mucho porque no se siente la sensación de peligro que se supone debe impregnar en estos títulos.  Mientras que en A Quiet Place Part II sentimos como cualquier mínimo ruido puede ser un problema para nuestros protagonistas, en DMZ nos olvidamos a mitad del segundo capítulo que estamos ante una zona desmilitarizada.

Por otro lado tenemos el desarrollo de la historia que es totalmente caótico.  Si bien es cierto que el drama familiar es una historia casi central, esto es llevado a una exageración que se nos olvida en que estamos metidos.  Basan su estructura narrativa en un montón de clichés y olvidan el hilo argumental por momentos.

Y en cuanto a la dirección, Robert Patino parece gustar más por la novela mientras que Ava DuVernay, opta por hacer un melodrama bastante pesado que por suerte cuando uno empieza a aburrirse, termina acabando.

Veredicto

Apenas cuatro capítulos que no saben qué dirección tomar.  La serie a pesar de contar con un buen desarrollo de personajes, no es suficiente.

3 / 10

Pixar se ha hecho un nombre en la industria, después de la pandemia han estrenado todas sus películas en la plataforma de streaming Disney Plus.

En el 2020 iniciaron con “Soul” que fue todo un éxito de crítica y taquilla, en el 2021 fue con “Luca” y ahora ha sido con “Turning Red”.  La cinta de Domme Shi, la cual fue la mente maestra tras el corto “Bao” que maneja un tema muy similar al de este filme.

Mei Lee es una niña segura de sí misma y un ejemplo para su familia, principalmente para su madre quien de alguna manera se proyecta en ella.  Sin embargo, un día su cuerpo empieza a mostrar diferencias: cada vez que se emociona se convierte en un una especie de gato gigante color rojo.

Una vez más Pixar no tiene ningún miedo en tratar de forma clara y abierta, problemas humanos que otras productoras no se atreven; en esta ocasión la primera menstruación, el control de la familia y la búsqueda de la propia identidad.  El filme se va desgranando poco a poco, a veces de forma más metafórica y otras de forma más evidente pero todas las temáticas se consiguen tocar de forma sensible y humana, exponiendo la vida como es, sin decoraciones ni alarmas, gracias a un guión maduro y conciso que aunque no se preocupa en desarrollar a sus personajes al menos si trata de hacerlo con su historia.


En la parte visual, el estudio cumple y brilla.  Es una maravilla los detalles que tiene Pixar con sus personajes principalmente con el gato o panda, donde hay momentos que podemos ver el pelaje o los escenarios.  Realmente Pixar no tiene ningún rival en este apartado.

Su único error está en su tercer tramo donde la reflexión se diluye un poco para dar rienda suelta a lo visual y pierde un poco de fuerza en su guión, haciendo que las escenas sean demasiado largas y los gags más repetitivos (y algunos fuera de tiempo).

¿Es un buen filme? Claro que sí.  ¿Es el mejor de Pixar? Para nada.  Por algo extraño la calidad de la casa no se ha perdido pero si se siente menos fuerte que en sus anteriores filmes como “Ratatouille”, “Up” o “Finding Nemo”.

Veredicto

Un filme entretenido y tierno, tocando temas que no son muy comunes para otras productoras, sin embargo a pesar de esto no es que estemos ante la mejor película animada y se desinfla en su tercer acto.

7 / 10

Para todos fue una sorpresa cuando Warner anuncio a Matt Reeves como director para la próxima película de The Batman (el guión de Affleck se llama The Batman).  Luego fue otra sorpresa que hayan tomado a Robert Pattinson para interpretar al famoso personaje playboy durante el día y detective en las noches.  Y más después de que Ben Affleck haya demostrado ser uno de los mejores Batman en la ya mencionada Zack Snyder Justice League.

Debemos tener en cuenta que el director Matt Reeves desestimo el guion ostentoso que había escrito Ben Affleck, donde Batman ya tenia una cartera de villanos atractiva y era mas experimentado.  Para esta versión se opta a un Caballero Oscuro que esta dando sus primeros pasos y está aprendiendo sobre cómo llevar a su alter ego con su vida normal.  Más allá de sí es la misma historia o no hay una gran diferencia: el tono.

Mientras que Christopher Nolan optaba por un estilo muy orientado a la acción, con giros rápidos mezclados con juegos mentales, más propio de filmes de acción, donde la influencia principal es el director Michael Mann, aquí Reeves opta por un filme mas orientado al thriller psicológico y al filme noir, donde su influencia es claramente David Fincher.  Porque The Batman es opresivo y perturbador, y se agradece porque de entrada se separa de cualquier producción de superhéroes habida en los últimos años, dándole al filme un sentido mucho mas aterrizado y real.  Reeves decidió atenuar tanto la épica como la exageración pop sin por eso descuidar la acción (hay muy buenas set-pieces automovilísticas o luchas cuerpo a cuerpo más propias del cine coreano).

Entre su exagerada duración (son tres horas, que no decae por su ritmo narrativo, pero le hace falta muchos más giros) y sus interesantes influencias, Reeves sabe que tiene entre manos y no permite que eso se les escape y mantiene durante todo el tiempo una estética que utiliza en función de las necesidades y de la lógica de su protagonista.  Un Robert Pattinson que logra convencer como Batman pero que parece faltarle un poco mas a su Bruce Wayne, ya que baila entre ser un personaje depresivo a uno Furioso tanto él como Batman, dejando a un lado al típico playboy millonario.  Y claro, en parte se entiende porque esta en sus inicios pero no se le siente un avance a ello.

Ahora bien, otro punto interesante es su historia y su guion.  Olvídense de estos efectismos que ahora las películas de superhéroes tienen (eternas secuencias de acción llena de explosiones y peleas, o diálogos plagados de humor o referencias a otros filmes).  Aquí todo se mantiene en lo mas real posible sin salir mucho de ahí.  Incluso Batman funciona como un vengador callejero que utiliza a los criminales de manera vengativa, entendiendo que “debe limpiar la ciudad del mal” a base de violencia ante estos criminales, sin embargo, a través de la trama detectivesca en la cual se involucrara, se ira dando cuenta que el mal criminal mas peligroso realmente esta en otro lado.  Y aquí representa a una Ciudad Gótica corrupta y destructiva.  No existe una sola institución o persona que se libre de esto (el director aprovecha esto para explotar el genero Noir en su mayor expresión).  El guion de Reeves y Peter Craig tienen más de una lectura en sus mensajes dentro de un guion extenso y lleno de tímidas metáforas interpretativas a partir de cada espectador.

Un último eslabón además de las interpretaciones de todos los involucrados (Paul Dano se roba la película en cada escena, mientras que Zoe Kravitz consigue una Catwoman a la altura y ni hablemos de Jeffrey Wright o Andy Serkis o Colin Farrell que hacen un trabajo formidable), es la música de Michael Giacchino que sabe emular es dark sound de los clásicos noir como “Chinatown” o cualquiera de la filmografía de Fritz Lang, donde el tempo esta bien medido y va creciendo.

Veredicto

Sin lugar a dudas The Batman es la mejor película de este personaje hasta la fecha y una de las mejores del año 2022.

Su defecto está en una duración exagerada que a pesar de tener un buen ritmo, al final del día y en pensándolo bien, pudo haberse cortado y no afecta en nada.

9 / 10

Existen muchas series de jóvenes en institutos y su día a día.  El famoso genero llamado “Coming of Age”, que nos muestran a estos jóvenes personajes en su viaje hacia la maduración.  Netflix tiene “Sex Education” con un tono relajado y educativo, Hulu tiene “Grown-ish” y HBO tiene a “Euphoria”.

La serie creada (escrita, dirigida y producida) por Sam Levinson es un trabajo que desde sus primeros planos te muestran un tono bastante adulto para el tema que representa.  Algo particular de la serie, porque juega tanto con el realismo como el sub-realismo.  Levinson quiere que veamos esto como si estuviésemos drogados todo el tiempo, y si alguien parece olvidarlo, la historia es contada desde la perspectiva de Rue (Zendaya) quien en estas dos temporadas ha estado drogada en cada uno de los capítulos, y en los unicos que no lo esta pues es espectadora de una obra de teatro.

La serie (Euphoria) mantiene a cada personaje como si fuese una adicción o trauma.  Y todo queda enfocado a esto cuando en cada capitulo te das cuenta que inicia con la infancia de cada personaje, seguido de cómo surge su trauma y de paso como la expresa.  En el caso de nuestra protagonista, Rue, con las drogas, mientras que Nate Jacobs (Jacob Elordi) con la ira o Maddy Pérez (Alexa Demie) con la dependencia.  A partir de ahí, cada personaje esta liderando una narrativa las cuales funcionan como secundarias y aportan a la historia principal.  Algo que en esta temporada flojea un poco, porque la serie quiere crear constantemente conflictos polémicos que (a veces) no se conectan con la trama principal, dando mas importancia a todo lo sucedido con los secundarios que con la principal, que es Rue.

Y es de agradecer que el guion siga manteniendo sus temas con frialdad y una crudeza espectacular, porque convierte a los personajes como los problemas (adicciones) y no a las personas, pero parece que ha perdido parte del norte y trata de mantener la historia principal agarrada con fuerza porque Rue es la narradora y no porque su historia lo amerite.  Seguimos viendo al personaje de Zendaya caer en drogas una y otra y otra y otra vez, sin ningún avance.  No es hasta casi el final de la temporada que podemos ver que hay algo que lo hace avanzar y aun así, no es que sea totalmente certero para futuras temporadas.  Lo mismo sucede con Jules (Hunter Schafer), quien por alguna razón ha pasado a un (casi) tercer plano junto a Kat (Barbie Ferreira).

Por otro lado, necesito citar lo maravillosa que es la dirección de cámara, el montaje y la producción de esta serie. Los planos no sólo están perfectamente medidos, sino que son ingeniosos en todo momento, al igual que las secuencias. Planos generales, planos-secuencia, primerísimos planos… todos ellos al verlos, hacen notar que detrás hay un gran espacio de reflexión para llevarlos a cabo cómo finalmente han sido mostrados.

Euphoria

El montaje y la producción van totalmente de la mano con la dirección de cámara, creando una conexión realmente asombrosa. Y he de citar la fotografía ya que consigue con esos colores de neón crear una especie de belleza artística en cada plano, por muy simple que este sea.

Sin duda esta segunda temporada de Euphoria, es una grata sorpresa y un gran alivio, que sin duda es de lo mejor que hemos tenido en este año (al menos en estos 3 meses) en cuestiones de series.  Si esta es la calidad que nos espera hasta diciembre, pues que bienvenidos sean.

Veredicto

La temporada 2 de “Euphoria” es bastante interesante y desarrolla mucho mejor a algunos secundarios que tienen potencial.  En el trabajo técnico sigue siendo extraordinaria, pero su gran defecto esta en mantener a su protagonista estancada por una falta de desarrollo lo cual da como resultado un estancamiento en la historia principal.

7 / 10

Hoy en día es una moda revivir clásicos del slasher, porque seamos honestos, es un genero muy divertido.  Hoy le toca la oportunidad a “La Masacre de Texas”, la cual es una secuela directa al filme del mismo nombre de 1974 y que ya ha día de hoy es un clásico de culto.

Aquella película era un terror bastante extraño.  El director Tobe Hooper se enfocaba mas en darnos una perspectiva desde los ojos del villano.  No es que la cámara seguía al villano, sino que le daba su tiempo a que se desarrolle, a que veamos como poco a poco las victimas se desesperaban ante algo que no conocían.  Esta versión de Netflix, dirigida por David Blue García, es todo lo contrario.

Aquí buscan justificar la existencia del asesino, algo que, abramos los ojos, en cines (y en el genero del slasher) no es necesario.  Pero no es que sea una mala película por esto, sino porque lo que ofrece (el mismo horror y tensión de la anterior), esta mal ejecutado y no tiene nada de lógica.

No hay desarrollo de nada, no hay lógica de nada y mucho menos hay personajes interesantes.  En lo técnico pues tampoco es que destaque mucho.  La fotografía de Ricardo Diaz, tratando de emular la de Daniel Pearl, con esos fondos desérticos y esa carga de calor en ella, pero poco lo consigue.  En cuanto a la música de Colin Stetson, pues pasa también muy desapercibida.

La historia que viene a manos de Fede Alvarez (Evil Dead, Dont Breath) pudo ser interesante, pero la verdad que mientras avanza nos damos cuenta que no lo es y se limita solo a querer ser “una secuela de la anterior” tomando tantos elementos como sea posible de la primera.

La verdad es que es mala y no le hace gloria al personaje ni al género, que otras si han logrado como Scream, Halloween o Chucky.  Al final se puede pasar de ella y en cambio, ver la original que bastante buena es.

Veredicto

El filme no termina de funcionar del todo y se convierte en una aburrida apuesta e intento de slasher, que da mas sueño que mal rato.

2 / 10

Cuando se anunció que James Gunn estaba haciendo una serie sobre “Peacemaker”, todo el mundo se quedo frio.  Seamos honestos, el personaje a pesar de tener cierto carisma, era más critica que gracia.

Pero después de haber terminado el capítulo final (con una gran sorpresa), pues la verdad que ni tan mal ha sido todo esto.  Y es que como se esperaba poco, entonces la gran mayoría llego con las defensas bajas y se ha podido disfrutar al máximo la primera serie del universo de DC.  Primero que nada, la serie no busca ser trascendental, ni tampoco transmitir algo más allá que una que otra critica y diversión.  Gunn no se exploto la cabeza en hacer algo más allá de lo que el personaje promete y se agradece que haya cumplido.

Lo segundo esta en su apartado actoral.  John Cena se traga al personaje de Peacemaker, y es bastante suelto.  No solo tiene un buen carisma, sino que también sabe transmitir ciertos momentos emotivos bastante bien.  Luego están los demás protagonistas, como Danielle Brooks que ya hemos visto destacar muchísimo en “Orange is the New Black” o a Jennifer Holland quien ya había tenido una ligera experiencia trabajando con Gunn en “Brightburn” (al menos en el ámbito de la producción).

Tercero, y no menos importante, el guion, que en este caso es puro humor negro y suelto, muchos gags de chistes infantiles bastante absurdos, exagerados diálogos de chistes y muchos momentos “wtf” que no dejan al espectador descolocado.  ¿Pero cumple? Pues la verdad es que si, porque desarrolla bien al personaje, hace que la trama avance gracias al desarrollo de la historia y sabe cuando y como mover a los secundarios para no parecer que está estancada.

Al final Peacemaker es una (mini)serie (anunciaron una 2da temporada, asi que…) bastante divertida que logra que el espectador no pase un mal rato.  Si buscas un entretenimiento ameno y absurdo, muy similar al de The Suicide Squad, pues adelante y disfruta.

Veredicto

Peacemaker es una divertida y absurda serie que además de ampliar el universo de DC, cumple con desarrollar (al menos) a uno de sus personajes.  No es que sea lo mejor pero tampoco es tan mala como algunos temíamos.

6 / 10

En el 2017 el director Kenneth Branagh (el mismo de “Belfast”) dirigió “Asesinato en el Orient Express” basada en uno de los tantos libros de Agatha Christie donde el protagonista Hércules Poirot, un experto detective busca quien cometió el asesinato de una persona dentro de un tren.  Con planes de ser una secuela directa, se ha estrenado (después de varios atrasos) (Death on the Nile) “Muerte en el Nilo”, contando con el mismo protagonista y el mismo director.

A diferencia de la anterior, que si supuso un éxito taquillero a pesar de la tibia critica, en esta ocasión está en ver si apenas puede recaudar la mitad de lo que ha costado, ya que en medio de una pandemia, con un actor involucrado en acosos, violaciones y hasta canibalismo y con un desinterés de la crítica, es difícil que lo logre (aunque no imposible).

Si en la anterior era todo un lujo que Branagh contara su historia a lo old fashioned, tomándose todo tan enserio, fiel a la novela (y los diálogos) y con un espíritu totalmente noble, este filme se convierte en un pesado entretenimiento que carece de la chispa irónica que acompaña a los filmes actuales.  Y no es que esto sea (del todo) malo, sino que hace que tengamos dos horas de filme en donde son pocas las escenas donde se sienten una oportunidad perdida para ser desenfadados y no se aprovecha.

La puesta en escena del director son correcta y bastante clásicas.  Por momentos se siente como un filme noir o detectivesco clásico, pero sin duda el mayor problema es un elenco desaprovechado y que no tiene química (y se siente), junto con un guion que parece escrito para teatro.

La quimica entre Gal Gadot y Armie Hammer es nula, pero si juntamos la de Armie Hammer con Emma Mackey pues apaga y vamonos.  Letitia Wright apenas tiene escenas y Tom Bateman o Annette Bening están ahí solo para aparecer.

Salvo algunas escenas de planos, la dirección y uno que otro giro (no sorprendente, pero si agradable) el Death on the Nile es una total decepción.

Veredicto

La vivaz interpretación de Branah como Poirot y su reparto de estrellas no logran mantener a flote a este filme de investigacion, que tiene buenas intenciones y una interesante direccion pero sin sustancia.

4 / 10

La temporada tres de Ozark no dejo indiferente a nadie, y más con ese excelentísimo final que dejo boquiabiertos a todos, incluyendo a sus protagonistas.  Ahora ha llegado la 4ta temporada (primera parte) e inicia exactamente en el mismo lugar donde quedo la anterior.

Las actuaciones vuelven a estar en buena escala, esta vez incluyendo a Alfonso Herrera como Javi Navarro, el sobrino prepotente de Omar Navarro y que destaca muchísimo como villano.  También Laura Linney y Julia Garner consiguen brillar como protagonistas y Lisa Emery, como siempre brutal como Darlene Snell.  A falta de una Janet McTeer la serie reparte entre Skylar Gaertner (Jonah Bryde) quien demuestra que puede estar a la altura y no podemos olvidar a Jason Bateman que esta simplemente espectacular.

Tampoco vamos a hablar de tecnicismos porque ya lo habíamos hecho anteriormente.  La fotografía es buena, la música es buena, le edición e incluso la dirección (destacando los capítulos finales donde detrás de cámara tenemos a Robin Wright, quien sabe darle mucho peso a los momentos dramáticos).

Ahora bien, lo que si vamos a mencionar es el guion, el cual cada vez es mas inteligente y que en esta temporada decide ser mas critico en cuanto a su propuesta y sus mensajes.  No es una ni dos las veces que la serie critica abiertamente a Estados Unidos.  Tenemos una escena donde los Bryde están cenando y en la conversación Linney dice que en EUA no importa de donde salgan los millonarios sino cuanto dinero tengan.  Pero así mismo critica a las instituciones gubernamentales como el FBI.

Otro punto a favor de Ozark es el desarrollo de los personajes.  NINGUNO de estos personajes son los que hemos estado viendo en la primera temporada.  Hay evolución en sus arcos, e incluso algunos toman decisiones en base a esa evolución (como es el caso de Ruth Langmore).

En conclusión, la cuarta temporada de Ozark es una un coctel explosivo en el que convergen todas las tramas.  Los últimos capítulos están bien rodados y con pulso, y su guion esta bien preparado.  Esto no es Breaking Bad o Midnhunter, ni busca parecerse.  Tiene su propio estilo, su propia identidad, y estamos contento con ello.

Veredicto

Claro que tiene sus defectos, pero aun así es un entretenimiento digno y muy bien hecho.  Sus personajes tienen un buen desarrollo que hace que cada capitulo sea una sorpresa para el espectador.

7 / 10

“Spencer” es una especie de biopic (película biográfica) de Lady Di, que se basa en un fin de semana a principios de los años 90´s, cuando la princesa Diana (Diana Frances Spencer) decide que su matrimonio con el príncipe Carlos no estaba funcionando y pedir el divorcio.  Tres días en sus últimas vacaciones navideñas en la Casa de Windsor.

El director Pablo Larrain ya habia creado un biopic similar hace unos años con “Jackie”, que narraba los momentos posteriores a la muerte de JFK desde el punto de vista de Jacqueline Kennedy, de una forma maravillosamente profunda y obsesionada en trasladar la fidelidad a la gran pantalla con escenas bien estudiadas al milímetro con tal de conseguir ese sentimiento de confusión, tristeza y desasosiego que había en el momento.  Sin embargo, para ese filme la belleza visual que el filme queria transmitir no era el adecuado porque, seamos honestos, el inicio conlleva el asesinato del esposo de la protagonista.

Creo que con «Spencer» Larraín enmienda parte de ese error y nos traslada a la vida de uno de los iconos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. Aquí no hay tanto fotograma real que recrear, pues todo se hace a puerta cerrada en la familia real británica, así que la obsesión no yace allí. Lo que verdaderamente mueve la película es la más que aparente pasión que su director muestra para con la protagonista y el tema que caracteriza la película. Hay una urgencia por mostrar estos tres días de Navidad que Diana pasa en una de las tantas casas de esta familia y por acercarse a una verdad que comenzó siendo un secreto a voces, pero que productos como este o «The Crown» han explotado de forma clara para, de nuevo, colocar a la familia real en el centro del huracán en cuanto a todo lo que sucedió con Lady Di.

Comentario de rigor: visualmente es un caramelo. El amor por la historia se traslada a lo técnico y Larraín nos encuadra a este trágico personaje de una forma excelente para mostrarnos la angustia, ansiedad y paranoia que uno puede llegar a sentir en un contexto similar. Lo irónico del asunto yace en el hecho de que esos palacios exuberantes, con más habitaciones que agujeros tiene un queso gruyere, es uno de los lugares más claustrofóbicos que plantea la película. De esta manera, a nivel atmosférico «Spencer» aparece como una verdadera clase magistral de tono y fotografía.

El vestuario es maravilloso y Greenwood pone una banda sonora que es capaz de anticiparnos la tragedia, incluso si la película no la muestra. La historia de Diana es tan conocida por todo el mundo que los creadores pueden permitirse jugar con estos supuestos tan arraigados en el imaginario popular. Sabemos quién es Diana y cómo termina, y agradecemos que el guión no se enfoca nada más que los tres días mencionados.

¿Y la actuación de Kristen Stewart? Esperábamos este párrafo para hablar de ello.  Stewart se desmarca con éxito de sus típicos papeles y ofrece un gran trabajo que seguramente se verá aclamado por el reconocimiento en premios y demás eventos. He visto muy bien a Stewart explicitando esa actitud contraída, perturbada y trastornada de una Diana atrapada entre dos aguas: las del rigor y la apariencia, y las de sus deseos más profundos como ser humano y libre.

Pero asi como todo lo bueno, hay cosas malas, y una de ellas, a pesar de haber dicho anteriormente que el guión es de agradecer que solo se enfoca en aquello, también es un problema que quiera forzar un poco la situación, con escenas un tanto absurda que pueden sacar con facilidad al espectador (como la de Diana jugando a los “soldaditos” con sus hijos), porque peca de sobreexplotar al personaje y la situación.  Y ni hablar del paralelismo con Ana Bolena, que en sus inicios es interesante, pero luego es totalmente absurdo dejando claro que las simbologías que utiliza Larrain para este filme son un tanto vacías e infantiles.

Al final el director consigue mostrar el acoso y el desesperamiento que sufre el personaje de Diana de una manera muy interesante y mucho mejor de lo esperado.

Veredicto

Muchos elementos elevan este filme y la convierten en una experiencia cuidada, absorbente y muy recomendable.

7 / 10